Parteaguas

El negocio de vender cochinadas

Los desechos de las vacas y cerdos son recuperados en grandes bolsas que producen combustible, biogás tan útil como el LP que se usa para cocinar.

¿Salen los hipsters, entran los hippies? Salgan a la elíptica Avenida Amsterdam en la Ciudad de México, no será difícil distinguir a quien en camiseta y jeans, gusta de usar barba larga y tupida enmarcada quizá por unos lentes de grueso armazón color amarillo, mientras, aislado por unos airpods trabaja en una Mac y se empuja un latte macchiato.

Muchos de ellos trabajan y pretenden trabajar más tiempo en empresas ‘tecnológicas’. Son compañías tan visibles como Alphabet o Amazon y otras menos obvias como Jüsto o Bitso.

Se preocupan por términos tales como funnel, KPIs y marketplaces. Esa corriente cargada de uno que otro hipster brindó nueva vida a distintas ciudades de México.

Pero ahora, recursos como la caca de cerdo podría sacar a la luz individuos que atraen una nueva generación de inversionistas, ávidos de vender soluciones a problemas graves.

Sus protagonistas más visibles, empero, también incluyen jóvenes atípicos, pero quizá más tolerantes a ambientes “hostiles” que a veces involucran el campo, el lodo y sí, el excremento animal.

Lo hace, por ejemplo, la gente de la empresa Sistema.bio, una compañía de reciente creación en la Ciudad de México, cuya valuación podría estar por arriba de los 50 millones de dólares.

Venden en todo el mundo sistemas de recopilación de gases. Del tipo que sale de los intestinos de vacas y cerdos, cuyos desechos son recuperados en grandes bolsas que producen combustible, biogás tan útil como el LP que usaron ustedes para cocinar.

Durante el proceso también producen un líquido fertilizante que promete aumentar la productividad del campo, mayores cosechas e ingresos.

Para los duros de estómago: una ola de capital se aproxima a Latinoamérica buscando a gente que sepa usar, entre otras herramientas, la biología para desarrollar productos. México va tarde y quizás no aterricen primero en esta nación.

Apenas hay 30 empresas (startups) nacidas en este país con cualidades de deep tech, un ecosistema de innovación de tecnología profunda.

El primer informe titulado Deep Tech, La Nueva Ola, elaborado por el BID Lab del Inter American Development Bank, explora este ambiente en el que identificó 340 startups de deep tech en 14 países de la región, incluyendo 30 startups en México.

Estas empresas ya obtuvieron una inversión institucional de 2 mil millones de dólares y conforman negocios con valor de 8 mil millones de dólares que emplean a 10 mil personas.

Argentina, Brasil y Chile van a la vanguardia. Son 103 compañías las que cuentan los argentinos y que juntas levantaron 746 millones de dólares en capital; en conjunto suman un valor de mil 900 millones. Brasil tiene 101 startups y Chile, 65.

“A pesar de los escépticos, consideramos que el ecosistema de startups de deep tech en ALC está medio lleno y se está llenando rápidamente”, advierten los autores del IDB Lab.

El ecosistema de startups de deep tech en ALC está en rápido crecimiento gracias a factores como investigación capacitada, costos ventajosos, bajas valoraciones iniciales y la rica biodiversidad regional.

Aceleradoras, universidades y gobiernos impulsan este auge, empujado recientemente por la ambición de fondos de inversión. Las inversiones realizadas en 2015 en este sector entregaron un rendimiento de 72 por ciento en promedio, destaca la investigación, que sugiere que ese número podría crecer pronto.

México, con un valor de ecosistema de 300 millones de dólares, tiene una de las concentraciones más bajas de startups de la región. Pero el estudio del BID Lab y otros colaboradores como Techcrunch, desborda optimismo y anticipa un crecimiento exponencial en el sector y un futuro prometedor para la tecnología disruptiva en la región.

¿Qué empresas conviene seguir en México? Agrorganica; la fabricante de biomateriales guanajuatense Polybion; Eva (evacenter.com) y Prosperia, esa sí muy digital. Ésta ayuda a gobiernos y organizaciones internacionales a implementar políticas más precisas y eficientes. Hay cabida pues, para muchos, hipsters incluidos.

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