Sobremesa

“Preséntala con uso de la fuerza, ¡qué no entienden!”: Jorge Rodríguez Murillo, juez Quinto de lo Familiar

El juez Quinto de lo Familiar, Jorge Rodríguez Murillo, permitió que Ana Martínez, de 13 años, y su padre, Jorge Martínez Bolívar, fueran detenidos con lujo de violencia en Acapulco.

Ana de 13 años: ¡Ayúdenme! ¡No! ¡Ayúdenme!

Jorge, su papá: ¡Están lastimando a mi hija! Oiga, están lastimando a mi hija. ¡Oiga, están lastimando a mi hija!

Ana: ¡Nooooooooo, ayúdenme!

Un vecino: hijos de su puta madre, ¡es una menor de edad!

Ana: Noooo, suéltenme.

Ana: No me voy a subir al carro.

Ana: Ayúdenme.

Ana: No, no, ¡nooooooo!

Durante seis horas, Ana trató de defenderse para evitar que se la llevaran. A su papá, a punta de pistola, lo bajaron de la camioneta. En el operativo, en el cual balearon la camioneta, intervinieron cerca de 12 agentes de la FGR, quienes, a través de la Agencia de Investigaciones Criminales, cumplimentaron la orden del juez Jorge Rodríguez Murillo, juez Quinto de lo Familiar. Finalmente, cinco agentes, ninguna mujer, sin personal del DIF o algo similar, se llevaron a Ana en una camioneta con placas NV 5846-4.

“Con dinero y con influencias esta pesadilla a cualquiera le puede pasar”, me decía Jorge Martínez, con voz entrecortada y una desesperación que quienes somos padres podemos entender.

Y proseguía: “Sólo quiero que escuchen a mi hija. Está encerrada, no ha ido a la escuela, ya se perdió su graduación. Esto puede durar al menos un año y no es justo”.

Déjenme platicarles, para dejar en claro lo que el juez Quinto de lo Familiar permitió que sucediera.

Por lo grave del tema, una niña violentada, me abstendré de hacer los chistes que acostumbro en mis columnas.

El 31 de mayo de 2023, estaban de vacaciones Ana Martínez, de 13 años, con su padre, Jorge Martínez Bolívar, en Acapulco. Venían regresando de cenar unas hamburguesas.

Al llegar al condominio Torreblanca, en Puerto Marqués, alrededor de las 19:00 horas, no sólo se les cerró una camioneta blanca, sino que agentes armados y a gritos les ordenaban que se bajaran de su camioneta.

“Nos gritaban que traían un mandato judicial de presentación de la menor (sin identificarse). Mi hija Ana y yo estábamos aterrados, todo el tiempo estuvieron pateando y golpeando los cristales, gritando que venían de parte del juez 5 de Oralidad de la CDMX y que se iban a llevar a mi hija. Nosotros nos encontrábamos de shorts y camiseta y les pedí que si nos permitían bajar del apartamento ropa y yo los acompañaría con mi hija, pero se negaron”.

Para las 23:30 horas, ya se habían juntado vecinos y administradores del edificio y estaban grabando todos los atropellos y destrozos.

Los agentes sacaron una barreta de metal y comenzaron a golpear los cristales de la camioneta. Eran ya las 00:15 de la noche, sacaron sus armas y dos de los agentes comenzaron a dispararles.

“El terror tomó presa de mí, solté el freno (nuestra camioneta todo el tiempo estuvo prendida) y se impactó con uno de sus vehículos. Quise poner la camioneta en parking y, en vez de eso, se accionó la reversa y chocamos con el vehículo que estaba detrás de nosotros. En ese momento reventaron los cristales de mi camioneta, lesionándonos a mí y a mi hija en la cara, brazos, manos y cuello, y uno de los agentes, con la misma barreta metálica, me continuó golpeando en la cara y brazos”.

Cuando se presentó la fiscal de Costa Azul de Acapulco, alrededor de las 1:00 am, la cual vimos que desde que llegó se quedó platicando con Esteban Salamanca Hernández, uno de los agentes que les disparó.

“En vez de auxiliarnos, ordenó que nos bajaran por la fuerza.

Por los cristales se metieron varios agentes, y golpeándome me arrastraron fuera de la camioneta y, al mismo tiempo, otros dos se subieron y a golpes y patadas en contra de mi hija, la cual no dejaba de gritar que no la lastimaran. Con su blusita destrozada y ensangrentada, a mi hija de 13 años la arrastraron hasta la camioneta de estos agentes (FGR), subiéndola a la fuerza, con lujo de violencia y en contra de su voluntad. Yo seguía sometido, ensangrentado en el piso por otros agentes y alcancé a ver cómo se llevaban a mi hija con otros cinco agentes a bordo gritando en una camioneta blanca”.

A Jorge, en contra de su voluntad y sin ningún cargo, se lo llevaron a la Agencia del Ministerio Público de Costa Azul, en Acapulco. Ahí lo tuvieron incomunicado por dos horas.

“En cuanto pude tomé un avión a México y cuando llegué, a las 8:00 am del jueves 1 de junio de 2023, a los juzgados, me enteré de que a mi hija, de 13 años, cinco agentes hombres se la llevaron por tierra con la ropa destrozada. Que el juez, pronto y expedito, en una audiencia a las 6:15 de la madrugada, sin revisarla médicamente, sin escucharla (siendo su derecho) -Ana siempre se ha negado a irse con su madre por los abusos físicos y psicológicos que sufrió- y sin mi presencia, se la entregó a su madre, Bibiana Solórzano.

Es la fecha que desconozco el paradero de mi hija, ni cómo está emocional y físicamente y si estos pseudoagentes no le hicieron algo, pero ya los denuncié”.

Antecedentes

Por violencia procesal es que le quitan unas magistradas y este juez la guardia y custodia de su hija Ana a Jorge. ¿Qué es violencia procesal? Ingresar demasiados procesos judiciales. Bajo este argumento marrullero, y a pesar de los dictámenes psiquiátricos de peritos de la Judicatura y del DIF, no privados, las y los jueces desecharon las pruebas.

“Obvio, esto se va a caer, pero un proceso así durará un año. Es absurdo y yo no puedo estar sin mi hija por una jugarreta de estos infelices”.

Hace siete años, Jorge y Bibiana se divorciaron y Ana tenía seis años.

“En el primer análisis del DIF, Bibiana se le va a los golpes a la psicóloga, le avienta el escritorio y la tienen que sacar con seguridad. Ése es el tipo de persona que hoy tiene a mi hija. En el Juzgado 12, desde 2016, yo tengo la guardia y custodia de Ana. Sin embargo, hace casi cuatro años, paralelamente mete este tema en un juicio de oralidad para quitarme la guardia y custodia. En el amparo, sacan el tema de la violencia procesal y me la quitan. En la audiencia del 8 de junio íbamos a comparecer y Ana iba a volver a decir que quería vivir conmigo, no con su mamá. Hasta el juez del Juzgado 12 me dijo: “Jorge, debes estar muy tranquilo, ¿qué crees que se van a llevar a Ana en un paquete amarrada?”. Pues eso justo pasó.

“Solicito de manera urgente me puedan ayudar en este asunto tan delicado, por tratarse de una menor de edad y mujer. En este caso, la velocidad de respuesta de este tema es lo que puede salvar a mi hija”.

Les hablan, magistrado presidente del tribunal de la CDMX, Rafael Guerra; ministra presidenta Norma Piña y a los nueve ministros de la SCJN, pues con la plagiaria mejor ni contar; Álvaro Román, del CJF. FGR, fueron tus agentes. Presidenta municipal Abelina López, sabía que esto sucedió en Acapulco. Evelyn Salgado, como gobernadora, ¿algo que decir?

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