Entorno Económico

¿Cuándo corta Banxico? Sabemos más de lo que creemos

Los riesgos sobre la inflación subyacente continúan sesgados al alza, asociados a una actividad económica resiliente y a una eventual corrección en la paridad cambiaria.

No es posible deducir fácilmente la fecha en que Banxico optará por comenzar un proceso de normalización de la política monetaria vía recortes a la tasa de fondeo. El Banco Central nos ofrece, al menos en cada comunicado, una guía prospectiva que por lo pronto sugiere que la tasa de interés de referencia se mantendrá sin cambio por un “periodo prolongado”. Lo anterior en línea con la estrategia de administración de expectativas que han venido utilizando no pocos bancos centrales alrededor del mundo ante el actual cúmulo de elevadas incertidumbres. No obstante la ambigüedad, creo que hay al menos tres señales que vale la pena considerar para tratar de aproximar la fecha de inicio del esfuerzo de recortes.

Primero, hay que tomar en cuenta que los pronósticos de inflación que ofrece Banxico en cada comunicado han venido presentando ajustes marginales. Lo anterior es relevante en un régimen de objetivos de inflación basado en pronósticos. De acuerdo con tal régimen, “si el nuevo pronóstico de inflación cumple con el criterio que estableció el Banco Central para la convergencia de la inflación a su meta, entonces la postura de política monetaria se mantiene sin cambio”.

De lo anterior derivo que, al confirmarse el horizonte estimado para la convergencia (cierre del 2024) en el más reciente comunicado de política monetaria (agosto 10), la naturaleza adecuada de la actual postura monetaria se consolida y no habría razón para un apretamiento adicional (cosa que sucederá en los siguientes meses de mantenerse la tasa de referencia nominal fija y las expectativas de inflación de corto y mediano plazo a la baja).

Segundo, si suponemos que la política monetaria opera con un retraso de hasta 24 meses -horizonte que Banxico ofrece en sus pronósticos de inflación; las actuales condiciones monetarias tendrán su efecto más significativo en ese plazo futuro. Es decir, las condiciones monetarias que estamos por observar los siguientes meses serían más relevantes para la trayectoria de la inflación a partir de la segunda mitad del 2025. Así, en términos muy simplificados, Banxico ya podría comenzar su proceso de normalización de sus condiciones monetarias (recortes sobre la tasa de referencia).

Entonces, ¿qué espera Banxico? Creo que la ambigüedad respecto a la fecha de inicio tiene una lógica muy clara. Se trata de una estrategia que responde a muy elevadas aristas de incertidumbre que subsisten actualmente. Por ejemplo, los riesgos sobre la inflación subyacente continúan sesgados al alza en parte asociados a una actividad económica que ha mostrado un nivel de resiliencia sorprendente y a la posibilidad de una eventual corrección en la cotización del peso frente al dólar (depreciación).

De manera adicional, es justo reconocer que Banxico no trata al horizonte de efectividad de la política monetaria como un fenómeno inflexible. Por el contrario, en su documentación sobre las características del Régimen de Objetivos de Inflación Basado en Pronósticos se especifica que “el horizonte específico depende de factores tales como la naturaleza, magnitud y persistencia de las perturbaciones que en un momento dado están afectando la evolución de la inflación”.

De lo anterior concluyo que, en ausencia de las mencionadas incertidumbres, Banxico ya tendría ante sí las condiciones para comenzar un ajuste a la baja en su postura monetaria. No obstante, se reserva el derecho de tomar una decisión con un mayor cúmulo de información. Para mí, la primera ventana para considerar el inicio de los primeros recortes sería entre finales de octubre y principios de noviembre, a propósito de los datos oportunos del PIB del tercer trimestre y mucha mayor evidencia sobre la trayectoria de la inflación.

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