Fernando Schutte

En Tlatlaya sí hay culpables

 

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Por fin la justicia mexicana puso en libertad a los militares de caso Tlatlaya. Todo empezó en junio del 2014, cuando más de una veintena de delincuentes atacaron a nuestro ejército con armas de alto calibre, de esas reservadas para las fuerzas armadas: 16 fusiles AK 47 calibre 7.62 x 39mm, 6 fusiles calibre .223; además de escopetas y armas cortas, granadas y más de 4,000 cartuchos útiles y vehículos con reporte de robo. La agresión llevada a cabo por la delincuencia organizada tuvo su mayor perversidad cuando se culpó a los militares de haber actuado fuera de la ley e intentar inculparlos, aun cuando éstos rescataron a varias mujeres, supuestamente, víctimas de secuestro. Lo peor, es que después se dijo que los miembros del ejército habían ejecutado a los agresores, quienes por cierto después de la prueba de rodizonato de sodio practicada a los 22 cadáveres, se demostró que habían disparado sus armas. Posteriormente, las mujeres que dijeron haber sido secuestradas, actuaron como testigos en contra de los elementos militares; unas decían que los soldados iban con pasamontañas, cuando otras y en ocasiones las mismas, dijeron haber reconocido sus rostros; también hubieron mentiras y contradicciones en sus declaraciones en cuanto a los horarios y al evento mismo y todo ello con la ayuda de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos A. C. y del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez A. C. Estas organizaciones privadas han venido tratando de denostar al Ejército Mexicano y son muchas las organizaciones como estas que defienden a delincuentes y evidentemente esto no es gratuito. Las organizaciones delincuenciales invierten muchos recursos económicos en organizaciones que en un momento dado puedan defenderlos, de la misma manera en que cooptan a algunos policías o políticos para actuar al amparo de todo aquello que les permita seguir delinquiendo. En el artículo 247 bis del Código Penal Federal dice quien declare con falsedad ante autoridad judicial se le impondrán de cinco a doce años de prisión y de trecientos a quinientos días de multa, yo pregunto qué pasará con esta gente que mintió dañando así a los militares y a la institución más confiable y querida por los mexicanos. ¡En Tlatlaya los culpables que quedan vivos, así como quienes defendieron la mentira, deben estar en la cárcel!

Nuestras fuerzas armadas están desempeñando labores policíacas que no les corresponden y esto debido a que las policías todavía no son ni eficaces ni confiables, son muchas las ocasiones en que el Secretario de Defensa Nacional Salvador Cienfuegos Zepeda lo ha mencionado; asimismo ha dicho que los miembros del ejército estarán en las calles mientras México así lo requiera, aunque la verdad es que los costos están siendo sumamente altos para nuestras instituciones.

Lo que yo puedo decir de nuestro ejército es que son hombres y mujeres con altas cualidades, se caracterizan por valores como la lealtad, el honor y el valor en batalla; ellos fueron entrenados para la guerra, no para cuidar calles o rancherías; son gente altamente adiestrada, cada vez que hay un evento en que la población requiere de su ayuda ahí están para curar, dar de comer y beber y tal parece que algunos olvidan la importancia de ello y más aún, la importancia de velar todos juntos por la institución que tiene, como mencioné, antes el cariño y la credibilidad más alta.

Ya es tiempo de defender a quienes nos defienden, ya es tiempo de señalar abiertamente a quienes pretenden seguir dañando a nuestra patria.

Twitter:@Fschutte

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