Entorno Económico

El arte de equivocarse

El voto por recortar 50 puntos base será mayoritario en la siguiente reunión del Banxico, ya con la cifra preliminar del PIB del tercer trimestre y un menor diferencial en tasas de interés.

Tenía total convicción. Banxico recortaría su tasa de interés en 50 puntos base en reconocimiento de la mayor holgura económica y con mayor confianza tras alcanzar la inflación su nivel objetivo en un entorno donde el diferencial de tasas que México es claramente amplio al compararse con otras economías en pleno relajamiento monetario. Nuestro Banco Central solo recortó en 25 puntos base la semana pasada. Hay que aprender de los desaciertos, dicen. Así, me permito compartir tres enseñanzas y dos incógnitas.

Primera lección. A pesar de las cifras económicas desalentadoras, donde destaca la contracción de la actividad reportada en julio por el IGAE, Banxico parece relativamente constructivo. No deteriora el balance de riesgos sobre el crecimiento económico y se muestra esperanzado por un repunte hacia adelante. Ojalá sea así.

Segunda lección. La inflación general ya se encuentra en su objetivo, sin embargo, el balance de riesgos no ha mejorado a los ojos del Banco Central. Se confirma la incertidumbre que mantiene sobre su signo y no se canta victoria. Concuerdo con esto, la inflación podría mantenerse muy cerca o hasta debajo del objetivo las siguientes quincenas, pero la baja base de comparación anual no garantizará que se mantenga así durante 2020. Este es precisamente el componente central de la ventana de oportunidad que yo veo en el cuarto trimestre de este año para empujar las condiciones monetarias lo mas cerca de nivel neutro posible.

Tercera lección. Banxico no da un paso atrás en la larga lista de riesgos e incertidumbres que ve a su alrededor. Opta por mantener frases y reiterar sus preocupaciones y, más importante aún, en no dar señales que puedan ayudar a bosquejar las posibles acciones futuras de política.

En este punto, leo un Banco Central cauteloso y con pies de plomo por lo que toca a alimentar o validar expectativas de mercado respecto al alcance de su proceso de recorte o cómo será distribuido.

Hasta aquí las lecturas que incorporo en mi evaluación del entorno y coadyuvan a aclararme la función de reacción del Banco Central. Ahora doy paso a dos importantes interrogantes.

Primero, el diferencial de tasas de interés de política monetaria respecto al exterior (EUA) se mantiene claramente elevado en el amplio comparativo del bloque emergente. De optar por solo seguir a la Reserva Federal, aparentemente no le quedaría ya mucho camino por recortar a Banxico. Esto seguiría dejando un diferencial alto y condiciones monetarias restrictivas en un contexto de ampliación de holgura económica con inflación baja. Más aún, dado el retraso con el que actúa la política monetaria sobre las variables reales y nominales, la oportunidad de limitar los riesgos o suavizar el ciclo económico a la baja se queda atrás en el calendario. ¿Estaríamos entonces hablando de que el ciclo planeado por Banxico no implicaría eliminar las actuales condiciones restrictivas?

Segundo. El comunicado no pareció mostrar gran cambio en su contenido, lenguaje y tono. Si acaso algunas líneas con implicaciones halcón (o de política restrictiva) dieron paso a otras con un tono más neutro. No obstante, resulta relevante recordar que así fue el comunicado resultado de un balance de visiones al interior de la Junta de Gobierno donde el 40 por ciento (dos de sus cinco miembros) consideró que las condiciones ya eran tales que ameritaban un recorte de 50 puntos base. ¿Cómo es que dicha composición no dio paso a un tono con más sesgo acomodaticio o quizás a una o dos líneas de mayor cautela?

En mi caso, y a riesgo de parecer testarudo, continúo pensando que el voto por recortar 50 puntos base será mayoritario en la siguiente reunión (noviembre 14), esto ya con la cifra preliminar del PIB del tercer trimestre publicada (octubre 30) y un entorno global de más estrechos diferenciales de tasas de interés.

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