La pandemia que no termina; la guerra sin razón de Rusia contra Ucrania… Los negocios enfrentan la mayor incertidumbre en una generación.
Si algo conviene evitar hoy, es un lío financiero. Por eso resulta útil vigilar los problemas de Tiger Global Management, que todavía parecen menores. Todavía.
Es el mejor ejemplo de la explosiva corriente inversión en ‘unicornios’, pero cierta información que emerge de sus resultados revela que aún los ‘tigres’ tienen debilidades. Su fondo de cobertura tuvo una caída de 34 por ciento el mes pasado.
“Tiger Global es una empresa de inversión enfocada a empresas públicas y privadas en la internet global, en software, en consumo, y en las industrias de tecnología financiera (fintech)”, es la descripción que ésta exhibe en su sitio de internet.
Recuerden a Kavak, la plataforma digital de compra, venta y financiamiento de coches usados. Para que esta compañía mexicana obtuviera los recursos que hoy le permiten crecer, fue necesario que fondos de inversión llenos de dinero de millonarios percibieran que esta comercializadora de vehículos representa un exitoso modelo de negocio que entregará riquezas cada vez más grandes.
Por eso, a cambio de una participación en Kavak, ésta y sus fundadores recibieron dinero suficiente para valorarla en 8 mil 700 millones de dólares durante el segundo semestre de 2021, un año de explosivo crecimiento en las inversiones en startups.
Entre una decena de firmas de venture capital que invirtieron en la compañía está Tiger Global Management, en una lista complementada por gigantes como Mountain Nazca y Softbank.
Tiger es encabezada por Chase Coleman, quien hasta ahora es el inversionista de Wall Street por excelencia, blanco de la envidia de muchos. Su negocio nacido en 2003 ha invertido en cientos de empresas en más de 30 países.
“Actualmente invierte su duodécimo fondo, (que) tiene como objetivo asociarse con empresarios dinámicos que operan empresas de crecimiento líderes en el mercado; los ejemplos incluyen Facebook, LinkedIn, Spotify, Peloton, Credit Karma, Toast, Stripe, ByteDance, Stone, Warby Parker, JD.com, Flipkart, Meituan y DiDi”, explica el perfil de Coleman en el sitio de Tiger Global.
Como ejemplo de sus retos, hay que poner atención a un par de nombres en esta otra lista.
Un caso emblemático es el de Facebook, cuya matriz Meta perdió 27 por ciento de su valor en un año ante su dificultad para atraer a una nueva generación de jóvenes seducidos por redes sociales como TikTok.
Otra mencionada en esa lista es Peloton, la distribuidora de bicicletas fijas y otros sistemas de acondicionamiento físico conectados a internet. Durante la pandemia, representó el futuro del fitness: en diciembre de 2020 el precio de sus acciones alcanzó un máximo de 160 dólares. Hoy, a medida que la gente se sacude los días de confinamiento por COVID-19, rondan los 26 dólares mientras la demanda de máquinas de Peloton disminuye.
El 8 de febrero, el cofundador John Foley renunció y la compañía anunció que despediría a 2 mil 800 empleados, de acuerdo con Bloomberg.
Tiger está entre los 100 principales accionistas de Meta y también en el top ten de Peloton. La primera enfrenta el reto de mantener el ritmo de crecimiento de sus ingresos y la segunda, una caída estimada al menos en 7 por ciento para este año.
Amén de la valuación de sus activos, en marzo surgió otra novedad: la noticia de que algunas de sus inversiones las habría realizado con préstamos concedidos por JPMorgan.
Aproximadamente 4 mil millones de dólares provienen de esos recursos respaldados por las acciones que Tiger entrega como garantía.
Tiger puede levantar nuevamente y el riesgo de una posible falla parece aún contenido…
¿Qué podría cambiar el escenario? Una potencial depreciación masiva de acciones combinada con la posible revelación de que otros bancos incurrieron en préstamos para estas apuestas. Mientras eso no suceda, este tigre luce resguardado.