Parteaguas

Hay un reactor gigante de fusión en el cielo

Empresas centenarias deben lidiar con la inercia de trabajadores que operan como les enseñaron en el pasado y, a la par de eso, ganar mercado en un mundo en el que cada vez pesa más la IA.

Lo que verán quienes sobrevivan a la pandemia es algo que casi nadie en México tiene la capacidad de explicar.

La ola de cambios tecnológicos rebasa la comprensión de las personas y es visible en buena medida en los nuevos automóviles que de a poco ya se ven en la calle.

Quien mejor explica el presente es Elon Musk y él lo está generando en Austin, muy cerca de El Álamo, la mítica sede de una batalla acontecida en San Antonio, Texas, cuando todavía aquello era territorio mexicano.

“Hay un reactor gigante de fusión (nuclear) en el cielo y que sale cada día, requiere cero mantenimiento… suena como un buen negocio”, dijo el científico magnate hace unos días en una reunión con accionistas a los que hizo inmensamente ricos.

No es noticia, claro, saber que el Sol puede sustituir completamente el uso de combustibles fósiles en la Tierra.

Lo interesante es entender el plan que ya tiene este hombre para cambiar todos los aparatos que mueven gente y cosas sobre el planeta. Es útil particularmente, cuando México busca su lugar pospandémico en la manufactura mundial y también, cuando esta semana se celebra en San Antonio, Texas, un encuentro norteamericano de expertos y empresarios de la industria automotriz, negocio que representa un tercio de todo lo que venden los mexicanos a otros países.

Dibuja tan fácil Musk lo que está ya encima, que solo obtiene crédito por representar a una empresa cuyas acciones totales para quien quiera comprarla, cotizan en 812 mil millones de dólares. Eso es casi el doble del valor de las compañías BMW, Daimler, Ford, GM y Volkswagen… juntas.

Dice el líder de Tesla que en el espacio de un solo caserío pueden instalarse paneles y baterías para capturar energía solar y guardarla en un volumen suficiente para alimentar todas las necesidades de Estados Unidos. No se preocupen por las ‘pilas’, ya son reciclables. (https://bit.ly/3DBh9aw)

En su cabeza, el camino de la transición está trazado y el primer paso está dado, Tesla ya es rentable y ahora solo necesita más celdas fotovoltaicas y energía eólica; luego más baterías y posteriormente, la electrificación total del transporte. De todos absolutamente los modos de transportación: coches, barcos, aviones. Eso descarbonizará el planeta, vislumbra.

¿Qué tiene que ver eso con la gente que vive, digamos, en Puebla?

Conecten la idea anterior con lo que ayer reveló Reuters, en el sentido de que Volkswagen podría reducir su personal en Alemania, en la medida en que también vira hacia el transporte eléctrico.

Según Reuters, el director de la empresa alemana, Herbert Diess, dijo en septiembre que la compañía podría perder 30 mil puestos de trabajo si realiza una transición demasiado lenta a los vehículos eléctricos.

Añadió que la competencia de nuevos participantes en el mercado alemán, como Tesla, empujó a la compañía a acelerar su transformación.

Tesla planea producir 500 mil autos al año en Alemania con 12 mil empleados, mientras que los 25 mil de Volkswagen producen solo 700 mil en Wolfsburg. En los rebotes de esa circunstancia, los poblanos podrían encontrar riesgos y oportunidades.

La empresa de Musk lleva ventaja en un asunto estructural: nació en el ecosistema tecnológico digital. Su energía se enfocó solamente en el crecimiento.

Es distinto el asunto para empresas centenarias como Ford, que deben lidiar con la inercia de trabajadores que operan como les enseñaron en el pasado y a la par de eso, ganar mercado en un mundo en el que pesa más la inteligencia artificial que el fuel injection.

La dificultad del cambio la entienden bien quienes dirigen todas las empresas mexicanas, muy enfocadas en una economía tradicional y muchas de ellas proveedoras de partes para la industria automotriz.

Empresas como la consultora Accenture encontraron en esa dificultad una oportunidad de negocio para digitalizar comercios e industria. Con ese propósito contratarán a mil personas en Mérida, justamente para entrenarlas en la estrategia de modernizar compañías nacionales. El cambio dramático actual no puede taparse con un dedo y puede verse como reto o como oportunidad. Ojalá que la mayoría vea lo segundo.

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