Sobremesa

Otra prueba de que quieren acabar a la mala con el AICM

‘José' es uno de los mil 800 taxistas concesionados que operan en el AICM, cuyo patrimonio se encuentra en peligro debido a las autoridades del aeropuerto.

“Nunca habíamos vivido un nivel de corrupción y podredumbre como el que hoy estamos viviendo, porque por primera vez, en muchos años, quienes administran el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) son personas neófitas”.

José, de quien reservo su nombre real por seguridad, es uno de los mil 800 taxistas concesionados que operan en el AICM cuyo patrimonio se encuentra en peligro debido a que las autoridades del aeropuerto, encabezadas por el incompetente, por decir lo menos, de Carlos Morán Moguel, se han negado a recibir durante lo que va de la pandemia del Covid-19, sin explicación, la contraprestación mensual de cada concesionario, equivalente a 2 mil 333 pesos.

Me explico: cada mes los taxistas pagan la contraprestación de sus concesiones a las asociaciones civiles o mercantiles que los representan, quienes, a su vez, le depositan a la autoridad aeroportuaria; al menos así era hasta antes de la pandemia.

El transportista, cuyo padre inició en la ruleteada en 1956, me aseguró que Morán Moguel pactó “en lo oscurito” con la Unión Nacional Taxista y Miguel Ángel Téllez, exsubdirector del aeropuerto, sin que alguno hubiera sido elegido como representante de los transportistas que ofrecen sus servicios en la terminal capitalina.

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“(Morán Moguel) tiene la consigna de fomentar los conflictos e incentivar la inoperancia del AICM para favorecer al mal nacido Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA)”, me aseguró.

De hecho, yo en este espacio he denunciado un sinfín de veces que lo quiere hacer para que su jefe, AMLO, lo quiera harto; vamos, para ser un godín perfecto o el funcionario público que está dispuesto a asegurar que los cocodrilos vuelan, pero bajito.

Ejemplo de ello es que –a decir de José– la falsa protesta... sí, leyó bien, la falsa protesta de taxistas del pasado 24 de mayo fue orquestada por la Unión Nacional Taxista y Miguel Ángel Téllez con el aval de Morán Moguel para mantener en caos al AICM.

“Le pedimos a la autoridad que actuara, porque no era legítimo el paro ni el cierre porque no nos representaban a nosotros y jamás hubo apoyo de la fuerza del orden. Simplemente nos ignoran”.

En el caso de Transportación Terrestre Nueva Imagen, AC, agrupación a la que pertenece José, las autoridades de la terminal aérea han dejado de percibir la contraprestación de 500 unidades, es decir, un millón 166 mil 500 pesos mensuales, equivalentes a 23 millones 330 mil pesos, tan solo de los últimos 20 meses: un año ocho meses.

Cabe recordar que en la estratosférica cifra no se toma en cuenta que en el AICM también operan las asociaciones civiles Yellow Cab, Sitio 300, Confort, Casa Day, así como la asociación mercantil Porto Taxi.

Las preguntas se hacen evidentes:

¿Por qué las autoridades se niegan a permitir entrar a las arcas federales el dinero de la contraprestación de la concesión?

¿Por qué están dispuestos a dañar al erario?

José aclara que la única vez que han podido entrar los representantes de los transportistas a un encuentro con la dirección del AICM, les negaron el uso de la palabra y solo la Unión Nacional Taxista y Miguel Ángel Téllez expusieron sus inquietudes. Además de que se bloquea la labor de Óscar Ernie Orozco Perea, subdirector de Terminal y de Supervisión de Transportación Terrestre del AICM, quien intenta regularizar el pago de los concesionarios.

“Cancelan vuelos, luego los aterrizan a todos juntos y todo el aeropuerto, toda la estructura de operación, quedamos rebasados, pero es la autoridad, en este caso, que saben que ellos artificialmente generan todo. Están actuando en contra de todos los prestadores de servicio, nos quieren presionar, lo que vemos y creemos a toda costa que ellos quieren acabar con el AICM. Y quieren llevarnos a todos, a la fuerza, al AIFA”, aseguró.

El daño, el delito, es mucho más grave de lo que se supone, pues el daño al erario es penado y el impresentable de Morán Moguel lo está haciendo con las agravantes de premeditación, alevosía y ventaja.

Por no dejar

¡Qué les cuento!, que el jueves pasado el exsecretario Jimenez Espriú andaba estrenando el AIFA... ah, no, ¡perdón!, estaba en el aeropuerto de Chicago, como cualquier aspiracionista neoliberal de acuerdo con su exjefe López Obrador. Y en radiopistas se dice que lo hace disfrutando del fruto de los negocios de su hermano con Enrique Gavaldón en SCT. Baste recordar que él, como secretario de Comunicaciones y Transportes, le entregó a Gavaldón, socio de su hermano Enrique, la supervisión externa de operación de las autopistas del paquete Pacífico-Norte. El contrato, con fecha de inicio del 15 de agosto de 2020, durará 60 meses, y lo más importante es que tendrán un ingreso por 50 mdp. Ahora bien, lo que más me llamó la atención al subir el tuit con la foto fue la contestación de su yerno Andrés Trillo, quien, aunque tiene sus tuits protegidos, me puso: “No quiero imaginar cómo fue tu infancia!”… ¡Quihúboles! Si yo no acabé con el NAIM por un capricho y con mentiras, ni seré corresponsable del daño al erario. Así que, perfecto me lo imagino diciéndole: ¡suegrito, suegrito, ya lo defendí y hasta le saqué la lengua! Pues mi papá es bombero y los mojará jajajajaja. ¡Ok, no!


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