Fuera de la Caja

Teatro del absurdo

El partido que se ha ganado fama de esquirol, Movimiento Ciudadano, se lleva la actuación estelar de la semana.

Como habíamos comentado, estamos encaminados al caos, y éste se hace presente cada vez más. En esta semana, ocurren dos situaciones caóticas que merecen atención.

Primero, el sainete, o tal vez farsa, en la que hubo tres personajes: López Obrador, Larrea y Citibank. El primero quería que el segundo le cediese un tramo de ferrocarril, pero ya hace unas semanas le había asestado un golpe con la ley minera. El segundo, que pasó a visitar al primero, aceptó entregar las vías, pero a cambio de 500 millones de dólares. La comida terminó sin decisión, pero dos días después llegaron los marinos armados a tomar las vías mencionadas, y se anunció un decreto de expropiación, tal vez temporal.

Desde hace un año, Citibank había anunciado la venta de su banca minorista, en un proceso bastante desordenado, y se había quedado con un solo comprador, Larrea. Éste, viendo los dos golpes ya recibidos de parte de López Obrador, parece haberse desistido de comprar Banamex. López Obrador, enterado de ello, suponemos, dijo que él compra. Con dinero de los mexicanos, claro. Citibank prefirió anunciar que ya no vende, y que mejor hará un nuevo proceso, a través de la Bolsa, y será en 2025, cuando López Obrador ya no esté. En medio de estas escenas, se dice que ya hay un arreglo por las vías, no por 500 sino por 350 millones de dólares, pero López Obrador, en el lugar de sus éxitos, dice que no pagará nada.

Todo lo que comento es información pública, no tengo otra. Con ella, lo que queda claro es que el manejo de decisiones económicas es un caos en el que una persona que no tiene idea ni siquiera de cómo se maneja una tarjeta de crédito habla de miles de millones de dólares, retira concesiones, amenaza compras, calcula impuestos, y lo que logra, según lo veo, es confundir y amedrentar. No es el camino para atraer inversiones, eso es seguro.

La segunda obra en la temporada del caos cuenta con varios actores colectivos: los partidos políticos. Por un lado, anuncian que no tienen el menor interés en escuchar a la ciudadanía, y que ellos pondrán los candidatos. Es más, ya los tienen: Santiago Creel por el PAN, Alito por el PRI, y con eso están bien. Para que nadie les estorbe, el partido que controla el proceso, que es el PAN, anuncia que si alguien más quiere participar, que junte tres veces el número de afiliados que ellos tienen, nada más para ver si les dan boleto de entrada. ¿A qué? Nadie sabe. Ya habíamos dicho que las dirigencias partidistas no tienen interés alguno en ganar en 2024, pero ahora ellas lo confirman.

El partido que se ha ganado fama de esquirol, Movimiento Ciudadano, se lleva la actuación estelar de la semana. Se les ocurre, a dos semanas de la elección de Estado de México, iniciar una campaña en contra del PRI. Afirman, obviamente sin pruebas, que ese partido habría ya negociado perder en Estado de México. MC, recuerde usted, retiró a su candidato de esta elección, pero ahora claramente actúa en contra de la coalición que respalda a Alejandra del Moral. No hay lógica en esto, a menos que entremos en el terreno de la perversidad.

MC sabe que si el PRI gana en Estado de México, se fortalece la alianza que ellos han rechazado en varias ocasiones. Quedarían fuera por completo. En cambio, si gana Morena, el PRI se desfondará, y se abre la posibilidad de reemplazarlo en la alianza, o más seguramente, de contar con una plataforma verde-naranja, la coalición tulipán, que le sirva al excluido del proceso de Morena para, como él ha asegurado, estar en la boleta en el 24.

Los personajes se regodean en farsas y sainetes, sin entender que, detrás, se desarrolla una tragedia.

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