Perspectiva Global

Otro ‘Halloween’ para los mercados

El miedo ha surgido a partir de la gran divergencia que ha habido entre la visión que se tenía a inicios del año y lo que ha ocurrido en la realidad.

La situación actual de los mercados financieros a nivel global está para asustarse. Tal vez todavía no podamos calificarla como ‘de terror’, pero sí se ha tornado ‘tenebrosa’, por decir lo menos. La volatilidad en el mercado de renta fija estadounidense –que es el epítome del mercado ‘libre de riesgo’–, se ha incrementado tanto que rivaliza con la del mercado de renta variable. El incremento de las tasas de rendimiento de los bonos del Tesoro americano ha sido substancial y a niveles que no habíamos visto en décadas.

Esta disrupción que dio inicio en el verano pasado, ahora se ha trasladado al mercado de crédito (i.e. bonos corporativos), así como al de divisas y recientemente al mercado accionario. El dólar se ha fortalecido de manera considerable frente a la mayoría de las divisas. Si bien, el peso mexicano ha sido de las que más han resistido el embate, el peso se ha depreciado poco más de 5.0 por ciento en las últimas semanas. Los índices bursátiles como el S&P500 en los Estados Unidos llegó a observar una ganancia de cerca de 20 por ciento en algún momento en el año y ahora solo registra menos de la mitad de dichas ganancias. Asimismo, el índice S&P/BMV IPC de México se encuentra prácticamente a los mismos niveles con los que empezó el año.

Se dice que le tenemos miedo a lo desconocido. En esta ocasión creo que el miedo ha surgido a partir de la gran divergencia que ha habido entre la visión que se tenía a inicios del año y lo que ha ocurrido en la realidad. Claramente, el miedo se ha incrementado porque tampoco se visualiza con gran convicción qué nos puede deparar la economía y los mercados financieros en los próximos meses. Si bien siempre hay mucha incertidumbre hacia el futuro, considero que hay veces en que ésta es mucho mayor y que hoy por hoy, hay nubarrones que, en lugar de irse despejando, se han ido formando más.

La visión a inicios de año era que el mundo iba a experimentar dos cosas, como lo he comentado en este espacio anteriormente (“FMI/BM – Reunión de Otoño 2023 – Marrakech”, 10 de octubre). Por un lado, una recesión en los Estados Unidos y por otro lado, la reapertura de China –proveniente de un cierre masivo ante una ola tardía de Covid–, iba a hacer que esta nación fuera el motor de crecimiento del mundo. Como sabemos hoy, ninguna de las dos ocurrió. Al contrario, juzgando por los datos recientes de actividad económica en los Estados Unidos, el crecimiento se ha acelerado y el crecimiento económico en China ha decepcionado, además de ser un crecimiento orientado hacia adentro de su propia economía.

Algo muy importante que emana de los supuestos originales, claramente erróneos, es que el Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) estaría ya recortando las tasas de interés. Claramente hoy sabemos que no solo no ha iniciado un ciclo monetario laxo, sino que aparentemente continúa en un ciclo restrictivo. Es probable que esta semana el Fed deje la tasa de Fondos Federales sin cambio entre 5.25 y 5.50 por ciento, pero considero que es muy factible que el tono del mensaje en el comunicado que acompaña su decisión de política monetaria sea restrictivo (‘hawkish’). Inclusive veo la posibilidad de que en su reunión de diciembre, el Fed tenga que elevar la tasa, tal vez una última vez en este ciclo, a un intervalo de 5.50-5.75 por ciento.

Lo haga o no, parece que la claridad del Fed que ha estado esperando el mercado por meses no va a llegar en noviembre y veo probable que tampoco llegue en diciembre. Para que las alzas de tasas actúen sobre la inflación es necesario que se enfríe la economía de alguna manera y eso no está ocurriendo. Los altos niveles de inflación se han ido desvaneciendo conforme los choques que los ocasionaron se han ido disipando. Sin embargo, no pareciera que esto sea suficiente para regresar la inflación a niveles cercanos a los objetivos de los bancos centrales. Las cosas se pueden dar la vuelta muy rápidamente, como ha ocurrido tantas veces en la historia, con crisis como la del banco de inversión Lehman Brothers en septiembre de 2008. Sin embargo, también pueden irse desarrollando lentamente. Por el momento, parece que el ‘aterrizaje suave’ de la economía estadounidense puede ser el escenario más probable.

La política fiscal continúa siendo expansiva en los Estados Unidos y no parece que vaya a haber un esfuerzo por consolidarla en un año electoral como el 2024 y con tanta polarización. Asimismo, todavía queda un exceso de ahorro en las familias que acumularon durante la pandemia, así como un efecto riqueza por el incremento en los precios de las acciones durante todo el periodo de estímulo fiscal y monetario, aunque en estas últimas semanas hayan perdido algo de valor.

Un tema que puede cambiar las cosas radicalmente es el geopolítico. Las tensiones han escalado y no parece que vaya a haber un descanso pronto. La invasión rusa a Ucrania lleva ya 20 meses y las tensiones entre los gobiernos de China y los Estados Unidos siguen escalando con las prohibiciones que están imponiendo para la fabricación y comercio de productos y servicios de alta tecnología. Claramente la terrible situación en Israel ante los actos terroristas de Hamás, abona a complicar todavía más el escenario geopolítico. El gran riesgo es que se desate un conflicto regional frontal.

Sin embargo, los eventos bélicos, vistos desde una perspectiva fría, alejados de las calamidades de las guerras en cuanto a pérdida de vidas humanas y las terribles condiciones por las que tienen que atravesar tantos inocentes, no tienen consecuencias claras en los mercados financieros. Por ello parece que después de las fuertes reacciones cuando inicia un conflicto, los mercados ignorarán lo que continúa ocurriendo. No obstante lo anterior, un claro escalamiento hacia un conflicto regional sí puede tener consecuencias significativas tanto económicas, como para los mercados. En este caso, el efecto más próximo podría ser en el abastecimiento de petróleo y su impacto en el precio, pero claramente esto se ve solo como ‘la punta de iceberg’. Por ello ha sido de los mercados que más ha reaccionado al respecto.

* El autor es economista en jefe para Latinoamérica del banco Barclays y miembro del Comité de Fechado de Ciclos de la Economía de México.

* Las opiniones que se expresan en esta columna son a título personal.

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