Leer es poder

Sobre advertencia

Los recursos ilegales empleados para hacerse de la Presidencia los volverá a emplear López Obrador en 2024 a favor de la candidata oficial, para consolidar su poder personal.

En 2018 Andrés Manuel López Obrador arrasó en las elecciones presidenciales. El pueblo demandaba una profunda transformación, se dijo entonces. El pueblo estaba harto de la corrupción y la desigualdad, parecía ser el mensaje expresado en las urnas. Desde la superioridad de ser el candidato más votado en la historia de México, López Obrador abandonó pronto el discurso conciliador y comenzó a ejercer el poder meses antes de asumir la Presidencia. Los que criticamos sus acciones (por ejemplo, la cancelación del aeropuerto de Texcoco) recibimos una andanada de descalificaciones y denuestos: el pueblo había hablado en voz de López Obrador, debíamos agachar la cabeza y obedecer.

Con el tiempo nos fuimos enterando que ese triunfo histórico era solo una apariencia. Que el vehículo en el que llegó López Obrador a la Presidencia tenía múltiples abolladuras. Para decirlo claro: López Obrador llegó al poder con trampas, la suya fue una victoria fraudulenta. Señalo cuatro hechos: 1. El uso ilegal de las instituciones del Estado (la PGR) en contra del principal adversario político de López Obrador (Ricardo Anaya), promovida por Peña Nieto, a cambio de impunidad; 2. El apoyo electoral de los gobernadores del PRI (¿a cambio de qué?); 3. La recaudación ilegal de dinero sucio para su campaña (para lo cual López Obrador utilizó a sus hermanos y a sus hijos); 4. El apoyo electoral y económico del crimen organizado (específicamente, del Cártel de Sinaloa).

Estos recursos ilegales empleados para hacerse de la Presidencia los volverá a emplear López Obrador en 2024 a favor de la candidata oficial, para consolidar su poder personal. Empleará toda la fuerza del Estado (gobernadores, funcionarios de su gobierno, manejo partidista del presupuesto, Fuerzas Armadas) pero también recurrirá al apoyo de los grupos criminales, que en estos cinco años se han visto favorecidos con su política de tolerancia.

Si la estrategia de la oposición se centra únicamente en obtener los votos de la clase media, sin diseñar estrategias frente a las marrullerías que van a emplear en su contra, la elección está perdida.

López Obrador llegó al poder gracias al apoyo de la Presidencia corrupta de Enrique Peña Nieto (impune hasta la fecha), de la recaudación ilegal de recursos y del crimen organizado. Accedió a la Presidencia por medio de ilegalidades. Su elección fue producto del fraude. Nunca sabremos cuántos de los millones de votos que obtuvo fueron indebidos e ilegales.

Un triunfo tramposo. Una Presidencia espuria. Sobre ese pudridero elevó López Obrador el podio de su superioridad moral. Pese a haber llegado al poder apoyado en estructuras ilegales, basó su descalificación de la oposición, intelectuales y medios en acusaciones de corrupción. No ha abandonado en estos años ese discurso. Él no roba, él no miente. Con absoluto cinismo, el que llegó a la Presidencia de mano del crimen organizado, afirma sin vergüenza que él representa el cambio verdadero, el sentido de la historia, afirma sin pudor que él es el último eslabón de una cadena histórica que incluye a Hidalgo, a Juárez y a Madero.

La persecución de Ricardo Anaya, con testigos falsos, para allanarle el camino a López Obrador está suficientemente documentada. Ese apoyo ha sido debidamente correspondido con el velo de impunidad con el que el gobierno de López Obrador ha cubierto a Enrique Peña Nieto. La entrega de dinero en sobres amarillos, recaudados por el hermano del presidente y destinados a las campañas de López Obrador, nunca se investigó suficientemente. Todos pudimos ver los videos de las entregas, pero no más allá de eso. La autonomía de la FGR es una farsa.

Menos atención ha merecido el apoyo del narcotráfico a las campañas de López Obrador. El general de división en retiro Sergio Aponte Polito publicó en El Universal (26.Jun.20) un artículo en el que relata que liberaron al hijo del Chapo Guzmán en Culiacán, luego de que, a través de los medios de comunicación locales, amenazaron con revelar el nombre de los hijos de un político que recibieron millones para su campaña. Esta historia ha vuelto a aparecer con los testimonios de Dámaso López Serrano (el Mini Lic.), quien afirma que los hijos del Chapo operaron a favor de un candidato para sus campañas del 2012 y 2018. Un candidato que no era el oficial. Un candidato que se convirtió en presidente y como tal gestionó primero la liberación de Ovidio Guzmán y luego su extradición pactada.

A mediados de 2021 se llevaron a cabo elecciones en varios estados. En por lo menos cinco de esos procesos, el día de las elecciones, el crimen organizado secuestró a dirigentes y candidatos de la oposición. Durante este sexenio el crimen organizado ha participado en las elecciones y es muy probable que lo vuelva a hacer en 2024.

Es poco lo que puede hacer la sociedad frente a este desafío. A los partidos les queda la denuncia en instancias y medios internacionales. A la sociedad la vigilancia y la denuncia en redes. Sobre advertencia no hay engaño.

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