Sobremesa

La REC, un éxito y sin dispendios

Lourdes Mendoza escribe los pormenores sociales de la reunión en Palacio Nacional del presidente AMLO con los embajadores y cónsules.

Hoy les traigo todos los pormenores sociales y una que otra grilla política sobre la reunión en Palacio Nacional con el presidente AMLO, con la cual se dio por concluida la Reunión con Embajadores y Cónsules (REC). El primero en llegar fue, ni más ni menos, el senador Rubén Moreira, quien casi se convierte en el primero en irse, tras ponerse el saco y decir que le habían dicho ratero, ¡así como lo están leyendo! Y en dicha plática se habló del huachicol, el desabasto de gasolina, los pueblos mágicos y la corrupción. Quihúboles. Que otro de los que llegó muy puntual fue Alejandro Ramírez, a quien caché muy platicador con la embajadora en Washington, Martha Bárcena, de quien todos los presentes comentaron que es una superdiplomática y hará un gran trabajo.

Seguro hablaron de lo que vendrá por el tema del TLC, ya que, según supe, la IP no quiere dejar la plaza abandonada como en el 94 y hacer un acompañamiento en todo lo que falta, como las ratificaciones en los congresos y, sobre todo, porque es un tratado que se revisará continuamente. Aquí tomé justo el momento cuando el empresario Eugenio Madero vio entrar a Poncho Romo y se paró para ser el primero en saludarlo. Por su parte, Valentín Diez Morodo platicó largo y tendido con Poncho Romo; seguro le estaba diciendo que la Casa de México en España está a la orden de la 4T para promover al país, y que el tráfico normal de visitantes es de 200 diarios, pero que en noviembre, tras poner un altar, ¡subió hasta 800!

Napoleón Gómez Urrutia también estuvo presente y en segunda fila, y cuando le pregunté si Germán Larrea debiera de tener miedo, me contestó: "Ya se fue del país. Yo llegué y él se peló". Miguel Alemán también estuvo, y cuando le pregunté si Interjet se convertiría en la aerolínea de López Obrador por aquello del "Andrés Manuelovich" de la campaña y sus aviones rusos Sukhoi, me contó que ya sólo le quedan siete y están en vías de quitarlos, pero que éste, sin duda, será el año de su aerolínea.

Que trae unos superplanes y asociaciones que no me podía adelantar, pero que no dudara que despegarían muy alto. Ah, déjenme chismearles que lo habían sentado en segunda fila, pero cuando Paco Cervantes, de la Concamin, se percató, le cambió su lugar en primera fila. Que por ahí estuvo Arturo Sarukhán y llamó la atención de propios y extraños, ya que decían ¿será que lo quieren en Cancillería o él anda coqueteando?

Una supernoticia que les tengo es que el embajador Carlos de Icaza no se irá, bueno, sí del país pero a alguna embajada y que, por mucho, fue de los más saludados y reconocidos, así como Jesús Seade. Ah, y ni qué decir del aplauso que le dieron a Julián Ventura, cuando al inicio lo presentaron. Que Beatriz Paredes, cuando la presentó el presidente, se lo agradeció con una gran sonrisa.

La reunión, déjenme comentarles, a pesar de las grillas y los temores salariales por la austeridad republicana, fue un éxito. Marcelo Ebrard se aventó un discurso corto, pero, palabras más palabras menos, dijo que México, gracias a nuestros diplomáticos, brillará en el mundo nuevamente. No está por demás comentarles que se llevó tremenda estrellita, ya que esta REC costó un tercio menos que la del año pasado, que salió en 7.3 mdp. Así es. No hubo dispendio de fastuosos escenarios y menos aún de flores y banquetes, como en el gobierno pasado. Baste decir que quienes daban estos servicios hicieron su agosto, pues hubo proveedores consentidos y muy careros.

AMLO también se aventó un gran discurso y hasta un standing ovation le regalaron. En resumen, dijo, estoy orgulloso de ustedes, el país necesita de inversión extranjera y cuento con ustedes para conseguirla. Ah, y que se siente muy respaldado por tener a Marcelo Ebrard como canciller.

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