Perspectiva Bursamétrica

El G7 acuerda un impuesto mínimo global de 15%

Biden esta pensando también en incentivar a las empresas americanas a repatriar sus utilidades del exterior con una tasa definitiva de impuestos de 15 por ciento.

El presidente Biden prometió en campaña incrementarle los impuestos a los ricos y a las grandes empresas, que “no pagan impuestos”. En su propuesta de reforma tributaria plantea incrementar la tasa de impuestos a las empresas del 21 por ciento actual a 28 por ciento. Pero también ha advertido que algunas de las empresas americanas más grandes no tributan en la Unión Americana, ya que están domiciliadas en paraísos fiscales o en países con una tasa de impuestos muy reducida.

Biden esta pensando también en incentivar a las empresas americanas a repatriar sus utilidades del exterior con una tasa definitiva de impuestos de 15 por ciento. Se estima que hay más de 2.5 billones de dólares (trillions) fuera de EU.

Como ejemplo de lo anterior, la filial irlandesa de Microsoft, que concentra 90 por ciento de los ingresos globales del conglomerado tecnológico, tuvo una utilidad de 315 mil millones de dólares el año pasado, y no pagó nada de impuestos, al estar registrada en Bermudas.

Así que la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, propuso hace unas semanas, a sus pares del G7, una tasa de impuestos mínima global para las grandes empresas de 21 por ciento. Debates previos de la OCDE sobre el impuesto mínimo se centraron en 12.5 por ciento. En la reunión de Londres del viernes y sábado pasados, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Japón y Canadá aprobaron una tasa mínima más baja del 15 por ciento, y un nuevo sistema en que las utilidades de las grandes corporaciones digitales se grave en el país en donde se origina la utilidad y no en el país en donde registra su matriz para efectos de impuestos.

Irlanda y Hungría se oponen a esta iniciativa. Irlanda tiene una tasa de Impuesto sobre la Renta de 12.5 por ciento, misma que ha sido el pilar del milagro económico de ese país, junto con una aplicación estricta al Estado de derecho y un elevado nivel educativo entre su población. Hungría tiene una tasa más competitiva que la de Irlanda de 9 por ciento. El anuncio oficial se realizará en julio en Venecia en la reunión de ministros de Finanzas del G20. Antes se tiene que cabildear en el seno de la OCDE.

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En México se llevaron a cabo las elecciones intermedias, con lo que se renovará la Cámara de Diputados en una nueva legislatura, con una nueva composición de fuerzas. Una de las prioridades del grupo parlamentario será la aprobación de una urgente reforma impositiva. Seguimos siendo un país con una economía informal que representa 65 por ciento de la fuerza laboral, y más de 35 por ciento del PIB. La recaudación total en proporción al PIB sigue siendo sumamente baja (16 por ciento/PIB siendo el promedio de Latinoamérica del 22 por ciento). Las reformas fiscales anteriores han sido totalmente recaudatorias, sin ningún incentivo fiscal y con graves distorsiones para la actividad económica formal, recargándose siempre en los mismos contribuyentes cautivos de la clase media.

Uno de los principales problemas es que la eficiencia del gasto es muy baja. Los contribuyentes no perciben que de regreso el gobierno les dé los beneficios mínimos esperados en términos de seguridad, impartición de justicia, sistema de salud, calidad educativa, mantenimiento de la infraestructura urbana, energía limpia y económica. Otro de los grandes problemas es la percepción de una elevada corrupción, que no se ha logrado disminuir en nada, en este gobierno. Así que para qué pagar impuestos si los políticos se los roban. Otros países, sobre todo los europeos, pueden mantener sistemas fiscales con tasas muy elevadas (de 50 o 55 por ciento) por una calidad de servicios que la gente reconoce, y una revelación de cuentas impecable.

Después de estas elecciones, tenemos una excelente oportunidad de revisar lo que estamos haciendo como sociedad, como clase política y como gobierno. La tesis principal de este gobierno es que manteniendo finanzas públicas sanas se puede mantener la estabilidad económica. Se ha incrementado brutalmente el gasto social y se ha reducido el gasto de una manera draconiana. Se ha llegado más allá del límite para que el gobierno y las cosas funcionen. Preguntémonos qué pasa en la industria aeronáutica, o en los hospitales públicos, o en las diversas agencias del gobierno que se han quedado sin presupuesto y sin personal. Este modelo económico es suicida. Si no hay crecimiento, no hay recaudación, y la presión del gasto social clientelar va a llevar a romper la disciplina fiscal y al sobreendeudamiento y a la inestabilidad, a la crisis irremediable.

Veamos qué ha pasado en Irlanda con sus ingresos y con su economía. Una tasa baja de impuestos la ha convertido en el Hades de las inversiones en Europa y en el mundo. La economía crece, la recaudación más, y el gobierno tiene finanzas sanas, esto genera estabilidad sustentable de largo plazo y desarrollo, mejora el nivel de vida de la población.

En México hoy tenemos un esquema fiscal nada competitivo y recaudatorio recargado en los mismos cautivos de siempre. Hoy la tasa de ISR esta en 30 por ciento, pero las empresas tienen que repartir 10 por ciento en utilidades a los trabajadores, y si se paga un dividendo, se cobra 10 por ciento adicional. Además, las empresas no tienen deducibilidad sobre sus inversiones, ni sobre las prestaciones sociales que pagan a sus trabajadores. En resumen, un sistema poco amigable para la inversión y el empleo. Un sistema fiscal adverso al desarrollo.

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