Francisco Javier Acuña

El INAI, entre el Estado, el gobierno y la sociedad organizada

La democracia exige a las instituciones ubicarse ante la mirada de la sociedad y despejar las dudas que la gente tiene sobre su verdadera utilidad. Toda institución debe cuestionarse cómo puede ser útil a cada ciudadano.

La democracia exige a las instituciones ubicarse ante la mirada de la sociedad y despejar las dudas que la gente tiene sobre su verdadera utilidad. Todas las instituciones deberían pasar por el ángulo de ese cuestionamiento. La pregunta debe ser ¿de qué modo la institución puede ser útil a cada ciudadano que la necesite?, y por consecuencia, ¿cómo puede estar en la condición de servirle? El INAI también debe atender esas urgencias.

La nueva era republicana de México obliga al INAI ("el instituto de la transparencia" como se le identifica...) a precisar sus vínculos con las demás instituciones y con las organizaciones de la sociedad civil que defienden causas comunes. Es necesario que se distinga al INAI entre las instituciones del Estado en su conjunto, las dependencias que efectúan las tareas del gobierno y las OSCs que vigilan y asumen causas para defender la democracia participativa y las libertades públicas.

El INAI, cabeza del Sistema Nacional de Transparencia (SNT), como órgano garante nacional del acceso a la información y de la privacidad a partir de los datos personales, debe hacer ejercicios de asimilación para conducirse con acierto frente a la desconfianza de la sociedad en las instituciones, porque, precisamente, "el nicho de oportunidad" para demostrar su utilidad a los creyentes y a los escépticos, está más cerca ahora que vivimos la era de la subrayada "austeridad republicana" siendo esta época un inmejorable momento para contribuir con el racionamiento convertida en la filosofía principal del nuevo tiempo.

¿Por qué? Por una sencilla razón: no puede haber austeridad comprobable sin transparencia que acredite de manera incontrovertible los ahorros en cada rama del árbol burocrático y del gubernamental.

Naturalmente, el INAI al realizar su oficio debe ser sensible y más austero aunque sostenemos que hemos sido guiados por la austeridad desde 2017 a consecuencia de los sismos de septiembre, en 2018 iniciamos la ruta de "hacer más con menos" en 2019 recibió un ajuste del 21% en su presupuesto y para 2020 y 5% adicional.

Un comportamiento institucional como el que sugiero implica un desempeño notoriamente adecuado para defender su misión, y de modo representativo, en favor de la que efectúan los organismos semejantes de los 32 estados, incluida la Ciudad de México. Los organismos de control externo como el INAI realizan vigilancia y corrigen actuaciones u omisiones de las dependencias del gobierno, deben adaptarse a las angosturas presupuestales sin reducir la calidad de sus servicios y eso los coloca en serios aprietos.

Pero el acicate de funcionar a pesar de las condiciones de restricción elevará el sentido social de sus tareas y esa será la mejor vía para el paulatino conocimiento de su labor ante la población. Y, después de un conocimiento generalizado de sus servicios y de haber tenido en ellos un comportamiento adecuado podrá el INAI y las autoridades locales semejantes conseguir su amplia aceptación para después conquistar su plena justificación.

Por lo pronto urge que no haya confusiones sobre su naturaleza orgánica de institución del Estado que no forma parte del gobierno y que tampoco es una de aquellas imprescindibles organizaciones de la sociedad civil.

- Comisionado presidente del INAI.

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