Debate Puntual

Migrantes: el mejor aliado político de Donald Trump

El presidente de Estados Unidos está aprovechando la caravana migrante para mostrarse fuerte ante las elecciones intemedias en su país.

La caravana migrante -que en estos momentos atraviesa México rumbo a los Estados Unidos- ha aparecido en un momento significativo para Donald Trump, considerando que el próximo 6 de noviembre se llevarán a cabo en ese país las elecciones de medio término, en las que el actual presidente deberá demostrar su fortaleza política y mantener la mayoría legislativa con la que cuenta. Dentro del marco de esta temporada electoral, intenta reavivar los ánimos de sus bases con la misma estrategia y el mismo discurso utilizados en 2016: la xenofobia.

Trump espera que, una vez más, la encendida retórica contra los migrantes le ayude a reconectar con el electorado, en favor del partido que lo llevó a la Oficina Oval y, sobre todo, como parte del trabajo hacia las elecciones del 2020 donde espera su reelección. De ahí el llamado a la participación de las fuerzas de seguridad mexicanas para frenar la caravana en la frontera sur de nuestro país, y los posteriores comentarios ácidos contra el ejército mexicano y Policía Federal por haber sido "incapaces de detener" su paso.

La diferencia es mínima entre el discurso anti-caravana del 2018 y el discurso anti-muro del 2016, y radica en los propósitos de uno y otro: el de 2016 le ayudó a Trump a ganar las elecciones presidenciales, y el de hoy lo necesita para evitar una victoria del Partido Demócrata que podría quitarle control en el poder legislativo.

En la política estadounidense, es muy común que las elecciones intermedias sirvan como referéndum al presidente en turno, y por lo general suele ser una batalla en la que perderán varios de los asientos ganados en el Congreso dos años antes. De las 38 elecciones intermedias ocurridas desde la Guerra Civil en Estados Unidos, en 35 de ellas, el partido gobernante perdió posiciones frente a sus rivales.

Trump tiene a su favor un ligero repunte en su aprobación, que alcanza el 47%, y basará en ello cualquier triunfo de los republicanos: públicamente, afirma que será por él por quién votarán los electores estadounidenses, no por los congresistas. Si pierde, ¿sobre quién caerá la responsabilidad de la derrota? Y es que medios y analistas ven muy posible una victoria de los demócratas, particularmente en la Cámara Baja, en la que podrían ver un aumento significativo en la representación de su partido.

Por ahora, entre la politiquería y las decisiones de política exterior, el presidente de Estados Unidos ha declarado que recortará la ayuda económica que su país entrega a los países centroamericanos, esto, como represalia por permitir el paso de la caravana, aunque las agencias federales de ese país dijeron no haber recibido ninguna instrucción para frenar dichos apoyos. Trump tampoco ha dudado en culpar a los demócratas de las leyes migratorias que, según él, permiten este avance. Todo esto consolida la idea de que sus declaraciones tienen un sentido estrictamente electorero.

Mientras el mundo debate sobre si el intento de frenar la migración masiva es un atentado contra los derechos humanos, Donald Trump y sus asesores hacen uso político del tema, con la esperanza de que el endurecimiento del discurso anti-migrante sea tan fuerte como para garantizar el triunfo republicano y aumentar la posibilidad de la reelección en 2020. A la caravana todavía le quedan kilómetros por recorrer, nuevos grupos de migrantes intentan abrirse paso desde el sur de México, y los partidos estadounidenses continúan recolectando capital político, mientras el mundo no sabe aún cuál será el desenlace de esta historia.

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