Parteaguas

Apenas

La presión hacia el cuidado ambiental no se limita al dinero que viene del exterior. Las Afore financian carreteras, puentes y edificios que enfrentan cuestionamientos de impacto a largo plazo.

Apenas están notando que las empresas relevantes no invertirán en países en donde la energía venga de combustibles fósiles. Apenas, cuando no solo GM, sino Ford, Hyundai, Tesla, todas las grandes automotrices vienen avisando desde la década pasada.

Apenas, cuando al inicio de este año Larry Fink, líder del grupo de inversión más grande de Estados Unidos, explicó en una carta que apostarán a empresas que contabilicen sus resultados con base en criterios ESG (Environment, Social, Governance) que refieren el cumplimiento con el medioambiente, la sociedad y con la organización empresarial misma.

El gigante que representa se llama Blackrock, que de acuerdo con datos de Bloomberg, tiene 6.16 por ciento de las acciones de Apple; 5.48 por ciento de las de Amazon; 6.65 por ciento de Alphabet (Google) y 8.01 por ciento de GM, entre cientos de compañías como éstas en la que es el principal o el segundo mayor accionista.

Apenas están leyendo ustedes que a partir del 1 de enero, las Afore que administran el dinero que servirá de colchón o pensión cuando se retiren, deberán cumplir con esos mismos criterios de ESG:

“La inclusión obligatoria de factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés, de Environmental, Social and Corporate Governance) fomenta entre las Sociedades de Inversión Especializadas de Fondos para el Retiro una conciencia más profunda respecto a las tendencias contemporáneas como el crecimiento demográfico, la escasez de materias primas y la globalización”, estableció la Secretaría de Hacienda desde 2019.

La presión hacia el cuidado ambiental no se limita al dinero que viene del exterior. Directamente, las Afore financian carreteras, puentes, edificios como los de Paseo de la Reforma. Trabajos de construcción que ahora enfrentarán cuestionamientos adicionales de impacto de largo plazo.

Porque la presión es política. No quiza, de quienes hoy tienen unos 70 años y se acostumbraron a que el ‘progreso’ lo paga el ecosistema. Pero sí la nueva generación de gente nacida este siglo, muchos de los cuales votarán ya en estas elecciones.

Por su enorme tamaño, esa generación de centennials desplazará a la de millennials que ya venían de una circunstancia retadora.

Según Deloitte, este nuevo grupo, también llamado generación Z, se muestra atípicamente pesimista.

“El pesimismo acerca de los climas político y social también alcanzaron niveles históricos. Más de cuatro de cada 10 entrevistados respondieron que esperan un empeoramiento de la situación, el número más alto alcanzado jamás”, expuso Deloitte en su Encuesta Global 2021 a Millennials y GenZ, Un Llamado a la Responsabilidad y a la Acción.

Les preocupa también su futuro económico, lo que se explica por el frenético dinamismo de la innovación tecnológica.

Apenas asimilaba el mundo el nuevo nombre de Facebook para su corporativo ahora denominado Meta, cuando ayer Niantic, la plataforma de realidad aumentada que desarrolla juegos como Pokémon GO, recaudó 300 millones de dólares del fondo llamado Coatue, lo que le confiere un valor de 9 mil millones de dólares a la nueva empresa.

Esta startup con sede en San Francisco, que inicialmente se separó de Google, usará este dinero para construir lo que llama el ‘metaverso del mundo real’, compatible con una parte de la idea de Mark Zuckerberg de convertir a los humanos en una suerte de ventosas de pantallas.

Cuando puedan asimilar lo anterior, los centennials deberán comprender cómo un país, como El Salvador, usa bitcoin como moneda corriente y también por qué ésta es distinta de los NFT (Non Fungible Token) que convirtieron las imágenes digitales en activos, cuyo valor se compara con el de obras de arte.

Este mundo exige estudio diario para quien quiera seguirle el paso. Si apenas se enteran de GM, de ESG, de Meta y de los NFT, sepan que ya se quedaron como un semestre atrás y eso, en la era actual, equivale a lo que antes llamábamos años.

El autor es director general de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero.

 Opine usted: jruiz@ elfinanciero.com.mx

Facebook: @RuizTorre



COLUMNAS ANTERIORES

¿Por qué fracasan?
¿A Carstens ya le gustó la Blockchain?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.