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El debate que viene

Habrá que ver lo que pasa el domingo en el debate para saber lo que vendrá después, ya que más de una vez le han dado la vuelta al sentido que llevaban los resultados hasta el momento de dicho evento.

El domingo asistiremos a uno más de los debates presidenciales en este país. Desde 1994 estos eventos son esperados por electores y observadores. Más de una vez han sido importantes para darle la vuelta al sentido que llevaban los resultados hasta el momento de dicho evento.

Hay que reconocer que el INE hizo un esfuerzo por hacer un debate atractivo. En efecto, el nuevo formato seguramente captará más la atención de la audiencia pues habrá intercambio entre los propios candidatos y tres moderadores que harán preguntas en el momento son, sin duda, ingredientes novedosos. El formato de la misma cantidad de monólogos por el mismo número de candidatos parece haber quedado atrás.

Qué hará cada candidato en el debate será una estrategia de gran importancia para el desarrollo de su campaña. Aunque faltarán otros dos debates, sin duda el primero será el más relevante y sí puede marcar un parteaguas en más de una campaña.

Andrés Manuel seguramente irá tranquilo. Es difícil que lo pierda pero un mal desempeño le puede afectar al poner de manifiesto sus defectos e incluso sus dificultades, por ejemplo, para improvisar y decir cosas con claridad. Sin embargo, eso tampoco le costará mucho. Será normal que todos lo ataquen, ya sabrá él qué deberá contestar de las acusaciones. López Obrador llega sobrado como nunca la hubiera imaginado. Para él puede ser un trámite aunque para su fanaticada no lo sea –sobre todo la banda violenta que le sigue conocida como la chairiza, que quiere aplaudirle a rabiar y tener elementos para realizar su actividad principal: insultar a los demás.

Ricardo Anaya es de lejos el que más soltura y facilidad tiene para los debates y las exposiciones. De hecho, parece que gran parte de su campaña ha sido una plática de Power Point, la misma que presenta a simpatizantes, banqueros, jóvenes u obispos: la Kodak, los sándwiches voladores y cosas por el estilo. En el debate seguramente tendrá un gran desempeño, pero será difícil que lo gane de calle, que es lo que tendría que suceder para que saque un buen resultado del evento. En su contra juega que no es un 'uno contra uno' (formato en el que ganaría sin mayor problema), sino que hay varios jugadores que también podrán llamar la atención. Por otro lado, él también será objeto de ataques por parte de los demás contendientes. Tendrá que decidir sus respuestas y el tiempo que dedica a cada una. Si sale tablas será un mal día para él, más aún cuando algunos de los sus otrora apoyadores ya lo tachan como 'decepción'.

José Antonio Meade tiene en el debate la posibilidad de diferenciación que no ha obtenido en la campaña. Por supuesto, su gran reto es qué va a decir del PRI y de Peña. Su reñida competencia con Anaya puede encontrar un carril de salida en ese evento, su desempeño pude darle a su gente el ánimo que las encuestas les han quitado.

Margarita tiene una gran oportunidad de salir en pantalla, cosa que no puede hacer por la falta de spots. Se tocarán temas sensibles para ella, como el de seguridad y al ser la única mujer deberá buscar destacar de una manera distinta a sus oponentes. Si le va bien pude dar una sorpresa pues los llamados 'pequeños' en las encuestas son los que más pueden destacar en los debates.

Se espera que El Bronco sea despiadado con AMLO –se supone que para eso está– pero con el tipo no se sabe bien qué puede pasar: puede llegar montado a caballo al debate o aventarle una bota a alguien en pleno evento.

En fin, que habrá que ver lo que pasa el domingo para saber lo que vendrá después.

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