Parteaguas

La CDMX se abarata (solo la CDMX)

México aparece en quinto lugar en encarecimiento de vivienda en un ‘ranking’ de 18 grandes economías del mundo.

Vaya días para los millennials. Empiezan a llegar a los 40 años de edad justo cuando una pandemia cambia la historia del mundo, los trabajos son escasos y los ‘depas’ y casas se ponen caros.

Este país que no necesita más presiones sociales, aparece en quinto lugar en encarecimiento de vivienda en un ranking internacional de 18 grandes economías del mundo.

Durante la década pasada, las casas contenidas en el territorio que va de Tijuana a Cancún elevaron su precio a un ritmo superior que el experimentado por quienes viven en Australia, Japón o Francia.

Del inicio de la pandemia para acá, esta ‘guerra’ contra los compradores continuó, salvo, caso curioso, en la Ciudad de México, que enfrenta como pocas capitales del mundo un fenómeno atípico.

El estudio fue elaborado por el equipo de Agustín Carstens, en el Banco de Pagos Internacionales, el BIS, que coordina las actividades de todos los bancos centrales, entre ellos, el Banco de México, que como sus pares, tiene como encomienda revisar que no se dispare la inflación.

Durante la década iniciada en 2010, las casas mexicanas aumentaron su precio en promedio 30 por ciento.

Quienes en esos años habitaron la Ciudad de México, enfrentaron incluso una elevación superior a 50 por ciento, un número interesante para quienes sí alcanzaron a comprar primero, pues vieron ese dato actuar en su favor en forma de plusvalía.

Esto puso los precios de la Colonia Roma al nivel de Les Roquetes, en Barcelona y varios penthouse en Polanco a la altura de Manhattan.

Solo cuatro países superaron a México en la elevación de precios de la vivienda en ese lapso: India, Canadá, Alemania y Estados Unidos.

Como en todo, la pandemia cambió el panorama. Los precios siguieron acelerándose internacionalmente durante el año concluido en marzo de este 2021, pero hubo un detalle importante: algunas grandes ciudades detuvieron la bonanza.

Los precios internacionales en términos reales –por encima de la inflación– crecieron 4.6 por ciento durante los referidos 12 meses, dice el BIS.

“Eso representó la mayor tasa de crecimiento desde la Gran Recesión de 2009”, expone la institución en su reporte de inflación de propiedades al primer trimestre del año.

En México, las ciudades que estuvieron bien por encima de ese número fueron Los Cabos, Cancún, La Paz, Bahía de Banderas, Mazatlán y Tepic, destinos que sirven de refugio para trabajadores en la era del home office.

Cifras de la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF) revelan que la plusvalía en todos los estados del país supera o iguala la inflación nacional. En todas las entidades, salvo en una: la Ciudad de México.

El fenómeno, empero, no es exclusivo de los herederos de Tenochtitlán.

La caída acumulada de un 4 por ciento en los precios desde el final de 2019, de acuerdo con el BIS, es una suerte compartida con Manila y ciudades cercanas en Filipinas; y Kuala Lumpur, en Malasia.

Un experto en reputación de empresas e instituciones me comentaba recientemente su percepción acerca de una caída en el ‘orgullo chilango’ que coincide con cifras nacionales de la SHF que revelan que hasta en la alcaldía Benito Juárez, ganadora de valor en años recientes, los precios de la vivienda caen en términos reales.

Las razones para lo otro, para el encarecimiento generalizado en el resto de México, no están claras. En países de economías avanzadas, los gobiernos empiezan a considerar ciertos impuestos a viviendas deshabitadas que son propiedad de individuos de alto poder adquisitivo que las compran en ánimo de aumentar su capital, en detrimento de quienes necesitan ese espacio para ocuparlo.

Es posible que México no esté en esa circunstancia, pero ante la necesidad de vivienda, conviene poner atención en la capacidad de la banca y del Infonavit para atender a quienes apenas comienzan a armar su patrimonio.

El autor es director general de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero.

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