Entorno Económico

Es la manufactura en EUA…

La profunda e histórica recesión en México del año 2020 tuvo como principal causal la pandemia de Covid-19. No obstante, dicha recesión no encontró a la Economía Mexicana en un periodo de expansión.

La profunda e histórica recesión en México del año 2020 tuvo como principal causal la pandemia de Covid-19. No obstante, dicha recesión no encontró a la Economía Mexicana en un periodo de expansión. Por el contrario, nuestra economía ya acumulaba más de un año en estancamiento previo a dicho desplome en la actividad económica focalizado sobre todo en el segundo trimestre del 2020. Dicho estancamiento ha sido contextualizado en un año de confusas y riesgosas señalizaciones por parte del nuevo Gobierno en México. Si bien concuerdo con esa evaluación, el asociarlo como la única causal del estancamiento económico de 2019 no nos dejaría reconocer otra causal, quizás la principal, que vuelve a ser clave para este y el siguiente año: La manufactura en EUA.

En este punto todos sabemos que las cadenas productivas asociadas a la industria manufacturera no conocen fronteras en Norteamérica, sobre todo tratándose de México y los Estados Unidos. De ahí que todo análisis del desempeño industrial, en particular, y económico, en general, para México no debe dejar de lado dicho sector.

En este contexto, un sencillo análisis econométrico (regresión lineal) nos permite darnos cuenta que, al considerar la interacción entre la manufactura de EUA y el tipo de cambio (como catalizador de competitividad), el estancamiento de la Economía Mexicana tiene otro posible culpable. Dicho elemento sería la recesión por la que atravesó la industria manufacturera al norte del Río Bravo. En particular, ese año dicha industria se contrajo en casi 2% en EUA debido en buena medida a la conjunción de varios factores entre los que resaltó la guerra comercial, la fortaleza del dólar y el magro crecimiento mundial (demanda externa). Aquel 2019, la industria manufacturera local reportó un estancamiento de 0.3%.

Lo anterior viene a colación pues en la actual fase de recuperación económica en México, la manufactura estadounidense ha jugado también un papel importante -acumulando al mes de julio un avance anual de 8% en EUA y 14% en México. Tratando de aislar los efectos de una base de comparación anual favorable, podemos comparar las tasas trimestrales de ambas industrias entre el primero y el segundo trimestre (datos disponibles). De dicho comparativo muestra tasas de expansión de 0.7% y 1.3% en México y EUA, respectivamente. Más aún, cifras a julio dan cuenta de una aceleración en México con tasas mensuales de 1.4% (similar a la de EUA).


Así, tal parece que, en contraste con lo ocurrido en 2019, los vientos manufactureros siguen siendo favorables para México. No obstante, es aquí donde necesitamos ser cautelosos. Los cuellos de botella en las cadenas de suministro parecen seguir amenazando a la industria y al intercambio comercial, destacando la crisis de los semiconductores que bien podría extenderse al 2022. En la misma línea, un agotamiento parcial del empuje de demanda en EUA sería otro escenario a tomar en cuenta para los siguientes trimestres.

De nueva cuenta, es en este contexto donde vuelve a ser relevante la discusión sobre la composición industrial en México y el grado de diversificación de las exportaciones ligadas a dicha industria. En el mismo tono, valdría también preocuparnos por las fuentes de ventajas relativas en las que se ha apoyado la manufactura en México y su futuro a mediano plazo en un contexto de un T-MEC mucho más decidido a emparejar el terreno de juego en materia de costos y derechos laborales.

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