Joaquin Gandara

Trump, definitivamente un riesgo, ¿debemos alarmarnos?

 

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Hace un mes en el Comité de Estudios Económicos del IMEF en donde hacemos proyecciones sobre lo que pasará en materia de crecimiento económico, inflación, tipo de cambio y otras variables, estimábamos un crecimiento para 2017 de 2.3% para la economía mexicana y un tipo de cambio para fin del año próximo cercano a los 18.90 pesos.

Todas estas estimaciones estaban basadas en el escenario de que Hillary Clinton ganara las elecciones. Nadie se atrevía a pronosticar que pasaría bajo el escenario Trump. Esto, no era porque estuviéramos 100% seguros del resultado de la elección, más bien, era un sentimiento colectivo de negación a lo que estaba por venir.

El 10 de noviembre hubo una sesión del Comité y en esta se presentaron los resultados de la encuesta. Estos resultados, ya no servían, porque lo que todos temíamos, había sucedido.

Nos dimos a la tarea de hacer otra encuesta, con la nueva realidad y, el resultado arrojó, que 27 de los 28 economistas ajustaron a la baja su proyección, arrojando una mediana de 1.7% para el crecimiento de la economía y un tipo de cambio de cierre 2017 alrededor de los 21 pesos.

Es innegable que el discurso de campaña de Trump y su personalidad, tendrán un impacto adverso sobre México, que los mercados se mantendrán nerviosos y esto presionará todas las variables económicas.

Por eso, sería muy inocente pensar que no pasará nada y que no habrá impactos económicos.

Ahora que, si analizamos con más profundidad el tema, podemos concluir que no es el fin del mundo, que hemos enfrentado escenarios más adversos y que hemos salido adelante. Que este momento difícil, lo enfrentaremos con fundamentos sólidos, con una sociedad civil despertando y con unos jóvenes cada vez más pujantes; con un ecosistema emprendedor desarrollándose aceleradamente, fondos de capital privado que apuestan por México y un sistema financiero sólido y creciendo a tasas de doble dígito.

Esta situación demanda creatividad, trabajo intenso y apasionado y sobre todo una sociedad mexicana que debe terminar de convencerse que México lo hacemos todos, que no podemos sentarnos a esperar que papá gobierno resuelva todo y que hablando mal de México, no estamos criticando a sus gobernantes, sino a todos los mexicanos.

Tengamos cuidado de pensar en soluciones mágicas, en políticos o ciudadanos mesiánicos que vendrán a resolver todo. El camino es seguir fortaleciendo nuestras instituciones (como gran ejemplo, Banco de México), vender a México en el extranjero, reinventar nuestro modelo económico para combatir la desigualdad y apoyarnos entre todos para crecer juntos en un entorno de paz, libre competencia, estabilidad macroeconómica y atacando la impunidad.

La invitación es a detener el autoboicot, acabar con el malinchismo, a generar propuestas en lugar de críticas. ¡Para avanzar hay que reconocer la realidad, es cierto!, pero no se puede construir un mejor futuro desde la desesperanza colectiva, ni criticando todo. Reconozcamos los problemas y trabajemos en corregirlos, pero también destaquemos lo bueno y los avances. Los verdaderos líderes inspiran generando optimismo.

Si hacemos esto, no hay porque alarmarse. Para México, hay más claros que oscuros en el horizonte.

El autor es presidente del Consejo Directivo Nacional del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF).

Twitter:@joaquingandara

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