Economía empresarial

La prueba de la inflación para el Banco de México

La inflación en México cerró el 2020 en un nivel de 3.15%, muy cerca de la tasa objetivo de Banco de México del 3% y dentro del rango de un 1% hacia arriba o hacia abajo que se ha establecido para dicho objetivo.

La inflación en México cerró el 2020 en un nivel de 3.15 por ciento, muy cerca de la tasa objetivo de Banco de México del 3 por ciento y dentro del rango de un 1 por ciento hacia arriba o hacia abajo que se ha establecido para dicho objetivo. Bien por el año que recién termina, pero el siguiente año la inflación podría revertirse. Banco de México, la institución encargada del control de la inflación, estrenará este año una Junta de Gobierno donde la mayoría de sus integrantes fueron propuestos por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Las acciones que tome dicho organismo durante el año nos podrán dar una idea de lo que esto significa para la estabilidad de precios a futuro en nuestro país.

Un primer punto a considerar es que, como se puede leer en su página web, "el objetivo prioritario del banco central es mantener una inflación baja y estable". Esto se establece en el artículo segundo de la propia ley del Banco de México. Este mandato es claro, pero frecuentemente se tiene un dilema porque, en el corto plazo, el control de la inflación puede tener un efecto negativo en el crecimiento económico (aunque, a largo plazo, una inflación controlada promueve un mayor crecimiento).

Durante 2020 la política monetaria de Banco de México favoreció el crecimiento económico bajo el supuesto de una inflación bajo control. El cierre de la inflación anual de 3.15 por ciento parece afirmar el control de la inflación, pero esto no está asegurado para el año que recién empieza. Esto será más claro si hacemos un análisis de cómo se llegó a esa cifra de inflación anual.

Primero, hay que considerar que la llamada inflación subyacente cerró el año en un nivel de 3.8 por ciento. Esta medida de inflación excluye los precios de los bienes y servicios más volátiles y que están menos relacionados con los elementos que determinan la inflación en el largo plazo. Esto quiere decir que algunos elementos coyunturales (la inflación no subyacente) fueron importantes para llevar hacia abajo a la inflación general en 2020.

Un mayor detalle en este sentido muestra que la inflación anual de los energéticos presentó un nivel negativo de 2.53 por ciento al cierre de 2020, lo ayudó a disminuir la inflación general. El efecto de los energéticos fue importante a lo largo de 2020 y con alta probabilidad tendrá un signo contrario durante 2021. En abril de 2020, los precios de los energéticos cayeron un poco más de 15 por ciento a tasa anual, como consecuencia de la menor demanda derivada de la pandemia, lo que ayudó a que la inflación en ese momento pasara de 3.25 a 2.15 por ciento anual. En abril de 2021, este efecto se perderá y la inflación podría volver a niveles por arriba del 4 por ciento, fuera del rango aceptable para el banco central.

Otro elemento importante a considerar es que el subíndice de mercancías cerró con una inflación elevada igual a 5.52 por ciento. Este efecto se vio moderado, de cierta forma, por una inflación relativamente baja del subíndice de servicios (1.95 por ciento). Muchos servicios se han visto particularmente afectados por una baja demanda debido a la pandemia porque se relacionan con un contacto personal con los consumidores. Este efecto también puede revertirse en 2021 y generar presiones inflacionarias.

Por último, ya mencionábamos a principios de año, en este espacio, que la oferta de algunos sectores, principalmente de servicios, puede tener una recuperación más lenta que su demanda. Esto por el cierre de varias empresas y la pérdida de activos de otras debido a la pandemia. En este caso, por un tiempo la demanda puede crecer más rápido que la oferta, presionando al alza la inflación.

Por todo esto, el panorama para la inflación puede complicarse en 2021. El buen resultado del año pasado tiene algo de circunstancial y hay razones para temer un aumento inflacionario en el año que recién empieza. La Junta de Gobierno de Banco de México podría enfrentarse a la necesidad de combatir la inflación en un entorno de recuperación incipiente y lenta de la economía. La respuesta a este desafío mostrará qué tan fuerte es su compromiso con su misión principal de una inflación baja y estable y nos proporcionará información muy valiosa acerca de qué esperar del banco central con la nueva configuración de su Junta de Gobierno en los próximos años.

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