Parteaguas

Petroleros abandonando el petróleo

Proyectos solares a escala de servicios públicos que comiencen a construirse en 2021 son elegibles para un crédito fiscal.

Son seis de cada 10 focos que tienen en su casa los que se prenden gracias a la industria petrolera. No es muy distinto de lo que ocurre en Texas, Estados Unidos, aún.

Hay una diferencia entre ambas regiones. Esta radica en que allá, en el ombligo de la industria del crudo mundial, ya les gustó más el sol.

Ojalá fuera solo por el medio ambiente, pero la razón está en el dinero. Desde que los chinos se pusieron a fabricar paneles solares y entraron al inicio de este siglo a las reglas del comercio mundial, el precio de producir electricidad fotovoltaica se desplomó en todos los países.

Estos son los datos que tiene el gobierno estadounidense. Imaginen un panel solar de 200 watts, que son muy comunes y que serviría más o menos para prender una pantalla de TV y algunos focos ahorradores.

En 2006, ese panel comprado en la fábrica tenía un precio de 700 dólares o 14 mil 700 pesos al tipo de cambio de hoy. En febrero de este año ronda el equivalente a mil 500 pesos. Ojo, no incluye nada más que el panel sin instalar.

La Agencia de Información de Energía (EIA, en inglés) del gobierno de Estados Unidos documentó ese cambio de precio de 3.50 dólares por watt en 2006, a 0.34 dólares o 34 centavos, en febrero de 2021. Los datos proceden de registros de pedidos cubiertos por las principales comercializadoras en ese país.

Vino la consecuencia lógica: “Texas, que ya es el estado de Estados Unidos con mayor capacidad de energía eólica, está alcanzando a California en capacidad solar”, informó ayer la EIA. “Agregará 10 gigawatts de capacidad solar a escala de servicios públicos para fines de 2022, en comparación con los 3.2 gigawatts en California”.

Para que tengan una referencia, consideren que 10 gigawatts o 10 mil megawatts bastan para alimentar a toda la Ciudad de México.

La diversificación de fuentes de energía es indispensable en un estado que se paralizó recientemente debido a que las extraordinariamente bajas temperaturas de este invierno congelaron ductos y otra infraestructura de transporte de gas natural, impidiendo con ello la generación y distribución de electricidad mediante este combustible.

Además, el presidente Joe Biden promueve incentivos que provocan justamente la detonación de la demanda de paneles.

Los proyectos solares a escala de servicios públicos que comiencen a construirse en 2021 o 2022 son elegibles para un crédito fiscal del 26 por ciento sobre el costo del proyecto. Por cada mil dólares que les cueste todo, incluida la instalación, obtienen 260 para descontarlo de su pago de impuestos habitual.

Ese crédito fiscal se reducirá al 22 por ciento para proyectos que comienzan en 2023 y al 10 por ciento para proyectos que comienzan en 2024 o más tarde, por lo que el factor tiempo cuenta. La EIA estima que Texas cierre 2022 con una capacidad de generación solar de casi 15 gigawatts que sumada a la eólica, superará 50 gigawatts, suficientes para alimentar a todo México en un día de demanda moderada.

Todo eso ocurre aún sin la influencia de Tesla en el estado. La empresa de Elon Musk que revolucionó el mercado de coches eléctricos, está terminando de construir allí una “gigafábrica” de sus automóviles Model Y, que llegarán junto con la propuesta de desconectarse de la red pública y también olvidarse de las gasolineras.La oferta incluye sus Powerwall, baterías de litio que almacenan en casas y negocios la electricidad producida por paneles solares de la misma compañía.

Solo durante 2020, la entrega de dispositivos para almacenamiento de energía creció 83 por ciento y superó 3 gigawatts hora en un solo año, informó Tesla a inversionistas.

Houston, Texas, reúne oficinas de corporativos tan tradicionales como Exxon, una empresa que ahora enfoca su atención en proyectos de descarbonización, como los de captura de bióxido de carbono y almacenamiento bajo la superficie, previendo un mercado que empieza a formarse y puede superar 2 billones de dólares (trillions) en 2040.

También trabaja con Siemens con un proyecto para producir gasolina en Chile, pero combinando el bióxido de carbono como el de la contaminación que respiran, con hidrógeno proveniente del agua de mar. Alguna vez, así de remoto sonó el mercado de la energía solar.

Director General de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero

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