Parteaguas

El muchacho del sostén

Cuando tenía 17 años, Julián Ríos cobró mucha fama porque inventó un sostén capaz de detectar oportunamente el cáncer.

Ayer publiqué aquí que México tiene la oportunidad de ser el nuevo Corea del Sur. Si apuestan por su gente, entrenándola, los mexicanos pueden tener una nación pujante.

Algunos se entusiasmaron con la idea, varios de ellos, extranjeros que trabajan o ya crearon empresas en México. Como la de paisanos que cruzan la frontera, ellos llegaron con la idea de mejorar sus vidas y no se distraen con pesimismos locales.

La otra corriente es la de personas que creen que eso no es posible, más que eso, me advirtieron que me burlé de la gente, que hice una broma de mal gusto. Es factible que se basen en un contexto limitado a México y tal vez pasan por alto que Corea viene de una guerra que la devastó por completo en días en los que acá la gente ya vivía el “milagro mexicano” motivado por el orden financiero que impuso un obsesivo Adolfo Ruiz Cortines.

Creo que ambos grupos pueden tener razón. El destino es una suma de voluntades.

Cuando tenía 17 años, Julián Ríos cobró mucha fama porque inventó un sostén capaz de detectar oportunamente el cáncer. Este regiomontano lo hizo motivado por la situación de su madre, quien fue diagnosticada tres veces con el padecimiento.

Obtuvo recursos y fundó una empresa llamada Eva que acumuló 14 clínicas de atención oncológica. A sus 24 años, este mexicano ha recibido unos 25 millones de dólares de fondos tan relevantes como Kaszek y artistas como Leo DiCaprio.

Hace poco cerró ese negocio y basado en el acervo de sus datos volvió a comenzar. Salía más caro armar los dispositivos que el precio que la gente estaba dispuesta a pagar por ellos.

Así, Eva cambió su nombre por el de Edén que tiene como producto central uno llamado Creator, un compendio de 570 gigabytes de texto y 175 mil millones de parámetros administrados por modelos de lenguaje de IA avanzados y entrenados para ofrecer conclusiones precisas para cada caso, para cada paciente.

Julián Ríos quiere reducir las muertes por cáncer. (Cortesía)

Las referencias bíblicas tienen cierta conexión con la mentalidad de Ríos, quien defiende más razones espirituales en sus proyectos, que la mera persecución del dinero.

Sostiene que su misión es ayudar al mayor número de personas en naciones que no son ricas. Quiere reducir las muertes por cáncer.

Creator es una tecnología digital que “lee” información de herramientas tan básicas como radiografías, luego amplifica la información y elabora imágenes más detalladas que facilitan y aceleran la elaboración de diagnósticos.

Edén presume de distribuir su tecnología en más de mil instituciones de salud en Latinoamérica y de tener un flujo positivo. Buscará una Ronda A de financiamiento para el siguiente año.

Julián Ríos es admirador de Bob Dylan, de Paul McCartney y de otros individuos que llevaron su disciplina al más alto nivel. Retratos de algunos de ellos cuelgan en la pared que tiene frente a su escritorio.

Él da la impresión de haber entendido de dónde viene el dinero, por eso quizá persigue el valor. Eso diferencia a los individuos. Elon Musk vio valor en simplificar el envío de dinero.

¿Se acuerdan? Para mandar dinero de un país a otro, antes era necesario formarse en la sucursal, llenar unas formas, pagar una tarifa, depositar y esperar horas, a veces días para que alguien recibiera el depósito bancario.

Hoy PayPal, entre otros, ofrecen ese servicio en minutos. Los fundadores de esa compañía –Musk entre ellos– cambiaron todo Silicon Valley y probablemente Estados Unidos. Les llaman “PayPal Mafia”.

Muchos de ustedes están vivos gracias a la húngara Katalin Karikó y Drew Weissman, pioneros en la investigación del ARNm que facilitó el desarrollo de vacunas de Moderna y Pfizer contra la Covid-19, ellos fueron recientemente galardonados con el Premio Nobel de Medicina. A pesar de los desafíos y el escepticismo de la comunidad científica durante su carrera, su trabajo eventualmente reveló su valor crucial durante la pandemia.

Ahora Moderna y BioNTech trabajan en vacunas para VIH, zika, malaria, y… cáncer. Ahí hay valor y el dinero llegará inevitablemente.

Es el valor lo que sólo perciben los visionarios y ellos pueden cambiar destinos.

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