Javier Murillo

Un mundo nos vigila

Esta semana, en Tijuana, México, y San Diego, Estados Unidos, se registraron una serie de avistamientos de objetos voladores no identificados, mejor conocidos como ovnis.

Esta semana, en Tijuana, México, y San Diego, Estados Unidos, se registraron una serie de avistamientos de objetos voladores no identificados, mejor conocidos como ovnis, representados por series ordenadas de luces en el cielo nocturno. Dicho fenómeno fue registrado y difundido por cientos de personas que publicaron fotografías, videos e incluso, realizaron transmisiones en vivo del acontecimiento en redes sociales, sobre todo Twitter.

La actividad de identificación y difusión de este tipo de objetos aumentó a partir de que en mayo de este año, el gobierno de Estados Unidos aceptó que soldados de su país han “encontrado fenómenos voladores no identificados”.

Esta noticia impactó al mundo, en especial a la comunidad científica, pero sobre todo a todos aquellos que durante años habían asegurado que estos fenómenos existían y habían sido ignorados o en algunos casos más extremos, acallados. Y si no, que le pregunten a Jaime Maussan.

No olvidemos que en 1961, Frank Drake propuso una ecuación para determinar por probabilidad el número de civilizaciones que pueden existir en la Vía Láctea. Aunque existen críticas relacionadas con la veracidad de la ecuación, por los factores y variables que considera, combinada con la incertidumbre asociada a la ecuación, el hecho es que en lo que respecta a los avistamientos, hay sucesos que no se han podido explicar.

Ya lo dijo Carl Sagan en su novela Contacto: “El universo es bastante grande. Si solo somos nosotros, parecería un terrible desperdicio de espacio”.

Como humanidad tenemos dos opciones: volvernos una de las civilizaciones que conquistemos el espacio, para eventualmente ser avistados por alguna civilización fuera de este planeta y que consideren a nuestras naves los ovnis de su civilización, o nos quedamos varados en la Tierra hasta que explotemos todos los recursos que nos quedan, como inevitablemente parece que va a suceder, si no es que tomamos urgentemente cartas en el asunto.

Según la escala de Kardashov, un astrofísico Ruso que en 1964 propuso que hay tres tipos de civilizaciones, estando los humanos clasificados en la primera, que según la escala, se mide en función de la explotación energética de nuestro entorno, incluyendo el Sol; Kardashov nos ubica al 0.73 en dicha escala. Esto quiere decir que no nos queda mucha energía para seguir explotando en este planeta, lo que nos obligará eventualmente a tener que salir o morir.

Por lo pronto, hay empresas privadas y países que ya están invirtiendo en ese camino, al menos Estados Unidos ya comenzó, reconociendo que hay cosas que no se pueden explicar. Así han empezado las aventuras más audaces de la humanidad, en la que la ciencia nos ha llevado a realizar logros extraordinarios. “Elegimos ir a la Luna en esta década… no porque es fácil, sino porque es difícil…” : JFK, septiembre 12, 1962.

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