Entorno Económico

Riesgos para la política monetaria

Hay consenso alrededor de la expectativa de que este jueves, 30 de septiembre, Banxico volverá a elevar la tasa de interés a un día en 25 puntos base.

El consenso es robusto alrededor de la expectativa de que este jueves, 30 de septiembre, Banxico volverá a elevar la tasa de interés a un día en 25 puntos base. Lo anterior llevaría tal referencia nominal desde su actual nivel de 4.50 por ciento hasta 4.75 por ciento. Comparto plenamente dicha expectativa. No obstante, opto por reflexionar sobre los espacios de riesgo alrededor de un escenario donde ya se estaría muy cerca de concluir el esfuerzo preventivo de alzas en la tasa de interés a un día que inició nuestro Banco Central en junio.

En general, la presencia de mayores presiones inflacionarias o de mayor permanencia de éstas parece ser el escenario alterno más factible. Lo anterior podría ser el caso no solo si las preferencias afectadas de los consumidores continuaran alimentando a un choque en precios relativos; sino también si los diversos cuellos de botella logísticos y técnicos por el lado de la oferta continúan afectando al alza los precios de insumos clave, incluida la energía.

Otro riesgo lo podría representar un cierre más temprano de la holgura económica. Si la economía ha comenzado a aterrizar en un nuevo sendero más bajo de crecimiento y la metodología de Banxico logra incorporar dicho fenómeno, entonces 2022 podría ser un año donde Banxico se tomaría más en serio una nueva y muy factible revisión de doble dígito del nivel de salario mínimo. En un ambiente de brecha de producto cero o positiva, las presiones inflacionarias suelen potencializarse.

En otra línea, la Reserva Federal ya ha dado señales en cuanto a su intención de comenzar a disminuir la compra masiva de activos tan pronto como al cierre de ese mismo año. Más aún, no pocos miembros del Comité de Mercado Abierto comienzan a ver cierto espacio para normalizar la tasa de interés el próximo año. Si tales ajustes llevan a una reasignación brusca de flujos de capital, Banxico podría verse en la necesidad de atajar los riesgos inflacionarios asociados al desliz de la moneda. Como resultado, el riesgo también apunta a tasas de política monetaria más altas. Lo anterior podría implicar una menor distancia o tiempo entre la actual secuencia de alzas preventivas y un ciclo de alzas con intención de seguir a la Fed en su normalización monetaria.

En cuanto a las decisiones de la Junta de Gobierno, el espacio para sorpresas no es estrecho. Basta recordar que, en las últimas dos decisiones de incrementar la tasa de interés de referencia, la diferencia la ha hecho el voto de un solo miembro. Así, basta suponer que tal subgobernador considere que un determinado y próximo nivel de tasa de referencia sea congruente con la trayectoria de convergencia de la inflación dentro del horizonte de efectividad de la política monetaria para que pueda migrar hacia un voto de no movimiento. No obstante, a estas alturas y con el conjunto de riesgos citados, considero que es ahora más factible que uno de los dos miembros disidentes se una a la votación por alzas.

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