Parteaguas

¿Por qué ponen el jamón al fondo del súper?

La cosa es vender lo que puedan a los consumidores antes de que lleguen al jamón. Pero cuando hay más inflación, la gente pasa de largo por los pasillos de los artículos no esenciales.

La salchichonería siempre está al final del almacén. Es como con los pañales, me dijo una vez el dueño de una cadena de farmacias en México.

Se les gana muy poco, pero lo compran mucho. La cosa es venderles lo que puedan en lo que ustedes llegan al jamón. Pero cuando hay más inflación como en estos días, la gente trata de pasar corriendo por los pasillos de electrónicos y camisetas, casi con los ojos cerrados.

¿Consecuencia? Las tiendas venden menos ropa y chácharas a las que los supermercados habitualmente ‘ganan’ más, pues ofrecen más margen de utilidad que un kilo de queso Oaxaca, por ejemplo.

Walmart sufre en estos días de alza de precios, las ganancias (EBITDA) de esta empresa mundial cayeron 20 por ciento en un año justamente por esa causa y eso se replica en todo el comercio y... hasta en los robots de Tesla, de los que tendremos novedades en dos semanas.

Van señales que van saliendo esta semana de las empresas que ustedes mantienen, queriendo o no. Este año parecen más relevantes por una coyuntura en la que todo se mueve. Sumen a eso el alto volumen de noticias que solo este miércoles se dejaron venir como fanáticos de Bad Bunny, todo conectado por la inflación.

Las alzas de precios en casi todo movieron ayer la tasa de la Reserva Federal hasta dejarla en un máximo de 2.5 por ciento. ¿Y eso qué? Es el banco que imprime los dólares que ustedes y todos quieren comprar.

Como también quieren adquirirlos los banqueros que viven en el país, el Banco de México muy probablemente moverá la suya nuevamente para que no lleven su dinero rumbo al norte buscando mejores rendimientos y mejor lo dejen aquí, en pesos.

Para quien camina por la calle leyendo en su celular esto puede sonar complicado, pero el efecto que provocan esas alzas de tasas es el alejamiento del departamento o la casa que planean comprar.

Si quieren una hipoteca, muy probablemente deben asumir que les saldrán más caras las mensualidades. Misma cosa si querían un coche nuevo. Adiós a la era de los créditos baratos. El que alcanzó, alcanzó, pues alguien debe pagar las tasas altas que quieren los inversionistas por dejar su dinero en pesos.

Tantas cosas mueve la inflación, que ésta le metió el pie a esa empresa con la que desayunaron. La dueña de Facebook y de Instagram, llamada Meta, enfrentó por primera vez en su historia una caída anual en sus ventas durante los tres meses pasados.

Ustedes vieron 15 por ciento más anuncios en esas aplicaciones en la primera mitad del año, pero Facebook los vendió 14 por ciento más baratos. Eso tiró sus ingresos.

Difícil de creer, pero ahora Mark Zuckerberg batalla por clientes con TikTok y Google. Quienes compran anuncios para venderles a ustedes de todo, quieren hacer eficiente cada peso que invierten, otra vez, por la inflación.

Por eso ya no quieren tanto dar a conocer su marca, sino que buscan servicios que puedan entregarles información de conversión de anuncios en ventas, más ahora que la gente ya ni sale de su casa para comprar.

Google ofrece ventajas de este tipo, pues lo que empieza en un anuncio de los que pueden ver junto a este texto, deriva posiblemente en la compra, digamos, de una blusa en la polémica Shein, cuyos encargados de mercadotecnia pueden detectar al instante, gracias a tecnología de la empresa de Silicon Valley.

Mucho de eso se consigue con inteligencia artificial (IA). Es una herramienta que empieza con datos, como los que ustedes dejan mientras navegan en internet, luego alguien los analiza y termina decidiendo en dónde cenarán ustedes o a dónde van a viajar en diciembre, con el recortado presupuesto que tendrán este año.

Quienes van más avanzados este año en IA son los de Boston Dynamics y Tesla, de Elon Musk, que hacen robots para sustituir a humanos en tareas tan tristes, que éstos hacen solamente porque les pagan. De paso, ahorrarán dinero a empresas urgidas de reducir costos en la nueva era de inflación, que motiva que la gente vaya directo a los jamones.

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