Perspectiva Global

Reunión anual de primavera del FMI/BM 2018, mayor optimismo

La probabilidad de que el mundo observe una desaceleración importante o inclusive una recesión a partir de 2020 se han incrementado de manera significativa.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) llevaron a cabo su reunión anual de primavera en la ciudad de Washington, DC, la semana pasada. El FMI y el BM reúnen a su staff con los delegados y representantes de sus países miembros dos veces al año (primavera y otoño).

Asimismo, representantes del sector privado —una delegación de Banorte, entre ellos—, aprovechan la presencia conjunta de secretarios de Estado y de miembros de las juntas de gobierno de bancos centrales para llevar a cabo eventos paralelos y sostener encuentros con ellos. En mi opinión, en esta ocasión los dos mensajes más importantes estuvieron ligados a dos temas: (1) Crecimiento económico sólido y sincronizado en 2018 y 2019, pero con una alta probabilidad de desaceleración o inclusive recesión en 2020; y (2) riesgos importantes que pueden descarrilar la fase de expansión económica actual.

(1) Crecimiento sólido y sincronizado, pero con alta probabilidad de desaceleración. Como he comentado con anterioridad, los organismos internacionales, bancos centrales, algunas dependencias de gobiernos y los participantes de los mercados financieros globales han estado preocupados de que nos encontramos en el noveno año de crecimiento económico sostenido, cuando históricamente la fase de expansión económica global dura en promedio entre tres y cinco años. En este sentido, el FMI no revisó sus pronósticos de crecimiento del PIB global, pero modificó ligeramente la composición entre países y ratificó que es muy probable que crezca 3.9 por ciento en 2018 y 2019, que serían las tasas más altas desde 2010. Adicionalmente, percibí que el FMI se encuentra más confiado en que el crecimiento no sólo no está siendo más sólido, sino que además está ocurriendo en la mayoría de las regiones y países del mundo, salvo algunas excepciones como Venezuela, Libia y Yemen, que se encuentran en una recesión profunda por temas particulares. A pesar de este optimismo, hacia delante se avizoran riesgos importantes que pueden descarrilar la fase de expansión económica actual, así como el comportamiento 'natural' de los ciclos económicos. Sobre este último punto, el staff del FMI considera que la probabilidad de que el mundo observe una desaceleración importante o inclusive una recesión a partir de 2020 se han incrementado de manera significativa.

(2) Principales riesgos. Los riesgos que el FMI identifica como relevantes y que eventualmente podrían descarrilar la fase de expansión económica actual son tres: (a) La restricción de las condiciones financieras; (b) proteccionismo; y (c) riesgos geopolíticos. Sobre el primer riesgo, se refieren a la continuación del retiro de estímulos monetarios extraordinarios que ocurrieron en las economías avanzadas durante y después de la crisis económica-financiera global de 2008-2009. Si bien la reducción de estos estímulos ha podido ser gradual, la instrumentación de la reforma tributaria en Estados Unidos, así como la debilidad del dólar y el reciente incremento de los precios de las principales mercancías (commodities) podrían propiciar que los bancos centrales de las principales economías tengan que acelerar su proceso de normalización de política monetaria, pudiendo así restringir las condiciones financieras a nivel global. Aunado a esto, la creciente ola de políticas de carácter populista, particularmente proteccionistas —principalmente impulsadas por Estados Unidos—, podrían propiciar ineficiencias que podrían ralentizar el crecimiento económico, pero que también podrían generar presiones inflacionarias, incrementando así la probabilidad de una normalización más agresiva de las políticas monetarias. En cuanto a los riesgos geopolíticos, en las reuniones se tocaron tres temas principalmente: i) La apertura de más fuentes de conflicto del gobierno de Estados Unidos ha ido aumentando la probabilidad de cometer un error político que pueda tener consecuencias graves a nivel global; ii) se recomendó a los gobiernos no ser complacientes con la ola de crecimiento actual y que enfoquen sus baterías a fortalecer las fuentes estructurales de crecimiento de largo plazo, porque no hacerlo puede incrementar la popularidad de políticos de corte populista entre la población; y iii) ha aumentado el riesgo de que lleguen al poder líderes que proponen políticas populistas y que éstas provoquen retrocesos en la aprobación e instrumentación de reformas estructurales, así como erosión de las instituciones.

* El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF.

Las opiniones que se expresan en esta columna no necesariamente coinciden con las del Grupo Financiero Banorte, ni del IMEF, por lo que son responsabilidad exclusiva del autor.

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