Entorno Económico

Hay opciones de política monetaria

Los participantes en los mercados deben estar conscientes de que la política monetaria no se atará de manos ante un escenario de riesgo inflacionario, sino que buscará opciones.

En varias latitudes, comienza a materializarse un escenario de riesgo inflacionario. Me refiero a aquel donde el proceso desinflacionario parecería haber entrado a una zona de empantanamiento. La primera pregunta relevante tiene que ver con la posibilidad de que solo se trate de un evento meramente transitorio o de una señal de que los esfuerzos de restricción monetaria han sido insuficientes, necesitan mantenerse por más tiempo o incrementarse sensiblemente. Los bancos centrales no necesariamente han sido tomados con la guardia baja, desde un principio nos han recordado que hay alta incertidumbre alrededor del proceso de descenso inflacionario y que se debe ser prudente y paciente en el ejercicio de la política monetaria. ¿Qué estrategias podrían seguir los bancos centrales en general y Banxico, en particular?

Pienso en al menos cinco alternativas, no necesariamente excluyentes y relevantes tanto para aquellos bancos centrales que ya han comenzado sus ajustes a la baja en sus tasas de referencia como en aquellos que aún no lo han hecho.

Primero, y muy relevante para aquellos bancos centrales que aún no inician su ajuste, es la opción de posponer el inicio de su proceso de recorte en tasas de referencia. Tal es el caso de la Reserva Federal (Fed), la cual muy probablemente tendrá que esperar un poco más con la esperanza de que las cifras de inflación le den un poco más de confianza. No obstante, es difícil suponer que puede postergar tal ajuste de manera indefinida, la economía estadounidense tarde o temprano dejará ver los efectos de un nivel de astringencia monetaria récord y evitar una recesión también estaría al centro de las preocupaciones de la Fed.

En segundo término, para aquellos bancos que ya han iniciado sus recortes o están a punto de hacerlo, se encuentra la consideración de la magnitud de los ajustes a la baja. En este caso, los múltiplos de 0.25 puntos porcentuales serán la variable de ajuste si es que se desea moderar o comenzar un proceso de recortes en magnitud gradual. Lo anterior permitiría apoyar un mensaje de gradualidad en espera de la consolidación de una trayectoria de convergencia de la inflación.

Una tercera opción podría ser alternar los recortes, es decir, entregar ajustes no consecutivos pero continuos. En este, como en todos los casos, la comunicación será clave en un contexto de elevada incertidumbre en torno al proceso inflacionario. Considero que los participantes en los mercados tienen que estar conscientes de que la política monetaria no se atará de manos, sino que buscará abrirse opciones de ser necesario mantener las condiciones restrictivas por un periodo prolongado.

Ligado a la anterior, los bancos centrales también pueden optar por operar el ciclo de ajuste a la baja en tasas de interés por etapas, es decir, por secciones de recortes separados por un periodo breve de evaluación de tendencias inflacionarias y de actividad económica. Quizás en este grupo podría entrar el concepto de ‘ajuste fino’, que uno de los miembros de la Junta de Gobierno ha mencionado recientemente en las minutas. En este caso, un segmento de ajuste solo correspondería a la compensación del apretamiento de las condiciones monetarias, explicado por una mejoría en las expectativas de inflación y no por el ajuste de las tasas nominales del Banco Central observado en trimestres previos.

Por último, considero que, de manera creciente, la opción de “tasas altas por un periodo prolongado” migrará hacia “un ajuste a la baja en tasas más limitado” respecto a lo planeado originalmente. Lo anterior, al reconocer que la opción de postergar aún mas un ajuste a la baja en tasas eleva la probabilidad de un costo económico mayor, al tiempo que no reconoce la mejoría parcial de las tendencias inflacionarias.

De nueva cuenta, conviene reconocer que a ningún banco central le conviene restringir su margen de maniobra. Por el contrario, es momento de ser flexible y hasta pensar ‘fuera de la caja’, ante un dilema creciente entre limitar los riesgos recesivos al tiempo que se enfrenta a una muy testaruda inflación.

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