Parteaguas

¿Vienen unicornios? Quizás, pero en ‘carnitas’

El año pasado fue el año de los unicornios, pero en 2022, conseguir dinero para una empresa cuesta el doble… o tal vez el cuádruple de esfuerzo.

El dinero fluyó como los dulces cuando rompen la piñata. El ‘niño’ que alcanzó más fue Carlos González Zabalegui, pero detrás de él otros también se hicieron de fruta: Alejandro Babatz… el trío de Daniel Vogel, Ben Peters y Pablo González y otros tantos que pertenecen a equipos ahora famosos: Kavak, Clip, Bitso…

El año pasado fue el año de los unicornios, pero en 2022, conseguir dinero para una empresa cuesta el doble… o tal vez el cuádruple. Esta vez, quien tiene la llave del coche, otra vez, es el dueño del capital.

Hasta 2021, los emprendedores tuvieron un gran peso, en especial quienes presentaban proyectos digitales que prometían explosivos crecimientos. Pero en 2022, los inversionistas se enfrentaron con una guerra inesperada en Ucrania que sacudió el tablero de juego y movió las piezas.

Cayó la disponibilidad de petróleo que sirve para todo; de gas para generar electricidad, de fertilizantes para hacer la comida… eso -entre otras cosas- elevó los precios de todo y los administradores de capital metieron de nuevo la mano al bolsillo. Si antes fueron relativamente sueltos, ahora aprietan cada billete hasta que están bien convencidos.

Los fondos de capital parecen cerrar una puerta a los proyectos que prometen crecimiento explosivo a costa de pérdidas ‘iniciales’ y abrieron dos de par en par a aquellos que ya ofrecen valor. ¿Y qué es eso?

El que hoy ofrecen los viejos y conocidos restaurantes, por ejemplo, tan venidos abajo durante la pandemia.

Ricardo Añorve, quien hace más de 20 años instaló un negocio de tacos en la colonia Del Valle en la Ciudad de México, abrió esta semana en Mérida su primer establecimiento de comida mediterránea llamado Cervo, un salón espectacular de 65 millones de pesos. Es el restaurante número 42 en su Grupo Sonora Grill.

Este año parece recuperar el lado ‘sexy’ que perdió en los días de confinamiento y han vuelto los planes de una oferta pública inicial de acciones en el mercado de valores.

Pero antes de una eventual salida, planea sumar un fondo de inversión, ante la recuperación de conversaciones con ciertos grupos con los que firmó cartas vinculantes, cuyos tratos se interrumpieron durante el inicio de la pandemia. Se han dado cuenta de que esta industria es muy resiliente, asegura Añorve.

Y ese parece ser el punto. Ricardo Elizondo ha invertido en empresas desde 2004, a través de su firma Ideas y Capital.

Entre sus victorias está la apuesta en Open English, una de las primeras plataformas de edtech o de tecnología de educación que ofrece clases de inglés en línea. También en Proteak, una compañía dedicada a la plantación de árboles teca, cuya durísima madera es útil entre otras cosas para terrazas espectaculares o para la cubierta de yates de millonarios asiáticos. Esta última cotiza en la Bolsa Mexicana de Valores.

Antes del inicio de la pandemia invirtió en Amigo y en Boletia. La primera ofrece viajes y la segunda boletos para conciertos. Ambos negocios quedaron destrozados durante la pandemia, pero fue la resiliencia la que permitió su supervivencia.

Debieron prescindir de gente valiosa durante los momentos difíciles y abrir oportunidades. Boletia inició un esquema de cobro de eventos en línea para stand up comedy, comediantes que se quedaron sin trabajo durante los confinamientos y empezaron a ofrecer sus servicios online.

La meta fue pasar de una etapa en la que los fondos toleraron números rojos en las compañías en espera de un crecimiento, a una en la que lo que cuenta es el break even y la generación de valor.

Hoy, Elizondo apuesta a emprendedores del ámbito de la tecnología financiera o fintech, también de tecnología de la salud y en aquellos que propongan nuevas ideas en materia de educación en línea.

Pero negocios tan tradicionales como los restaurantes están en su mira y en la de otros, más que en otro momento. Dice él que “los unicornios no existen”. En efecto, no existen y en los negocios en este momento parecen haber detenido su nacimiento en México.

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