Moneda en el Aire

Casas de empeño, salvadoras de millones

Hay una casa de empeño que se destaca, ya que el solo hecho de acudir a su principal edificio es hacer un recorrido en el tiempo: el Nacional Monte de Piedad, hoy en boca de todos.

Si hay una figura que todo mundo conoce, algunos otros niegan haberlas visitado y otros miles han hecho un negocio lucrativo, es el de las casas de empeño.

Si bien oficialmente en nuestro país hay cerca de ocho mil registradas ante la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), es decir, son las que cumplen con tener contratos en regla, con las cuales los pignorantes pueden tener la certeza de que el empeño no sólo es legal, sino que puede recuperar, de acuerdo con lo firmado, el bien empeñado, hay miles más que operan a la vista de todos sin cumplir con ningún marco legal.

Pero entre todas ellas, hay sin duda una que se destaca a lo largo de su historia, ya que el sólo acudir a su principal edificio es hacer un recorrido en el tiempo, me refiero al Nacional Monte de Piedad, que hoy se encuentra en boca de todos, por el hecho de que, de acuerdo con números de la institución, se encuentra cerca de la quiebra ante el contrato colectivo de trabajo.

Javier de la Calle, actual director de la casa de empeño y con una larga trayectoria en el sector financiero, fue director del extinto Banco Ixe, ese que fue adquirido por Banorte y que tenía un buen mercado en la clase media; pues ahora enfrenta el reto de que la casa de empeño mantenga su viabilidad financiera, ya que asegura la carga laboral del contrato colectivo de seguir en el mismo nivel, obligaría a que se fueran a quiebra en tres años

Por el otro lado, el sindicato que lleva Arturo Zayún, asegura que no es así y que sólo absorben 11 por ciento de los costos laborales, y que no serán ellos los responsables del cierre de la emblemática casa de empeño, ya que tienen otros datos.

Lo cierto, es que si bien, hay buenos augurios que al final la mediación de la Secretaría del Trabajo se acepten los cambios al contrato colectivo, que todo indica que serían mayores jornadas laborales, recordemos que algunas plazas trabajan según la dirección, minutos, y más flexibilidad en ese tema, con una disminución mínima de prestaciones, ya que el Nacional Monte de Piedad es una de las figuras en la que los más necesitados hoy acuden, y el presidente Andrés Manuel López Obrador no le gustaría que eso suceda.

También no hay que descartar que pueda suceder lo contrario, pues cuando quebró el Banco Ahorro Famsa había la creencia de que por ser los primeros años de la actual administración y no generar mala imagen, se optaría por tratar de que otra institución lo absorbiera, lo que finalmente no sucedió y fue llevado al cierre; los ahorradores afortunadamente recuperaron su dinero gracias al IPAB y prácticamente la afectación hasta cierto grado fue mínima. Es el mismo caso de Notimex, que si bien la secretaria del Trabajo, Luisa Alcalde, futura secretaria de Gobernación, llevó con buena mano la negociación y el proceso de la huelga, finalmente el gobierno federal optó por otro camino que perjudicó a los cientos de empleados de la agencia.

Por eso, hoy que se han encendido las señales de alerta en la casa de empeño más emblemática del país, esperemos que al final todo se resuelva y siga siendo la opción para millones de mexicanos que buscan llegar al final de la quincena o salir de un apuro. Ahí la moneda está empeñada.

***

Y en el otro lado de la moneda, más que activos, la Asociación de Empresarios Mexicanos en Estados Unidos (AEM México) que trabajan en encontrar mejores oportunidades de inversión y negocio entre la comunidad binacional y que tuvo su encuentro esta semana, en donde Salomón Sacal, fue ratificado como su presidente, pues ha logrado en estos meses tener encuentros fructíferos para sus agremiados con directivos de primer nivel y se prevé sigan esta dinámica en lo que resta del año. Por lo pronto, la moneda está en el aire.

COLUMNAS ANTERIORES

México, más vigilado por EU
Preguntas para las candidatas de cara al debate

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.