Javier Murillo

Fuentes abiertas de inteligencia

El mundo de la inteligencia de mercados empresarial y política se está moviendo hacia las fuentes abiertas de información.

Era 15 de diciembre de 2020 y el Colegio Electoral de los Estados Unidos anunciaba la victoria de Joe Biden como nuevo presidente de ese país. Desde el mes de noviembre, cuando se realizaron las elecciones, yo había seguido puntualmente la información relacionada con el proceso electoral. Mi principal interés, además de quién sería el nuevo presidente, era el desempeño que tendrían las encuestas en esta oportunidad.

Después del desastre del 2016, cuando Donald Trump se enfrentó con Hillary Clinton, todos los que nos dedicamos a la medición y predicción de eventos, desarrollamos cierto morbo en relación con la precisión que tendrían las encuestas en esta ocasión. El resultado fue que aunque mejoraron, la mayoría de las casas encuestadoras, no atinaron y estuvieron fuera del margen de error previsto. Una vez, es fenómeno, más de una vez, ya es un patrón.

Recuerdo uno de esos días de mis interminables horas cambiando la sintonía entre CNN, Fox News, CNBC, HBO, entre otros, que atrapé una entrevista con los principales encuestadores de los Estados Unidos. Jamás olvidaré lo que una de ellas declaró al aire, parafraseando dijo algo así como: sabemos que nos volvimos a equivocar, pero no sabemos por qué, si alguien tiene alguna idea, estamos abiertos a escucharla, porque a nosotros ya se nos acabaron.

La respuesta es, la ciencia de datos aplicada a fuentes de datos públicas, o como le llaman en inglés OSINT, “Open Source Intelligence”.

Por mucho que se diseñen muestras representativas, el problema de las encuestas no está en las matemáticas de la distribución de las mismas, sino en la forma en la que se obtienen los datos. Cualquier acción que interfiera con la vida cotidiana de una persona, así sea una llamada de un robot, una llamada de encuesta telefónica o el abordaje de un encuestador en algún lugar físico, será considerada como una intromisión por el encuestado.

Antes funcionaban estos métodos porque los ciudadanos encuestados no estaban “vacunados” contra los medios de comunicación. En la era digital, nosotros los usuarios todo el tiempo estamos a la defensiva, ya sea por: la hostilidad de las empresas financieras para vendernos o cobrarnos, por el peligro de que el crimen organizado nos quiera hackear para obtener nuestros datos o accesos y realizar fraudes con ellos; el exceso de información y el sobre acceso a los usuarios, llevó al abuso y nos hizo perder la confianza.

La consecuencia es que el mundo de la inteligencia de mercados empresarial y política se está moviendo hacia las fuentes abiertas de información.

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