Juan Antonio Garcia Villa

La iniciativa de última hora en materia electoral

Cabe preguntarse por qué la iniciativa de reforma electoral fue presentada a última hora, del último día de sesiones del más reciente periodo legislativo ordinario del Congreso.

El pasado jueves 28 de abril, el último día de sesiones del periodo legislativo febrero-abril del Congreso, la Cámara de Diputados recibió, ya avanzada la jornada esa fecha (a las 15:30 horas según indica el sello de recibido que aparece en el oficio de remisión firmado por el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández), a última hora pues, el presidente de la República envió a la citada Cámara un “proyecto de decreto por el que se reforman y adicionan diversos artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en materia electoral”.

Se dice que en política nada es casual ni fortuito (y menos aún en ‘materia electoral’, como pone en su escrito el secretario de Gobernación). Si así es, cabe entonces preguntarse por qué la tal iniciativa en materia tan importante –para el régimen, por supuesto–, fue presentada a última hora, del último día de sesiones del más reciente periodo legislativo ordinario del Congreso, en el entendido de que el siguiente sólo iniciará hasta dentro de cuatro meses, el 1 de septiembre próximo.

A ciencia cierta no lo sabemos. Por lo pronto, se pueden ir tejiendo diversas conjeturas, desde luego, que de momento no tiene sentido exponerlas hasta en tanto, con paciencia, se vaya armando el tal vez complejo rompecabezas relacionado con el clave, importantísimo, trascendente proceso electoral 2023-2024.

No se desconoce que ya en el receso legislativo de cuatro meses –mayo a agosto– la Comisión Permanente tiene entre sus atribuciones recibir iniciativas de ley que envíe el Presidente, así como convocar a periodo extraordinario al Congreso a fin de desahogar, por ejemplo, el citado proyecto de decreto. Esto último ciertamente difícil porque los diputados y senadores oficialistas deben sumar mayoría calificada –que no tienen– en dicho cuerpo legislativo. Pero esta circunstancia puede venir ‘como anillo al dedo’ cuando AMLO necesite un adecuado distractor para enfrentar, entre mayo y agosto, una o más crisis que eventualmente se le llegaren a presentar.

La iniciativa de López Obrador en ‘materia electoral’ contiene lo que en ésta en realidad pretende el Presidente, valiéndose al efecto de ingeniosos señuelos para hacer atractiva su propuesta.

¿Qué es lo que en realidad propone? Establecer un mecanismo, supuestamente ‘democrático’, pero que en el fondo ni remotamente lo es, para apoderarse del control tanto del INE como del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Todo ello con el ánimo, que hasta el más inocente o ingenuo advierte, de reconstruir el viejo sistema electoral que permitió la creación y subsistencia durante décadas de un partido de Estado, hegemónico, triunfador permanente en todos los procesos electorales.

Ante el gran público, ¿cuáles son los argumentos que se manejarán con insistencia para presentar como muy aceptable la iniciativa de AMLO?

Muy sencillo: en la línea de lo que muchos ciudadanos quieren, de acuerdo a una narrativa trabajada de tiempo atrás para generar irritación entre el público, en buena parte justificada, se proponen básicamente tres cosas: 1) disminuir drásticamente el número de senadores, de diputados –tanto federales como locales– y de regidores en todo el país; 2) reducir –hasta prácticamente desaparecer– el financiamiento público a los partidos políticos, y 3) rerminar con los odiados diputados y senadores llamados plurinominales, aunque buen cuidado se tiene en ocultar que la iniciativa lo que en realidad está proponiendo es que todos –absolutamente todos– los diputados y senadores sean en el futuro plurinominales.

En resumen, la estrategia de AMLO es muy simple: Consiste en ocultar el verdadero propósito de los cambios que propone respecto del INE y el Tribunal Electoral, por un lado; y por el otro, insistir en los puntos arriba mencionados, que sabe irritan a la población. ¿Habrá quiénes se traguen esta enorme rueda de molino?

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