Costo de oportunidad

Esquivo crecimiento

Esta no es una economía en crisis, en el sentido de las crisis que tuvimos a finales del siglo pasado. Pero, es una economía aletargada, dice Gerardo Esquivel.

Felicito al Dr. Gerardo Esquivel por su artículo de Milenio de hace unos días, “Ya no espanten a la inversión”. Ojalá no le dé yo el beso de la muerte por felicitarlo. Se me asocia con la derecha y no sé por qué; probablemente porque tampoco soy estatista y de izquierda. No soy católico, no soy autoritario, no soy panista. En México no hay representación política para los liberales como yo. Pero, eso nos da una ventaja: podemos reconocer sensatez a lado y lado del pasillo. Tristemente, últimamente hemos encontrado vacíos y estulticia volteando a izquierda y derecha. Es genial, refrescante, esperanzador, leer a un economista de izquierda siendo sensato.

El artículo de Esquivel describe un fenómeno que es la conversación diaria entre estudiosos de la economía. Esta no es una economía en crisis, en el sentido de las crisis que tuvimos a finales del siglo pasado. Pero, es una economía aletargada, dice Esquivel. El PIB real no crece a un ritmo superior al de la población, y por ello estamos cancelando todas las posibilidades de desarrollo futuro.

No hay ninguna manera de que el crecimiento mejore en México en los próximos años, sin más inversión, pública y privada, doméstica y extranjera. La pública es importante porque si está bien orientada, puede ayudar a mejorar el ingreso de la mayoría de las familias y empresas en una economía. Aquí vale la pena preguntarle al humanismo cuatroteísta por qué no hacer una apuesta por la educación y la salud, es decir, el capital humano, en lugar de una apuesta por el concreto, que ha sido el común denominador en México.

También vale la pena preguntarle al Dr. Esquivel cuál es su evaluación de la política de inversión y consolidación del poder de mercado de los monopolios públicos de energía y electricidad. Le sacaron los recursos a educación y salud, y los mandaron a Pemex y CFE. Energía era un sector en donde teníamos headspace, espacio entre la cabeza y el cielo, como diría Napoleón, para crecer. Ahí corrimos a los inversionistas.

También hay oportunidad de crecer en inversión extranjera, pero el discurso nacionalista y la violencia corren a los extranjeros. Traen un plus: cambio tecnológico, gerencial, conexión al mundo. ¿Por qué no le gusta a la izquierda?

¿México va a tomar más deuda para financiar su gasto? ¿Las transferencias a las familias seguirán focalizadas en el padrón de Morena, o podría haber un retorno hacia condicionarlas a mejores desenlaces en educación y salud? Esquivel podría abogar por esa causa. Ojalá la retome y ojalá lo escuchen.

Esquivel fue la mente maestra atrás de Amlonomics, un ideario de política económica que promovió Morena y López Obrador antes de su elección en 2018. Luego, a Esquivel lo hicieron a un lado figuras más influyentes en el gabinete económico, como el secretario Ramírez de la O. Su desempeño en Banxico fue bueno. Pero, también era de los economistas que decía que México tenía que hacer refinerías porque teníamos que capturar el valor agregado de la industria petrolera en lugar de exportar el petróleo. También fue uno de los economistas que le puso el “Jetta en la cabeza” al presidente de que había medio billón de pesos anuales en los cajones de la corrupción presupuestal.

Dicho eso, ojalá que pueda influir en Sheinbaum. Compañeros de la “derecha”, no me lo descalifiquen. Si alguien podría tener interlocución es él. Aunque no sea la “enchilada completa”, aunque no lleve el mensaje a la presidenta de ponerle el freno de mano al estatismo echeverrista que promovía el expresidente López Obrador, el mensaje de su columna, de “no espanten a los inversionistas”, es muy bueno para la República.

Hace pocas semanas, el 13 de septiembre, se me quedó en el tintero que a la Senadora Kenia López Rabadán la estaban fustigando desde la “derecha” con fuego amigo por tener interlocución con la presidenta de la República.

A quienes nada más saben escribir con la dizque “derecha”: es al contrario. La interlocución entre fuerzas políticas se debe celebrar. Es el retorno a la normalidad democrática y republicana. El presidente Salinas en algún momento dijo “ni los veo ni los oigo”, pero sí los oía y veía. López Obrador decía que los oía y veía, pero no tenía interlocución real con sus opositores. Ojalá, dentro de lo que quepa, podamos recuperar el rumbo en materia de política económica. Ojalá Sheinbaum, y todos los demás, escuchemos a economistas del otro lado de la barda, sobre todo cuando estén diciendo cosas sensatas.

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