Entorno Económico

Lo que sí sabemos del 2022. Parte 1

La viabilidad económica dependerá de un espíritu de adaptación a las nuevas circunstancias entre gobiernos, empresas y familias, señala Joel Virgen Rojano.

Nuevo año, deseos, propósitos y pronósticos. A estas alturas ya habremos leído al menos un par de referencias a proyecciones para el año en curso, quizás tanto en el ámbito económico como político, global y local, pesimista y optimista. Lo que rara vez nos recuerdan los organismos multilaterales, las corredurías financieras o las consultorías es que dichas proyecciones tienen asociados supuestos muy específicos e intervalos de confianza estadística bastante amplios. Así, apostar por un pronóstico puntual o evento específico se vuelve un acto casi de fe. No obstante, considero que hay ciertos puntos que, aunque generales, pueden constituir un ancla para dichos pronósticos y, por ende, nuestra visión del 2022. A continuación, comienzo esta primera entrega con una serie de observaciones centrales, todas asociadas a la pandemia y sus implicaciones económicas y financieras.

Primero, no hace falta subrayar que difícilmente la pandemia se desvanecerá por arte de magia en las siguientes horas, días, meses o trimestres. En este punto, cualquier visión constructiva para el año muy probablemente debería subrayar la posibilidad de que tanto organismos multilaterales como el bloque de países ricos escalen sus esfuerzos de llevar las vacunas al mundo en desarrollo. Mientras este no sea el caso, el fantasma de nuevas cepas y su incertidumbre económica y financiera asociada no amainarán. En este punto ya no solo se trata de exhibir un espíritu altruista, sino de garantizar la sostenibilidad de la recuperación económica y avance financiero desde la lógica del mundo desarrollado.

Segundo, en términos de estrategias de contención o políticas de mitigación, queda cada vez más claro que toda medida seguirá enfrentando el dilema de minimizar los contagios con el fin de no saturar la capacidad hospitalaria al tiempo que cada vez la barra está más alta en cuanto a qué tan duras pueden ser las medidas de inhibición de movilidad comunitaria dado el riesgo de volver a impactar sensiblemente la economía. Lo anterior no es nuevo, lo nuevo es lo que estamos viendo en tiempo real: la adaptación de las políticas globales de acuerdo con las características de la cepa dominante -su capacidad de incrementar el riesgo de hospitalización será clave en el nivel de astringencia introducido por las autoridades y, por ende, sus costos económicos.

Tercero. Los tentativos esfuerzos de regreso a actividades laborales presenciales y sus asociados intentos frustrados tienen que incorporar la nueva realidad: en las actuales condiciones, las olas de contagio son casi endógenas a la reacción de la sociedad. Justo cuando los casos bajan, los planes de apertura avanzan y se contemplan los regresos físicos, el menor distanciamiento social (aunado al cansancio) promueve nuevas olas. Secciones de la demanda y oferta laboral ya estarían listas para adaptarse a planes sin etiqueta de “contingente” en un formato menos híbrido de lo que se desearía, en espera de mejores tiempos. Valdría la pena preguntarnos si en este momento un regreso forzado tendría mas pros que contras, al menos en el ámbito de implicaciones económicas.

Dicho todo esto, en esta primera entrega de “Lo que sí sabemos del 2022″, me gustaría subrayar que todo parece indicar que el año que comienza podría ser uno en que la viabilidad económica dependa de la consolidación de un espíritu de adaptación (más allá de “contingente”) de Gobiernos, Empresas y familias. La dirección parece mucho más clara, mientras no exista una “bala de plata” para erradicar de golpe la pandemia; tendremos que ajustarnos a elaborar y modificar sobre todo aquello que esté en nuestras manos.

Joel Virgen es economista del sector financiero con sede en Nueva York, EUA. Sus opiniones son a título propio y no necesariamente representan las de alguna institución financiera internacional.


COLUMNAS ANTERIORES

Hay opciones de política monetaria
No hay enigma detrás de un peso fuerte con reducción de tasas de interés

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.