Parteaguas

Del Tsuru al 2021

Las grandes productoras de vehículos están obligadas a reducir su impacto al planeta.

Cuando empezaron a llegar los autos Toyota a México, el rey de las calles nacionales era el Tsuru.

En 2002, cuando la fabricante de los Corolla arribó al país, el internet era privilegio de algunas escuelas y el floppy gobernaba todavía la mayoría de las oficinas.

Había que grabar el archivo, pararse, caminar hasta el escritorio de alguien más, introducir en otra computadora ese pequeño disco protegido por una suerte de galleta cuadrada de plástico y bajar el documento en la máquina del compañero.

El floppy tenía una capacidad de menos de dos megabytes; hoy una sola selfie tomada con el celular pesa más que eso.

Si quieren dejen de lado lo que cambió con el correo electrónico. Vean mejor todo lo que pasó desde entonces: llegaron las redes sociales, el contenido que ofrece YouTube, la publicidad automatizada, el análisis masivo de sus datos, los dispositivos móviles, los smartphones, el WhatsApp y el disparo en el ancho de banda, el Iwatch, blockchain, las criptomonedas como el bitcoin, la realidad virtual y la aumentada, interacciones digitales como Tinder y el riesgoso sexting, el home office y la inteligencia artificial. Uber...

¿Alguien espera que eso no cambie cómo nos movemos ahora? ¿Ya vieron que no hay coches nuevos sin bluetooth?

Ahora conviene analizar lo siguiente: Toyota fue la última empresa que anunció hace seis años la llegada de cientos de puestos de trabajo para fabricar coches en una nueva planta de su propiedad. Ninguna otra llegó después. De ninguna marca. ¿Qué pasó?

Ocurrió que México estuvo alguna vez al ritmo de los cambios globales, pero por ahí de 2016, se le ponchó una llanta.

Las más grandes empresas nacionales privadas siguieron vendiendo acero o vidrio, en lugar de ofrecer productos más sofisticados, como los chips tan demandados hoy hasta para abrir las puertas con el control remoto, o para instalar Apple Play o Android en cada coche. Luego está el lío de la infraestructura, que compete al gobierno.

Todas las grandes productoras de vehículos están obligadas ya por su consejo directivo o por los gobiernos de sus países a reducir su impacto al planeta.

Con ese propósito, Toyota ofrece seis modelos híbridos en el país, que incluyen la Sienna, y para 2025 todos, incluyendo la pick up Tacoma, tendrán una versión con esa tecnología.

La empresa que encabeza en México Luis Lozano, es la líder en ese mercado y en este 2021, 30 por ciento de los coches que vende en el país combinan electricidad con gasolina para transitar.

¿Puede el Prius ‘gobernar’ las calles nacionales?

La meta de la empresa es que hacia 2030 ya venda más coches vehículos ‘electrificados’ que de combustión interna. Pero incluso aunque llegue a esa meta, el equipo de Lozano no garantizará el cumplimiento con la obligación que tiene ante sus oficinas centrales de Aichi, Japón. De aquí a 2050, la compañía tiene que acabar con 90 por ciento de las emisiones que genera, incluso cuando fabrica coches.

¿Quién apostaría hoy a que el sistema eléctrico mexicano surtirá a la empresa japonesa energía renovable? Si la energía es producida con carbón o combustóleo, la empresa puede ser castigada con multas en otras naciones. Lozano tiene serios retos.

Consideren que la ‘amenaza’ ya llegó al barrio. En Canadá ya avanzaron los impuestos por contaminación y el presidente Joe Biden ya unió a los estadounidenses con sus vecinos al norte para formalizar una agenda de cero emisiones hacia 2050.

Un documento llamado ‘Technology Futures: Projecting the Possible, Navigating What’s Next’ advierte de que viene una era de movilidad distinta que traiga finalmente el uso de lentes que sustituyan al smartphone para tener en todo momento una convivencia ‘afectiva’ con una inteligencia artificial que nos comprenda incluso al viajar en el carro.

En este rubro, Nvidia, la compañía fabricante de los dispositivos internos de los teléfonos, lanzó ayer Nvidia Jarvis, que estudió conversaciones al punto que ahora hace posibles las pláticas con las computadoras. El anuncio de ayer revela que este brinco hace 10 veces más poderosas las nuevas computadoras respecto a las del mes pasado.

El citado estudio lanzado este mes por Deloitte y el Foro Económico Mundial explica que llegó el momento de convivir con bots. Y eso puede funcionar bien. México está conectado todavía a esa realidad. El Tsuru ya no existe.

Tecnología, energía y movilidad limpia. Hay decisiones que ya no son opcionales.

El autor es director general de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero.

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