Parteaguas

La última de Shields

Las reservas petroleras mexicanas fueron durante décadas el colchón que permitió a los presidentes dar en calidad de tlatoanis, sin mayores preguntas.

Ayer, David Shields cerró una ventana. Dejó de escribir su columna en el diario Reforma.

Su espacio en ese medio educó y abrió brecha a quienes nos interesamos en entender lo que hay después del enchufe en el que cargamos el celular.

Para la gente, en la escalera que permite alcanzar la supervivencia, la energía está en el escalón inmediato posterior al de la comida.

En ese ámbito, en el de la energía, lo que hizo la misma gente durante este siglo permite confirmar que como lo expuso el periodista ayer, lo mejor está por venir. ¿Qué pasó en lo que va del siglo, Mr Shields? Primero, la nación.

Adiós, Cantarell. Las reservas petroleras mexicanas fueron durante décadas el colchón que permitió a los presidentes dar en calidad de tlatoanis, sin recibir a cambio mayores preguntas.

Dos terceras partes de la mezcla nacional llegaron a proceder de ese campo petrolero que hoy, justo cuando el más entusiasta presidente petrolero llegó al poder, enfrenta la decadencia. La abundancia efímera permitió al gobierno en un tiempo evitar la fastidiosa tarea de cobrar impuestos diligentemente.

La columna de Shields registró en su tiempo esa bonanza de Cantarell que permitió a México alcanzar una producción mayor a 3.4 millones de barriles diarios de crudo durante la década pasada. También detalló la caída de ese yacimiento que marginó al país a su actual destino de mediano productor de petróleo, que batalla para mantener la mitad de ese volumen de producción.

Una potencial recuperación nacional de reservas luce hoy a destiempo con el ritmo que lleva el mundo. La misma British Petroleum (BP) reconoció en un documento reciente que 2019 habría marcado el pico de producción y venta global de crudo.

La pandemia, el calentamiento global, coches más eficientes y una menor demanda de los mismos impuso a todas las armadoras relevantes una fecha de ‘caducidad’ a sus motores de combustión interna hacia 2030. Hoy Pemex vende 35 por ciento menos gasolina que en 2016.

Otro cambio: Fuera, Luz y Fuerza del Centro. Hay muchas leyendas acerca de las prácticas de los trabajadores de esa compañía desaparecida en 2009.

Una muy colorida narra en condición de historia fantástica, la sorpresa de encontrar en sus oficinas abandonadas unas quijadas naturales de perro montadas sobre una estructura metálica, cuyo funcionamiento mecánico habría permitido a alguno que otro vivales, justificar una incapacidad temporal para obtener vacaciones pagadas, a costa de un moretón.

Lo real estuvo en las constantes interrupciones de la ‘luz’ en plena capital del país, que obligaban al frecuente consumo doméstico de veladoras… por todas las razones.

Pero los cambios no se limitaron a las desapariciones.

Ford construye en Cuautitlán su nuevo Mustang E, que carga electrones en lugar de litros. La GM ya puso fecha al final de sus coches a gasolina y la Volkswagen prometió el lanzamiento de 70 modelos eléctricos para esta misma década, como el ID4 que ya está a la venta. Ni hablar de lo que hace Tesla, de Elon Musk.

Hoy más de la mitad de los estados del país se reparten 87 centrales fotovoltáicas y según la Asolmex, más de 8 mil 550 millones de dólares ya fueron invertidos en esas plantas de generación. Sirva como referencia que esa cifra se acerca a lo que invertirá el gobierno en la refinería de Dos Bocas, en Tabasco.

El sol arribó con una etiqueta de made in China. La eficiente producción de los asiáticos tumbó el monto de las inversiones en paneles solares.

El costo de instalar un kilowatt de capacidad bajó del equivalente a 75 mil pesos en 2013, a unos 30 mil pesos actualmente, de acuerdo con la Energy Information Administration de Estados Unidos.

Mucho de eso lo atestiguó A Debate, la columna de Shields, un periodista que exige a sus colegas la seriedad que demanda el reto de entender un negocio cuya técnica impone una barrera hostil.

Viene, ya avisó, el hidrógeno. También conviene poner atención al almacenamiento de energía y la captura de carbono. Lo mejor está por venir. Buen camino, Señor Shields. ¡Viva México!, su país.

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