Parteaguas

¿Starbucks o Carl’s Jr? Elige

De no cambiar drásticamente la producción de alimentos y los hábitos alimentarios, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad los cambiarán por nosotros.

La Guacamole Bacon Big Angus Burger la venden en la sucursal de Pedregal o en el Carl’s Jr de Garza Sada, en Monterrey. Es una delicia que pesa medio kilo y que escurre una mezcla de aguacate y aderezo de la casa que embarra los dedos.

Terminando de ingerir el bulto, despertar el cuerpo en espasmo requiere un espresso americano alto, cortado, para quienes lo quieran suavizar en el Starbucks.

Buenos días aquellos en los que quien pagaba en caja un placer, podía hacerlo sin culpa.

Hoy es difícil hacerlo sin pensar en la amenaza que extender el billete representa para el fin de la mariposa Monarca en Michoacán, en donde se dan bien los aguacates; o el de pequeños changos en el Amazonas, zona del buen café. De acuerdo con especialistas, ya pasamos el límite de la poda y caímos más bien en el de la “joda”.

“¿Carne, o tu café matutino? ¿A cuál renunciarías si tuvieras que elegir?”, preguntan los analistas de MSCI ESG Research.

Ellos no son ambientalistas, son gente que hace dinero ayudando a elegir en dónde ponen sus fortunas los más ricos. Estos, como huyen de la pobreza, prefieren invertir en empresas que van a durar.

La cafetería que no cuide la selva que le entrega café, desaparecerá.

“No es solo una cuestión teórica. La Agenda de Agricultura Sostenible de la COP26 y los objetivos de la Conferencia de Kunming programada para la primavera de 2022, reflejan una realidad espantosa: el sistema alimentario mundial representa alrededor de un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y destruye más naturaleza cada año que cualquier otra industria”, expone el reporte 2022 ESG Trends to Watch de MSCI ESG Research.

Piensen en los campos agrícolas que suelen ver cuando les toca ventanilla en el avión. Ahí hubo plantas y animales que fueron devastados para sembrar, digamos… lo que sea, a fin de que ustedes puedan llenar el refrigerador.

“De no cambiar drásticamente la producción de alimentos y los hábitos alimentarios, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad los cambiarán por nosotros”, detalla el nuevo documento.

Pero claro, eso de la devastación ya lo sabían todos. El asunto ahora es que el límite alcanzado empujará cambios sin precedentes:

“De cualquier manera, las industrias de la alimentación y la agricultura están a punto de sufrir una remodelación radical”, destacan las analistas Linda Eling Lee y Meggin Thwing Eastman, de MSCI.

“Tomemos el café como ejemplo. El mayor productor y exportador de café es Brasil, un hecho que tiene que ver, al menos en parte, con la selva amazónica. Pero el Amazonas sigue siendo quemado o cortado para producir carne de res y soya”, denuncia el texto en cuestión, que no tiene desperdicio.

En resumen, advierte que la devastación amenaza la producción de café que requiere la humedad de las plantas que ahora hacen falta.

“En 2021, Brasil experimentó sus peores sequías en un siglo, lo que provocó una mala cosecha de café y elevó el precio de su dosis diaria de cafeína”, indican Lee y Eastman. En México, durante la pandemia el café elevó 11 por ciento su precio, según el Inegi.

Si bien la tragedia está a la vista, también lo están las oportunidades que ésta brinda.

La gente debe cambiar. MSCI ESG Research sugiere enfocarse en la agricultura vertical, en la que avanzan los canadienses, la agricultura de regeneración, la aplicación de robots e inteligencia artificial para aumentar la eficiencia del uso del agua y energía, amén de revisar opciones para consumir proteína hecha de plantas u hongos, en lugar de animales.

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