Entorno Económico

Pronósticos 2020-2021: ¿Rangos o escenarios?

La incertidumbre es alta, más de lo usual, y hay un reconocimiento de que el entorno puede cambiar sensiblemente, aún en cuestión de unos pocos meses.

La incertidumbre continúa elevada, el contexto internacional y local es muy fluido y hay todavía más preguntas que respuestas. No tuvimos antecedentes históricos en el difícil manejo del dilema entre 'aplanar' la curva de contagio por Covid-19 y minimizar el costo económico en cada uno de los países del globo. De manera similar, no tenemos cartografía en la reapertura ni una estrategia estandarizada que la guiara. En este contexto, la incertidumbre de pronóstico continúa elevada. ¿Cuánto caerá la economía global? ¿Cuánto la local? ¿Qué tan profunda la contracción? ¿Qué tan plana la recuperación? En esta línea observo al menos tres estrategias en el manejo de esta incertidumbre de pronóstico.

Primero, algunos bancos centrales han optado por ofrecer un muy amplio rango de pronóstico para éste y el siguiente año. Se reconoce que el entorno es inusualmente incierto, algunas políticas contracíclicas menos efectivas y los modelos estadísticos tradicionales quizás eclipsados por las mismas condiciones excepcionales que describen la realidad actual. En este caso, la respuesta parece ser reconocer todos esos riesgos y preguntas y aterrizarlas en un amplio rango de pronósticos de crecimiento económico. Un ejemplo regional lo da el Banco de la República en Colombia, con un estimado de entre -2 por ciento y -7 por ciento de contracción económica.

Segundo, otros han optado por el diseño de escenarios. Estos reconocerían las realizaciones de los escenarios considerados más probables. En algunos casos, los escenarios no estarían clasificados por sus causas o características sino por sus dinámicas expresadas en la contracción económica y posterior recuperación. Un ejemplo de este caso es Banco de México, que optó por ofrecer tres distintos escenarios de crecimiento económico.

Dichos escenarios serían en 'V', 'U profunda' y 'V profunda'. En el primero, la economía mexicana se contraería en 4.6 por ciento este año y se recuperaría a una tasa anual de 4 por ciento. En el segundo caso, -8.8 por ciento y 4.1 por ciento serían los supuestos, en el mismo orden. En el tercero, -8.3 por ciento y -0.5 por ciento serían los pronósticos, respectivamente. No obstante, desde mi punto de vista, la ausencia de diferenciación entre el escenario base o más factible y los secundarios hacen de dicha estrategia una muy cercana a la del Banco Central de Colombia. Es decir, un amplio rango de pronóstico de entre -4.6 por ciento y -8.8 por ciento para 2020 y entre -0.5 por ciento y 4.1 por ciento para 2021.

No obstante, Banxico dio un paso más allá y en su más reciente reporte trimestral ofreció pronósticos puntuales de inflación obtenidos a partir de las previsiones de inflación resultantes de los tres escenarios y seleccionando la trayectoria central como estimado oficial. La pregunta aquí es si lo anterior no es equivalente a seleccionar el centro del intervalo de pronóstico de crecimiento del PIB como ancla analítica para el año, es decir -6.7 por ciento para el año corriente y 1.8 por ciento para el siguiente.

Una tercera opción parecería el diseño de escenarios elaborados sobre supuestos específicos y con una probabilidad diferenciada. Esta es la ruta por la que he optado. Un escenario base o central de contracción de 8 por ciento este año y de 2.5 por ciento el siguiente, visión a la que el consenso se ha venido acercando cada vez más. Otro escenario, con naturaleza secundaria, sería el de 'lenta recuperación' que asumiría, por ejemplo, una efectividad más limitada por parte de las políticas contracíclicas internas y externas y un encierro quizá más prolongado (teniendo como contrapartida una estrategia de reapertura más pausada). En este escenario, la economía local se contraería casi 9 por ciento y su recuperación sería inferior a 1 por ciento el año siguiente.

Un último escenario secundario sería el de 'segunda ola', el cual incorporaría un escenario de aceleración en los contagios y una eventual marcha atrás de los primeros pasos de reapertura. En este caso, el encierro tendría una segunda vuelta más tarde en el año. En un contexto así, estaríamos muy probablemente hablando de dos dígitos de contracción para el presente año (10 por ciento nuestro estimado) y muy probablemente un nulo avance el año siguiente.

Finalmente, independientemente de la estrategia de pronóstico, el mensaje es claro y potente: la incertidumbre es alta, más de lo usual, y hay un reconocimiento de que el entorno puede cambiar sensiblemente -aún en cuestión de unos pocos meses. En lo particular, dudo que las cifras de desempeño económico durante el segundo trimestre (algunas por revelarse esta misma semana), den paso a un escenario menos nebuloso para la segunda mitad del año.

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