El plantel del León durmió en el piso del aeropuerto de Vancouver, varado ahí por un problema logístico, tras vencer en penales a Whitecaps en su debut en la Leagues Cup. No pudo volar a Los Ángeles y su juego ante el Galaxy tuvo que reprogramarse un día después.
La Fiera debió ir a Vancouver, jugar y, al día siguiente, dormir en el aeropuerto antes de viajar otras tres horas a Los Ángeles, donde ganó para acabar primero de grupo: ¿su premio?, visitar al Real Salt Lake, segundo del Oeste 2, sí, el líder de sector visitó al que no lo ganó; ahí, en Utah, a donde llegó tras dos horas más de vuelo, quedó fuera.
La organización beneficia en TODOS los sentidos a los clubes de la MLS, que siempre juegan de local; los de la Liga MX se tienen que desplazar, incluso si lideran su grupo o se enfrentan entre ellos, por ejemplo, apenas 208 aficionados se apersonaron en Austin para uno de los poquitos duelos entre mexicanos en la primera fase. Mejor jugarlo en Mazatlán o Juárez, ¿no?
Una llave del torneo tenía a los mejores mexicanos, como Rayados -el único vivo-, América, Guadalajara, Toluca, León y el campeón Tigres, mientras en la otra los atractivos eran Cruz Azul y Pachuca, eliminados en dieciseisavos, pues el resto fueron conjuntos que suelen ocupar la parte baja de la tabla. Precisamente en ese bracket está el Inter Miami de Lionel Messi. Que se maten entre todos para, en la final, medirse al argentino. Solo Querétaro ha sido un “Gallo” digno y podría medirse a Leo en Semifinales.
Después, las durísimas críticas al arbitraje del Atlas (pese a su terrible referencia nazi para criticar a un influencer) por un claro fuera de lugar; de Cruz Azul, que no encuentra en repetición alguna la falta que provocó el tiro libre que Messi acertó de forma magistral en el último momento, en su debut en el torneo; o de Xolos, por las dos injustas expulsiones en la derrota ante Philadelphia, que provocaron las justificadas quejas de Miguel Herrera por la disparidad de criterios en el mismo partido...y la recopilación sigue.
El tercero de los tres goles de Brandon Vázquez, con los que Cincinnati eliminó a Chivas, era en fuera de lugar y no consultaron el VAR; tampoco lo hicieron en un gol mal anulado al americanista Julián Quiñones en la derrota ante Columbus Crew, al que le concedieron un polémico penal sin videoarbitraje de por medio… Sin embargo, en la tanda decisiva ante Nashville, sí checaron el VAR para anular la atajada del arquero azulcrema, Luis Malagón, por adelantarse y así, tras una revisión que les tomó cinco minutos, se cancelaron los ya iniciados festejos del América por su malogrado pase a cuartos, pese a que esa llamada al VAR no ocurrió en el cobro que erró Miguel Layún en la misma serie, por exactamente la misma falla.
En el torneo, ha habido más: un dudoso penal contra Mazatlán que marcó su eliminación en dieciseisavos, o uno que no se señaló a favor de Rayados ante Portland, aunque ganaron el duelo.
“Estaremos siguiendo de cerca sus siguientes partidos, poniendo el foco en el tema arbitral y el VAR, situación que ya hemos hecho latente ante el Comité Organizador de LC (Leagues Cup)”, alertó la Liga MX en un comunicado.
El problema es que no solo el arbitraje ha sido, por decir lo menos, polémico; o la logística de viajes complicada, o que la MLS es local siempre:
“(El arbitraje) ya está, ya pasó. Lo que me llama la atención es el cambio de reglamento porque me dijeron que la ventana de medio tiempo contaba como cambios y que ya no podía hacer más. Yo vi otro partido en el que hicieron cuatro ventanas y me pareció muy raro”, alegó el técnico de Pumas, Antonio Mohamed, tras empatar ante Montreal.
“Estamos muy descontentos, muy desilusionados, muy preocupados. Tenemos muchos jugadores tocados y que se cambie un partido, que se adelante al 11 (hoy, viernes) con todos los kilómetros que tenemos encima…”, se quejó José Antonio Tato Noriega, presidente deportivo del Monterrey, que, luego de eliminar a Tigres en Houston, viajó a Los Ángeles para medirse hoy al LAFC, local en sus tres juegos en el torneo, mientras los albiazules han estado en Portland, Seattle, Utah, ahora LA y, si ganan, deben ir a Minnesota o Nashville. Pinte usted el mapa.
En 2017, cuando México dejó la Libertadores, la justificación fue el cambio de formato: “los mexicanos tendrían que jugar 14 partidos en dos meses, no hay club que aguante algo así”, dijo el entonces presidente de la Liga MX, Enrique Bonilla. En la LC se jugarán seis en tres semanas, el mismo ritmo.
Otra justificante para dejar la Copa fue que Concacaf se quejó de que le quitaban brillo a su torneo. Bueno, pues el próximo semestre en el renovado formato de la Confederación, la Champions Cup, el campeonato ya ha sido descremado porque es más chico que la propia LC (51 duelos por 77), e incluirá a caribeños y centroamericanos, en lugar de medir solo a equipos de los rivales históricos México y Estados Unidos.
Por último, es que México era tratado como invitado de segunda, pues no podía recibir partidos de vuelta de una eventual final y la logística de viajes era complicada, ¿les suena? Evidentemente, hay coincidencias en todo.
La diferencia sería el dinero: acá sí pagan bien la presencia nacional, ¿o no?… ¡Pues no para los clubes! En la Libertadores, nada más estar en grupos implica ingresos por 3 millones de dólares más 300 mil por victoria conseguida y hasta 18M si se gana la Copa; en la LC se reciben 100 mil por juego disputado, 50 mil por triunfo y 2M por salir campeón. Luego así, por ese ingreso, ese trato, ese desgaste, ese arbitraje… ¿no importa en algo el prestigio que se deja en el camino?, ¿no debe priorizarse lo deportivo?
Quizá lo que pasó es que desde la Liga MX no se midieron los daños colaterales, que el fin no justifica los medios. En la Leagues Cup, el trato es todavía peor que en Libertadores.
En resumidas cuentas, el experimento falló -aun si Monterrey o Querétaro ganan el torneo-, por lo que habría que replantearse seriamente el formato, la logística y, en todo caso, si conviene seguir participando. Sí, es una gran vitrina y era una oportunidad que había que probar, pero a qué costo.