Entorno Económico

Ola grande, ¿costos económicos chicos?

Un primer elemento al evaluar el posible impacto económico de la tercera ola de contagios en México es el bajo nivel de astringencia o laxitud en términos de políticas de mitigación.

Independientemente del color del semáforo, las restricciones a la movilidad no son ni la sombra de lo que fueron en la primera y segunda ola de la pandemia en México. ¿Podemos esperar entonces una nueva ola de costos económicos que interrumpan o reviertan la recuperación económica acumulada? A continuación tres consideraciones que habrá que tomar en cuenta a la hora de ponderar el desgaste económico en las siguientes semanas.

Primero, es importante tomar en cuenta que entre los países con grado de avance en vacunación (completa) de entre 16 y 22 por ciento, México (19 por ciento) es el país con el menor nivel de astringencia en relación a su respuesta a la nueva ola de contagios de Covid-19.

Es decir, de acuerdo con el índice de astringencia medido por Our World in Data (el cual incluye nueve respuestas de política que van desde cierre de escuelas y lugares de trabajo hasta restricciones a viajes), el indicador de México es el más laxo actualmente al compararlo con Arabia Saudita, Brasil, Colombia, Malasia y Rusia (las otras cinco economías con porcentaje similar de vacunación). Todos, menos Colombia y Arabia saudita, en medio de un nuevo repunte en contagios.

Así, un primer gran elemento al evaluar el posible impacto económico de la tercera ola de contagio en México es su bajo nivel de astringencia o laxitud en términos de políticas de mitigación. De hecho, el conjunto de dichas políticas en México es el más laxo desde que comenzó la pandemia en 2020 (incluido el comparativo con Latam). De lo anterior puede derivarse un menor riesgo de impacto económico producto de un nuevo desplome en movilidad de consumidores y productores.

Segundo. A diferencia de la primera ola de contagio global, EU no ha vuelto a un nuevo ‘encierro económico’, esto gracias en buena medida a sus altos niveles de vacunación. Por ende, es de esperar que su robusta recuperación económica continúe.

Lo anterior permite suponer que no se están generando nuevos vientos en contra de la recuperación económica en México vía la industria manufacturera de exportación y las remesas. Desde luego que los riesgos sobre esta visión son relevantes, pero por lo pronto no predominantes.

Tercero. Es importante tomar en cuenta el riesgo de una nueva caída en movilidad social y productiva dictada de manera unilateral, voluntaria y con naturaleza precautoria. Sin embargo, aún en un escenario de este estilo, y a diferencia de la primera ola de contagio del año pasado, las economías globales se encuentran en mejores condiciones logísticas y organizacionales para hacer frente al potencial nuevo choque. No obstante, no se puede dejar de lado que en muchos casos las unidades económicas en México muestran agotamiento y un menor margen de maniobra tras más de dos años de debilidad económica.

Lo anterior no quiere decir que el costo económico de la tercera ola vaya a ser insignificante, no lo creo así. No obstante, creo que la elasticidad o relación entre dicha tercera ola y sus implicaciones económicas no será de la misma magnitud que en las dos anteriores.

Por lo pronto, refrendo mi expectativa de crecimiento económico de 5.5 por ciento para el presente año frente a 6 por ciento apoyado por el consenso de analistas.

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