Este año va a cambiarnos. La política es un factor importante, pero no es el único que nos va a mover el terreno de juego.
Existen al menos dos pistas de acción más, que este año provocarán el nacimiento de un nuevo nosotros. Nuevas industrias y nuevos empleos se aproximan a la gente. Tal como nos lo dijeron, el futuro es hoy.
Atentos todos a la guerra de las galaxias. Los lanzamientos de cohetes se aceleran a un ritmo mayor que en los días en los que JFK provocó una revolución espacial en Estados Unidos.
El mismo individuo que cambió el comercio en el mundo occidental con Amazon, invierte en cambiar la industria de la manufactura. Jeff Bezos y su Blue Origin probará nuevos cohetes en su búsqueda de crear las primeras sociedades espaciales.
Su meta es la de tomar recursos minerales de la Luna y de asteroides para reducir la explotación de la Tierra. Le ayudará haber obtenido contratos con la NASA.
Eso puede tardar, pero en lo que consigue su propósito, creó toda una nueva industria aeroespacial que está generando nuevos materiales y nuevos modelos de combustión que ya cambian las fábricas del mundo.
¿Vieron que ya bajó más el internet satelital de Starlink? Elon Musk también crea nuevos servicios, en lo que consigue una ambición similar a la de Bezos para llevar gente a Marte.
Hay una nueva lista de empresas (algunas de ellas startups) buscando capital o talento que no necesariamente tiene que ser estadounidense: Rocket Lab; Relativity Space; OneWeb; Astroscale…
Andrés Martínez es un líder mexicano involucrado en la misión Artemisa de la NASA que pretende enviar humanos en 2024 a dar, literalmente, una vuelta a la Luna.
Todo lo necesario para conseguirlo requiere inversiones de miles de millones de dólares que alguien cobrará este año. Quizá les toque algo, por ejemplo, a los regios de Frisa.
El presidente Andrés Manuel López Obrador mantuvo en operación la Agencia Espacial Mexicana que opera con magros recursos que rondan los 73 millones de pesos anuales. Pero es un potencial semillero para gente de la UNAM que pretende ir al infinito y más allá.
Luego está la inteligencia artificial que aceleró procesos con la IA generativa de ChatGPT.
Esa tecnología acentuará lo bueno y lo malo, empezando por campañas políticas que usarán las herramientas disponibles para informar y ampliar la fuerza de candidatos o para usarlas en contra de ellos por la vía de las noticias falsas.
Las decisiones en las empresas también se aceleran por medio del análisis de datos que permiten decisiones aceleradas y campañas de publicidad programada con base en los gustos de cada quien. Esperen un montón de anuncios. Meta aprovecha vía Facebook y Alphabet, a través de Google y YouTube.
Vamos a lo obvio: Este año hay elecciones… en la Unión Europea, que elige a sus “diputados”. Las naciones de Europa cambiarán a los miembros de su Parlamento, lo que conlleva el riesgo de que sean electos personajes de ultraderecha.
También habrá elecciones en Estados Unidos, en donde Donald Trump parece llevar ventaja en su competencia con Joe Biden por la presidencia de ese país.
Taiwán también elige. Se siente tan lejano como Marte, pero es el núcleo de un pleito entre China y Estados Unidos por la supremacía tecnológica. Esa isla concentra la mitad de la fabricación global de los semiconductores como los millones (sí, millones) que puede contener su smartphone. Todo, en un contexto de guerra en Ucrania y en Palestina.
Claro, también los mexicanos tendrán una elección política relevante. Líderes nacionales parecen confiados en que lo económico continuará con una perspectiva relativamente favorable, independientemente de la presidenta que asuma el mando.
¿El factor de riesgo? Si se concreta una mayoría de diputados y senadores en favor de un partido, es factible que crezca la corrupción por una razón simple: el país puede regresar a una circunstancia similar a cuando el PRI se apropió de todo, por décadas.
Tantas variables en juego en 2024 predicen un año de revoluciones. Ojo, quienes tienen la misión de educar a otros y también aquellos que toman decisiones a diario.