Aquí pueden escuchar a Jonathan Ruiz con esta columna Parteaguas. También disponible en Spotify.
Aunque amables y respetuosos, los londinenses difícilmente estaban preparados para leer el encabezado de una nota que publicó ayer Bloomberg. Tal vez, los mexicanos tampoco lo están:
“Londres sale del top 20 de mercados de OPIs (salidas a bolsa) tras quedar rezagado respecto a México”.
El editor fue mordaz, pues Londres fue rebasado también por Singapur, pero evidentemente sabía el impacto de mencionar a México al principio del artículo, para los habitantes de un país que ha considerado un lastre incluso a la Unión Europea.
En lo que va del año, la bolsa británica ha descendido tres puestos, hasta el 23, en la clasificación de Bloomberg de los destinos de ofertas públicas más activos del mundo.
México se ubica como el decimonoveno mercado con mayor actividad este año, con 460 millones de dólares en transacciones, casi el doble del volumen de Londres, precisó Bloomberg.
Como constante consumidor de información de negocios lo primero que me atacó fue la duda: ¿Cuáles ofertas públicas iniciales (OPIs) en México? ¿De qué hablan?
Salvo por el futbolero Club América, con Ollamani, pocas empresas buscan en estos días recursos en la bolsa a cambio de una parte de sus acciones. Pero recordé que una operación salvó el día: La oferta de julio, de Fibra Next.
Como vivo en México, estoy preocupado por la política, la sociedad y la economía mexicanas. También escucho a mucha gente preocupada por lo que perciben como una creciente corrupción y en especial me preocupa cortarle el futuro a nuestro futuro:
Es particularmente triste la noticia surgida esta semana acerca de que distintos planteles de la UNAM suspenden clases presenciales ante la amenaza de inseguridad para sus alumnos, después de que un muchacho hirió de muerte a otro en un CCH.
No puedo obviar lo negativo que lo anterior representa y el dolor para las familias involucradas y la sociedad en su conjunto.
Por otro lado, una corriente de oportunidades económicas llega a ciudades dedicadas a fabricar productos de exportación.
Ayer hablé con una de las personas que más influyen en el flujo de las inversiones del mundo, en un material que pronto haré público, y me sorprendió su ánimo e interés por invertir en las empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores, o en BIVA.
Son tantos los hechos que nos estremecen, que me resulta lógico lo que amigos preguntan: ¿Debo sacar el dinero del país? Inevitablemente me salta una pregunta: ¿Exactamente a cuál país en este momento?
La más cercana referencia es Estados Unidos, en donde el lamentable asesinato de un joven perpetrado por otro joven en una universidad sacudió a la nación y al mundo.
En ese mismo país hay avisos de una amenaza a la autonomía de su banco central, la Reserva Federal. Producto de su creciente deuda, el dólar se depreció ya 12 por ciento frente al peso en lo que va del año.
Amigos que viven en México y cobran en dólares me hacen patente su constante sufrimiento por este hecho.
¿Pero esas circunstancias borran todas las oportunidades que Estados Unidos ofrece? Su innovación pujante y constante sigue influyendo positivamente en la perspectiva de sus vecinos.
La recomendación que tomo de los expertos es muy antigua, pero ahora se vuelve crucial: diversificar.
Es sumamente aburrida, pero los políticos han ganado la narrativa y toman decisiones prácticamente sin oposición. El partido político Morena es un ejemplo, como lo es el presidente Donald Trump, que incluso ha rebasado el peso de su Partido Republicano.
En México, incluso enmudecieron las voces de sindicatos empresariales y de trabajadores. Ni la CTM ni el CCE, antiguos protagonistas de la dinámica económica, parecen influir hoy.
Dada la posibilidad de que decisiones de un individuo pesen sobre el destino económico de millones, poner los huevos en distintas canastas es lo más lógico, por si algún país se descompone súbitamente. En lo económico, no parece ser el caso de México.
Creo que hasta la década pasada tomábamos decisiones considerando matices más o menos constantes. Vaya, era poco lo que se movía.
Ahora debemos hacerlo sobre un flujo de contrastes que cambian casi a diario.
Eso implica mucho trabajo para líderes de empresas y de familias, la tarea de informarse todo el tiempo desde distintas fuentes luce imperativo, si queremos orientar en lugar de alterar.