Moneda en el Aire

Sexenio sin alianzas entre bancos

Uno de los retos que tienen los bancos es lograr un gran acuerdo con la banca de desarrollo, con la de segundo piso y con las autoridades para apoyar al sector de la Mipymes.

Más de un año hablando del tema y buscando las mejores alternativas para poder financiar de la mejor manera a las pequeñas y medianas empresas mexicanas (Pymes), sobre todo aquellas que lograron sobrevivir a la pandemia y que hoy se encuentran con una oportunidad de mantenerse con vida con la llegada del nearshoring.

Sin embargo, el camino, reconoce la Asociación de Bancos de México (ABM), que lleva Julio Carranza, no ha sido nada fácil ponerse de acuerdo con las autoridades y con la banca de desarrollo para armar un esquema ideal para las Mipymes, en donde puedan apoyarlas con financiamiento, pero sobre todo, que también la banca de segundo piso lo respalde con programas de segunda garantía.

Si bien –reconoce– en este gobierno se optó por un “enfoque diferente” para trabajar entre banca comercial y de desarrollo, lo malo de ello es que no se pudo poner en marcha un programa de garantías adecuado para apoyar a las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes), que siguen buscando sobrevivir tras la pandemia y quieren aprovechar la oportunidad de unirse, en algunos casos, a cadenas productivas de las nuevas empresas que están llegando.

Por ello, considera que uno de los retos y objetivos principales que tiene la banca comercial es que pueda lograr hacer un gran acuerdo con la banca de desarrollo, como es Nafin y Bancomext, con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), con las autoridades en general, con las empresas para que todos juntos desarrollen este mercado.

Si bien hoy los bancos comerciales atienden de manera directa a las Mipymes, hace falta seguir coordinándose para que, además de las facilidades regulatorias que ya les otorgó la CNBV, como es disminuir algunos requisitos, deben seguir buscando cómo incorporar a los más de tres millones de Mipymes que están en la informalidad.

Ahí, coinciden todos en la industria bancaria, debe existir un trabajo conjunto con las autoridades fiscales para incentivar su ingreso al mundo formal y aunque también se han hecho cambios para poder darles un crédito y los bancos comerciales tienen la opción de decidir si otorgan o no financiamiento, la banca de desarrollo va un paso atrás en estas alianzas.

Lo cierto es que es un tema pendiente, en donde hace falta mucho por hacer, y tienen claro que será ya en la próxima administración el espacio para sentarse a planear, ceder y buscar impulsar a este importante sector de la economía mexicana y diseñar un primer paquete de 20 mil millones de pesos. Ojalá exista mayor voluntad de todos, las Mipymes lo agradecerán.

En Acapulco, avance lento en pagos

Ya es casi medio año de Otis y si se da una vuelta por el puerto, podrá ver que faltan años para que esto se recupere, pero es que también se ha pagado menos de la mitad del total estimado.

Luego del paso del huracán Otis, las aseguradoras han pagado alrededor de 11 mil 200 millones de pesos en adelantos y anticipos, pero esa cifra no representa ni el 50 por ciento de las estimaciones de daños en total, las cuales se ubican en 37 mil 384 mdp, de acuerdo con proyecciones de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS).

Además, como bien comentó Carlos Peña, presidente del Comité de Daños de la Asociación Mexicana de Agentes de Seguros y Fianzas (AMASFAC), se han presentado desafíos en el pago de las indemnizaciones y anticipos por el siniestro ocurrido en octubre de 2023, porque no había criterios unificados para ciertos casos que obviamente nunca se habían presentado.

Lo cierto es que, para la AMASFAC, el pago total, o al menos del 90 por ciento del siniestro, tardará un año más o menos en terminar de concretarse, ya que faltan algunos documentos esenciales para ir cerrando las indemnizaciones y liquidar el siniestro.

Esto aún va para largo.

Consultas energéticas, bajo presión

No hay un día en que el tema no esté en la boca de legisladores y autoridades de ambos países, y me refiero al tema energético.

La presión sigue incrementándose por parte de legisladores estadounidenses, y es que en la sesión del Comité de Finanzas del Senado estadounidense, presidida por el Senador Ron Wyden, se abordó de manera contundente la problemática relacionada con las consultas de solución de controversias en el sector energético entre Estados Unidos y México.

Ahí, la Representante Comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, una vez más fue cuestionada por los legisladores para obtener respuestas claras sobre las acciones que tomará el gobierno de Estados Unidos respecto a las políticas discriminatorias de licenciamiento energético implementadas por México.

El tema escala, ya que tanto demócratas como republicanos están unidos en la necesidad de abordar esta cuestión que consideran crucial para los intereses económicos y laborales de Estados Unidos, porque las políticas energéticas de México consideran que no deben perjudicar a los trabajadores estadounidenses y sobre todo, no se limite el potencial de desarrollo de energías limpias en América.

El tema que se pelea es justo sobre la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien dicen que favorece injustamente a Pemex sobre las compañías energéticas privadas, muchas de ellas con sede en Estados Unidos.

La situación se ve grave, reconoce Tai, y dice que examina el tema todos los días. A ver si antes de que concluya el sexenio no se queda un frente activo y en riesgo.

Malos datos de la CNBV

Es cierto, hace unas semanas dijimos que buen avance fue modernizar el portafolio de información de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), que lleva Jesús de la Fuente; lo malo es que en el traspaso de la misma, dejan mucho que desear los datos estadísticos con los que están nutriendo la página, ya que la diferencia con los números que presenta el Banco de México (Banxico) es abismal.

Imaginen, la CNBV asegura que en un mes se dieron de baja millones de tarjetas, que se despidieron miles de empleados, y si uno va y compara con el banco central, como dice el Presidente, se tienen otros datos.

Mal, muy mal que en un tema tan delicado, existan esas fallas y no las reconozcan, o peor, uno de las dos entidades tenga mal la información. ¿A quién le creemos?

Por lo pronto, la moneda está en el aire.

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