Herve Guez

La decisión de Trump, una oportunidad para el clima

 

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El presidente de Estados Unidos, por voto popular, uno de los más controvertidos en la historia, ha decidido cumplir una de sus promesas de campaña más impopulares al comprometerse a retirar a su país del Acuerdo de París. Esta decisión es una afrenta a la humanidad, sobre todo para los ciudadanos estadounidenses, además de una equivocación histórica y un retroceso económico.

Paradójicamente, podemos encontrar en este simbólico anuncio una
oportunidad para acelerar la transición hacia una economía con menos carbono.

Combatir el cambio climático significa sobre todo preocuparnos por el prójimo. Nuestro planeta sobrevivirá las disrupciones climáticas, pero aún es necesario recordar a los escépticos en el poder los riesgos que la inactividad representa para la humanidad. ¿Cuántos refugiados habrá a causa del clima, que no podrán ser contenidos por muro alguno? ¿Muertes a causa de olas de calor más prolongadas e intensas?

¿Afectados por la pérdida de rendimiento en la agricultura? La lista es larga; representa la serie de riesgos probables que enfrentaremos. Si bien algunos podrán tratar de encontrar tranquilidad en monetizar este impacto, alegando que no será peor que la crisis financiera de la que estamos actualmente emergiendo, la realidad es desafortunadamente más simple: atravesamos una trayectoria climática directa hacia una convulsión tan grave que aún es desconocida para la especie humana, y de consecuencias incalculables. La grandeza de Estados Unidos está decididamente en las manos equivocadas.

La historia recordará esto como un error enorme cometido por el presidente más anciano en la historia de EU. Pero su antecesor, uno de los presidentes más jóvenes, dejará un legado mucho más duradero y de mayor alcance. Comprometió a su país a la firma de este acuerdo y su reacción inmediata demuestra que su visión aún impera: la administración de Trump no podrá poner punto final a este hecho.

Ya sea en California o en Texas, ciudadanos, empresas e investigadores están movilizándose y nada los detendrá. La Edad de Piedra no se acabó por falta de dicho material, no las carretas desaparecieron por ausencia de caballos. Las soluciones alternas a la quema de combustibles fósiles aún prosperan y las futuras patentes serán más fuertes que los decretos pasados.

¿Cómo podemos explicar tal ceguera? las transformaciones actuales se perciben como una amenaza para el desempeño de los negocios y por lo tanto del empleo en las industrias del sector de la energía. Sin las promesas de una prolongada y amena globalización que ignora las condiciones de vida a corto plazo, se vuelve fácil explotar el temor a la transformación entre las clases media y de bajos ingresos.

Pero al igual que el recién electo presidente francés, creemos que la transición ecológica es una oportunidad de corregir los excesos actuales, generar nuevos empleos, reunir territorios urbanos, suburbanos y rurales –en resumen, restaurar aquellas políticas económicas significativas.

¿Cómo afecta esto a los inversionistas? En primer lugar, es preciso decir lo obvio: se sienten afectados. Después de todo, la principal noticia más reciente sobre Estados Unidos y el clima puede no ser Trump, quien no prestó atención al consejo de su secretario de Estado, el exdirector ejecutivo de Exxonmobil.

En su lugar, tal vez deberíamos analizar a los accionistas de Exxonmobil, quienes acaban de votar en 62 por ciento a favor de una resolución por apoya una mayor difusión de los posibles impactos climáticos y, lo que es más importante, del impacto de la transición actual de la compañía.

Entonces, ¿qué deben esperar aquellos inversionistas sabios y pacientes del anuncio de Trump? Cabe señalar que la decisión es más que nada simbólica.

Desde una perspectiva legal, Estados Unidos no puede retirarse del acuerdo antes de la próxima elección presidencial. Por tanto, el Acuerdo de París tampoco es vinculante y nadie esperaba que la administración de Trump implementara medidas de apoyo.

Quienes pensaban que Trump estaría a favor de las compañías petroleras y las centrales de carbón pronto deberán afrontar la realidad: estas industrias ya están sufriendo de un exceso de capacidad, lo que
daña a sus precios y rentabilidad.

El desarrollo de nuevas infraestructuras como el ducto de Keystone tampoco ayudará. Por lo tanto, confiamos todavía en que una mayor inversión en energías renovables y eficiencia energética ganará en términos de rentabilidad.

Dado que la situación ya no es incierta y ya aprendimos a no esperar más de esta administración, creemos que el anuncio de Trump va a reactivar a la ciudadanía, empresarios e investigadores. Y sin duda, ninguna contradicción provendrá de Elon Musk, CEO de Tesla, quien podrá hacer un mejor uso de su tiempo después de renunciar al consejo de asesores presidenciales.

¡Irónicamente, somos más optimistas hoy que antes! Para concluir, aunque estamos de acuerdo con el enfoque adoptado por los accionistas de Exxon, también nos solidarizamos con ellos.

Continuaremos destinando los fondos de nuestros inversionistas a proyectos y empresas que inviertan en el futuro, en lugar de aquellos que intentan desesperadamente de defender flujos de ingresos en riesgo.

Twitter: 
@HerveGuez

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