Fuera de la Caja

Primer acto

Muchas personas que se sumaron a la ola de López Obrador tenían ciertas ideas en mente de lo que esperaban que cambiara, y no han visto esos cambios.

Este fin de semana se cumplen seis meses del nuevo gobierno, y habrá además elecciones en seis estados: dos incluyen gobernador. Después de eso, esperar hasta 2021, cuando se elegirán doce gobernadores y se renovará la Cámara de Diputados (donde algunos podrán buscar la reelección).

Me parece que se cerrará con ello el primer acto de la nueva administración. Electoralmente, todavía cosecharán parte de la ola que les permitió obtener más de la mitad de los votos para la Presidencia, y menos para el Congreso, pero entre la sobrerrepresentación y el aprovechamiento abusivo de los membretes partidistas, les ha alcanzado para contar con mayoría calificada en Diputados, y una amplia ventaja en el Senado.

Según diversas encuestas, ambas gubernaturas en juego, Baja California y Puebla, serán ganadas por los candidatos de Morena, salvo una verdadera sorpresa. Dudo que esos candidatos tuviesen alguna posibilidad si no fuese por esa ola que comentamos, pero así es la suerte. Hay menos claridad en las otras elecciones, y en principio parecería que el PAN puede mantener buena parte de las alcaldías en Aguascalientes y Durango, y tal vez el Congreso local en Tamaulipas y Quintana Roo, pero hay menos probabilidad. En todos los casos, el PRI está prácticamente desaparecido.

Puesto que habrá más de un año de descanso en cuestión electoral, parecería lógico que ese tiempo lo aprovechen los partidos para recuperar su función: representar las diferentes perspectivas de los mexicanos. Como hemos insistido, Morena no es un partido político, y no parece haber mejorado en el último año. No tienen una ideología común, ni tradición política compartida, ni disciplina. Es una grey que sigue a un líder personal.

En la oposición, PRI y PRD son muertos vivientes. Rumbo a 2021, necesitarán definirse de alguna manera, si quieren seguir participando en la vida política nacional. Movimiento Ciudadano y el PAN, en cambio, cuentan con más posibilidades, pero no han logrado ubicarse de forma adecuada frente al gobierno actual. Son una oposición que no logra atraer el desencanto de unos y el enojo de otros. A partir del lunes, tendrán que actuar de forma diferente.

Me refiero al enojo y desencanto porque creo que son las emociones del momento. El enojo, ya sabe usted, es una actitud general en el mundo occidental, que precisamente ha permitido que demagogos populistas lleguen al poder. Sin embargo, esos triunfos no han cambiado la emoción, sino tal vez la han trasladado a otras personas. Por eso vamos para tres años de Trump y Brexit sin que Estados Unidos o Reino Unido se vean mejor que entonces.

El desencanto, sin embargo, es algo más novedoso. Muchas personas que se sumaron a la ola de López Obrador tenían ciertas ideas en mente de lo que esperaban que cambiara. No han visto esos cambios, y sí perciben que la violencia continúa creciendo (igual que antes), y ahora ven que la economía, que no tenía mayores dificultades, se detiene inexorablemente. Peor aún, una cantidad importante de funciones que la administración pública desempeñaba, unas mejor que otras, ahora están abandonadas. Del desabasto de combustible al de medicamentos, al de libros de texto. Anuncios de obras sin lógica económica, sin proyectos, que ponen en riesgo las finanzas públicas. Programas de reparto de dinero a jóvenes que no hacen nada al mismo tiempo que reducciones en ingresos de médicos en formación.

Por otra parte, la homilía diaria, los ataques a exfuncionarios, periodistas, empresarios, el enojo crece, y la decepción también. Muchos mexicanos se preguntan qué hacer en estas circunstancias. Para saberlo, es necesario comprender bien el momento actual. Hoy hemos visto el panorama político, mañana hablaremos de la economía. Después, propondremos ideas.

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