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Multifactorial, la volatilidad del dólar

El columnista señala que paridad peso–dólar estará presionada por el proceso electoral que vive México y se verá afectado por el resultado, positivo o negativo, de la actual renegociación del TLCAN.

Por Eduardo Garza Castillón Segovia

Después de poco más de seis meses, nuestra moneda se cotizó nuevamente a menos de 18 pesos por dólar, influenciada en mayor medida por las buenas expectativas en torno a la renegociación del TLCAN entre México, Canadá y Estados Unidos. Sin embargo, en la última semana de abril rebasó los 19 pesos por dólar; movimiento que de manera natural podría atribuirse al debate entre los candidatos a la Presidencia de México pero que en la realidad responde a otros factores.

Resulta que paralelamente a la depreciación del peso, se observó un fortalecimiento significativo del dólar respecto a los dos índices más comunes para su evaluación: el Índice Dólar de Bloomberg (conocido por las siglas BBDXY) y el Índice Dólar más tradicional (el DXY). Ambos índices mostraron un fortalecimiento del dólar, respecto a una canasta de diez y seis divisas respectivamente, de más del 2.2 por ciento, lo que explica una buena parte del debilitamiento del peso de 5.5% en dicho periodo. El BBDXY cerró en 1118.66 puntos el 17 de abril, día en que el peso tuvo su mejor nivel. El 27 de abril tocó los 1145 puntos.

Una serie de factores que nada tienen que ver con las elecciones presidenciales de México ha fortalecido al dólar estos últimos días. Sin duda alguna, de continuar esta tendencia pudiera exacerbarse la depreciación del peso en momentos en que la propia incertidumbre y riesgos inherentes a nuestras elecciones podrían presionar a nuestro tipo de cambio.

En las últimas semanas hemos visto cómo han subido fuertemente los commodities, desde el petróleo que tan sólo en lo que va de abril ha subido más del 6 por ciento, hasta el aluminio, el cobre y el acero, entre muchos otros.

El hecho de que los principales motores económicos mundiales (China, Europa y Estados Unidos) estén creciendo a sus mayores niveles de los últimos años, ha provocado que los commodities estén logrando sus mejores cotizaciones, lo que a su vez está conformando presiones inflacionarias, las cuales aumentan las probabilidades de que la Reserva Federal tenga que subir su tasa de interés cuatro veces en este año, una más de las ya consideradas por el mercado.

A su vez, esto último ha hecho que se presionen al alza las tasas de interés de los Treasuries (los Bonos soberanos norteamericanos), sobre todo en los plazos más largos (de 10 y 30 años), a niveles de 3.03 y 3.21 por ciento respectivamente, sus niveles más altos de los últimos cuatro años.

Esta alza de tasas, por el aumento de expectativas inflacionarias, ha presionado al dólar en términos del BBDXY hasta los niveles comentados inicialmente, cuestión que se refleja en nuestro tipo de cambio. El aumento del dólar es un componente importante de nuestra reciente depreciación cambiaria.

Lo anterior pudiera marcar el fin de un periodo inusual (los últimos tres a cuatro meses) donde el dólar ha estado mayormente débil a pesar de haber buenas razones para que estuviera más fuerte.

El hecho de que la economía norteamericana esté creciendo a un ritmo cercano al 3 por ciento anual y que la Fed esté en un proceso de normalizar su tasa, son elementos que deberían impulsar al dólar. Contrario a ello, se ha debilitado por el aumento de los déficits fiscales y comerciales en USA y por escándalos que implican al presidente Donald Trump.

Por todo ello es que al interior del Comité de Tesorería del IMEF, se ha analizado la situación cambiaria, sorprendidos por la reciente fortaleza del peso. Los miembros del comité consideran menos probable que el peso se incremente más allá de los 20 pesos por dólar antes de las elecciones presidenciales, precisamente porque un positivo resultado en las renegociaciones del TLCAN favorecerá a que el peso no se devalúe tanto como se había previsto hace un par de meses, y como resultado de la incertidumbre y riesgos que conlleva el proceso electoral que se vive en el país.

Sin embargo, ahora se observa que el dólar podría fortalecerse de manera paralela a las elecciones del 1 de julio y nuevamente aumentan las probabilidades de ver a nuestra moneda por arriba de 20 ppd. Lo cierto es que no es posible adelantar que el dólar continuará fortaleciéndose como en los últimos días, sobre todo porque muchos de los elementos que lo tenían débil, aún prevalecen.

Descrito lo anterior y a manera de conclusión, la paridad peso–dólar no sólo estará presionada por el proceso electoral que vive el país, también lo estaría en caso de que el resultado de la renegociación del TLCAN fuera negativo, pero si este fuera positivo contribuiría a un peso más fuerte.

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