Parteaguas

¿Mariguana? Una colombiana presume primera exportación a México

Fuentes gubernamentales de Colombia expusieron que se trató de un embarque de aceite de THC o tetrahidrocannabinol.

En Netflix tendrán que pensar en nuevas historias. Una empresa colombiana presumió una venta que podría romper el estereotipo del ‘narco’ latinoamericano que divulga frecuentemente esa plataforma de entretenimiento.

Es Pideka la que, de acuerdo con el gobierno colombiano, completó la primera exportación de derivados de cannabis para su uso medicinal en México.

Fuentes gubernamentales de esa nación expusieron que se trató de un embarque de aceite de THC o tetrahidrocannabinol proveniente de plantas ubicadas en una instalación de la citada empresa en el municipio de Tocancipá, a unos 30 kilómetros al norte de Bogotá.

Pideka es una compañía presidida por Borja Sanz de Madrid, un hombre que se describe como exdirector de Inhabit SAS Colombia, “empresa de importación y exportación que introdujo tecnología y productos de construcción europeos innovadores en el mercado latinoamericano”.

Su perfil dentro del sitio de Pideka detalla que es además director gerente del grupo de inversión B CE y forma parte del consejo de Sanz International Jewelry Group, “como un ‘Sanz’ de tercera generación, que atiende a las familias reales española y marroquí”.

Es Procolombia, la institución gubernamental de promoción del país sudamericano, la que difunde en estos días la transacción que derivó en el envío en cuestión.

“Procolombia ha venido trabajando desde hace varios años con la industria, apoyándola en términos de regulación, promoción de inversión, exportaciones e identificación de oportunidades en mercados donde la regulación permite el acceso a estos productos, como el caso de Alemania y Reino Unido”, expuso la institución en un comunicado.

Pideka atribuye al aceite cannábico propiedades para combatir dolor crónico, distintos tipos de epilepsia, insomnio, estrés y ansiedad, y para disminuir efectos secundarios de quimioterapia en tratamientos contra el cáncer.

La empresa fue creada en Colombia, pero cuenta con inversión canadiense, española, norteamericana y latinoamericana, detalla información oficial.

Depende de una holding canadiense llamada Ikanik Farms, presidida por Jaqueline Tucker, quien estuvo vinculada con empresas extractivas y que ahora encabeza el consejo directivo de esta firma dedicada a la venta de productos provenientes de la mariguana.

De acuerdo con información pública recopilada por Bloomberg, Ikanik tiene un valor de mercado de 80 millones de dólares canadienses, aunque hasta el final de 2020 no había registro de sus ventas. Su principal accionista, de acuerdo con el medio estadounidense, es Borja Sanz.

Lo que sí hay –como abunda entre quienes se aprestan a atender el mercado cannábico – son expectativas que sustentan hasta el momento el precio de sus acciones.

Sanz dijo a Procolombia que un litro de THC puede costar unos 45 mil dólares y que durante el próximo trienio podrían exportar desde el país sudamericano entre 80 y 100 millones de dólares de este producto.

El mercado potencial para sus productos alcanza 20 mil millones de dólares, de acuerdo con Pideka, número basado en una población de un millón de pacientes potenciales aptos para tratamientos con extractos de THC y de Cannabidiol o CBD.

Procolombia inició en abril una estrategia de apertura del mercado mexicano y de atracción de inversionistas nacionales a su país.

Ese mes, la abogada Flavia Santoro, una graduada por la Pontificia Universidad Javeriana, de Bogotá y presidenta del organismo, se acercó a productores nacionales de aguacate hartos de la violencia que prevalece en su contra en los estados de las costas mexicanas del Pacífico. Santoro divulgó en esos días la buena aceptación en Europa de ese fruto producido en su país.

Ahora, su equipo difunde en el exterior los derivados de otro vegetal, el cannabis, que de acuerdo con Procolombia, las exportaciones legales que iniciaron en 2019 con un monto de apenas 275 mil dólares, se elevaron a más de 4.7 millones de dólares, un año después.

El autor s director general de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero.


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