Gerardo Herrera Huizar

Ofertas amigables

El senador Ted Cruz insiste que ‘México debería aceptar nuestra oferta como amigos’, en referencia a las proposiciones de Donald Trump de ayudar al gobierno mexicano a combatir al crimen organizado.

La visita del senador Ted Cruz por el estado de Texas, la semana pasada, puede interpretarse como la cabeza de playa, la preparación para la visita que realizará a nuestro país el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, dada la similitud de la agenda tratada entre el canciller mexicano y el invitado texano con los temas que, se ha anunciado, serán abordados durante la reunión de Rubio con la presidenta de México.

Es fácil identificar cuál será el tema más relevante durante esta próxima reunión de alto nivel, en virtud del contexto bilateral y regional que se configura actualmente. Por un lado, la presencia de destacados personajes criminales mexicanos haciendo coro en las cortes estadounidenses, revelando secretos sobre sus actividades delictivas durante, al menos, los últimos cuarenta años, con el cobijo de autoridades bajo soborno, según sus propias declaraciones públicas.

Por otro lado, la activación de un cerco naval sobre Venezuela destinado, oficialmente, a neutralizar el tráfico de drogas y a la captura de los líderes del Cártel de los Soles con presuntos nexos con cárteles mexicanos, lo que le da un carácter regional al despliegue y establece vínculos criminales desde el norte hasta Sudamérica. Recordemos que en los últimos meses fueron avistados navíos de los Estados Unidos cercanos a nuestras costas y al menos un dron sobrevolando el centro del país, a petición de nuestro gobierno.

Destaca, en el marco de la reunión del canciller mexicano y el senador Cruz, la declaración de este, en la que insiste que “México debería aceptar nuestra oferta como amigos”, en referencia a las proposiciones del presidente Donald Trump de ayudar al gobierno mexicano a combatir con fuerza a las organizaciones criminales, particularmente a las que han sido clasificadas como terroristas.

La expresión “...como amigos” deja mucho a la especulación: ¿ofrecimiento o advertencia?

La respuesta de la cancillería se ciñe al marco institucional, a la defensa de la soberanía y encuadrada en la colaboración, la coordinación y la no subordinación, que ha sido la posición oficial del gobierno desde la anterior administración y que, al menos oficialmente, seguirá expresándose de manera pública tras los encuentros bilaterales en puerta.

Los posicionamientos de los diversos actores políticos del vecino país, vertidos en declaraciones y entrevistas difundidas mediáticamente, han sido congruentes con la postura abierta de su mandatario y sugieren que no quitarán el dedo del renglón, dadas las herramientas políticas, comerciales y diplomáticas que ha venido empleando el gobierno norteamericano respecto de nuestro país y a las que se ha dado atingente respuesta, desde luego, en el contexto de la colaboración soberana.

Según la experiencia en esta evidente, histórica y asimétrica relación de vecindad, que por naturaleza obligada, difícilmente accederemos como sociedad a los pormenores de los asuntos tratados en los cónclaves de alto nivel ni, desde luego, al detalle de los acuerdos alcanzados, mucho menos a los desencuentros que de manera natural suelen darse entre las exigencias de cada una de las partes; más bien, serán las decisiones que posteriormente se adopten las que darán la pauta para entender el nivel, el tono y la dimensión de lo acordado.

Por lo pronto, el contexto internacional, la circunstancia regional y la temporalidad de los encuentros diplomáticos dan elementos para establecer escenarios de lo que se puede esperar en breve.

COLUMNAS ANTERIORES

El efecto Manzo, el desdén
Un mensaje contundente

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.