Luis Wertman Zaslav

Mundos paralelos

Cumpliremos en unas semanas dos años de pandemia y sus efector nos obligan a analizar muy bien qué sirve, de lo que en algún momento sirvió, y qué necesitamos crear.

La economía del mundo se expande, pero pareciera que no en las formas tradicionales que conocemos y eso puede ser el origen de su desequilibrio en los meses recientes.

Desde la contratación de profesionales vía remota, que implica nuevas reglas en el mercado laboral y de búsqueda de talento, hasta la conformación de bloques económico políticos como no se habían visto, el mundo financiero está dividido entre lo que conocía y lo que está ocurriendo a partir de la pandemia y su papel de detonador de cambios.

Pasan las semanas y la coincidencia internacional es combatir la inflación, aunque eso signifique sacrificar el moderado crecimiento que se espera en la mayoría de las naciones; sin embargo, la especulación sobre la posible salida de la emergencia sanitaria en el verano ha hecho que los mercados tengan días eufóricos, solo para irse al sótano al día siguiente cuando sucede un conflicto territorial similar a los que hemos vivido en otros momentos de la historia. Son dos extremos que se tocan entre lo que nos ha ocurrido en el pasado y el nuevo contexto que ha provocado la emergencia sanitaria.

Las consecuencias de que ambas realidades económicas sigan entrelazadas hacen que las posibles soluciones que ya fueron probadas no sirvan para resolver los nuevos problemas. Creo que la idea de la inflación pasajera está perdiendo defensores y entramos a un periodo en que los bancos centrales y los gobiernos deben volverla a convertir en su prioridad a mediano plazo. Y, tal vez, eso tampoco funcionaría por mucho tiempo porque el escenario dominante en lo económico y lo social es la incertidumbre.

Estaremos observando si los ciclos económicos regresan a una estabilidad que los haga estacionarios y, por ello, predecibles en cuanto a temporalidad; las señales hasta el momento no anticipan que suceda, así que se tendrán que empezar a diseñar nuevos instrumentos, explorar medidas innovadoras y utilizar mucha diplomacia económica para que las regiones crezcan sin entrar en conflicto.

Los dos polos, oriente y occidente, están disputándose una vez más el liderazgo económico y financiero del planeta, pero sin tomar en cuenta que estamos en escenarios diferentes y un error de cálculo bajo las circunstancias que transforman a nuestras sociedades puede representar el riesgo de crisis de corto plazo antes de que entremos de lleno a un cambio de época.

Los avisos de alerta se presentan todos los días y nos está costando trabajo anticiparlos y actuar de manera acertada. Es como si la economía estuviera en mundos paralelos donde lo anterior se usa para tratar de regresar desesperadamente a los tiempos previos a la pandemia y lo nuevo jala a mercados y economías a un entorno para el que todavía no se tienen respuestas.

La clave será la negociación en el caso de las instituciones financieras públicas y la adaptación en lo que corresponde al sector privado, que ambos actores estén en comunicación no estorbará y podría sentar las bases de regulaciones y buenas prácticas que sean acordes con el mundo después de la pandemia.

Aun así, en esta dualidad económica, los dos mundos paralelos continúan su marcha. Cumpliremos en unas semanas dos años de pandemia y seguimos avanzando hacia la puerta de salida, como en otros momentos de emergencia en la historia, pero con efectos positivos y negativos al mismo tiempo que nos obligan a analizar muy bien qué sirve, de lo que en algún momento sirvió, y qué necesitamos crear, porque no se parece a nada que hayamos experimentado.

El autor es director general de Seguridad Privada de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

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