La experiencia en esas tiendas es como la de quien ha comido una torta de tamal y la ha disfrutado. Difícilmente presumirá de esa delicia, si acaso admite que cedió ante el bocado.
Las tiendas Ross Dress for Less son generalmente austeras, incluso feas. Representan lo que nadie quiso. Es el outlet de los outlets y es el lugar en el que las señoras y los señores que van al shopping probablemente preferirían no ser vistos. Pero por una razón misteriosa hay un montón y la compañía tiene ingresos bien estables.
Es un conjunto de casi mil 700 tiendas que cobraron 18 mil 916 millones de dólares en 2022. Más o menos lo mismo que un año antes. No van mal, vaya, el problema es quién pone orden en sus pasillos ahora parecidos a un tianguis.
No hay mucha gente que pueda y quiera ocupar un puesto en ese negocio y los anaqueles que alguna vez estuvieron ordenados, ahora asemejan obras de cubismo.
La cosa es que así como está el Ross, parecen estar todos los negocios en el país vecino.
Es el colmo. Medio mundo quiere emigrar para trabajar en esa nación y allá no tienen suficiente gente para ocupar los puestos vacantes en el Ross, en el Burlington, incluso en Target. Si no hay empleados, es un problema aumentar ventas.
“¡Tu Ross Dress for Less está contratando! Si te gusta la programación flexible, un ambiente de equipo y grandes beneficios que incluyen un generoso descuento. ¡Trabaja donde te gusta comprar! Aplica hoy”, reza el sitio web de la compañía.
Lo más irónico es que a partir de esta semana, el territorio mexicano va a convertirse en vereda tropical de un desfile inmenso de gente nacional y extranjera que va a tocar la puerta al Tío Sam, para tener trabajo en el Ross o en donde sea.
Sucede que el gobierno de Estados Unidos eliminó las deportaciones “en caliente” (Título 42), ahora que terminó la pandemia. El gobierno de Joe Biden en Estados Unidos ya puso otras reglas quizás más duras y los caminantes van a topar con pared, pero esas son las letras chiquitas que pocos de ellos quieren. Ahí no termina la cosa.
La gran migración que podría “derribar” la frontera
Los dueños de la casa quieren abrir la puerta. Representantes de las empresas más relevantes de ese país arreciaron este mes una demanda a congresistas estadounidenses para pedir que, al tiempo que ponen más seguridad en la frontera, permitan más inmigración legal. Va la historia.
“Hemos formado la Campaña Reforma Este Año de Inmigración Legal y Cumplimiento Fronterizo (LIBERTY, por sus siglas en inglés), para pedir al Congreso que promulgue medidas este año para mejorar la frontera y nuestro sistema de inmigración legal. Cualquier progreso que pueda lograr el Congreso puede convertirse en la base para reformas adicionales”, reza una misiva enviada a los gobernantes de aquel país.
¿Quién la llevó a Washington? La mano que mece la cuna. La Cámara de Comercio de Estados Unidos, el gremio empresarial más poderoso y rico del mundo.
Va el resumen de sus razones: ”La Cámara de Comercio de EU, junto con más de 430 asociaciones comerciales de los 50 estados, lanzó la campaña LIBERTY para asegurar nuestras fronteras y modernizar nuestro sistema de inmigración legal anticuado y roto”, expresó la agrupación, y así sigue: “La situación en nuestra frontera sur es un desastre y empeorará con la expiración del Título 42″. Prepárense en Tamaulipas.
“El Congreso no puede quedarse de brazos cruzados y permitir que esta situación se deteriore aún más”, demanda la llamada US Chamber, representada en México por la Amcham.
¿Qué quiere la US Chamber?
Incrementar los recursos en la frontera de Estados Unidos. Reformar sus leyes de asilo. Aumentar las cuotas para visas de inmigrantes basadas en el empleo. Ampliar el alcance de los programas de trabajadores esenciales. Crear nuevas opciones de visa para estudiantes internacionales, empresarios y, miren nomás, trabajadores de alta demanda para satisfacer “las necesidades críticas” de la fuerza laboral. Aguanta, Ross, la ayuda está en camino… a Reynosa.